A treinta años de los pogromos contra los armenios

Ahora hay una estatua de una paloma en Sumgait

07 de marzo de 2018

nota-evreportHubo un momento en el que decidí no usar la palabra “Genocidio” porque, si antes solo se centraba en la idea de llevar a los perpetradores a la justicia, llegó un momento en el que el hecho de que tu pueblo haya sido sometido a uno, se volvía en cierto punto humillante y doloroso.

A partir del 20 de febrero de 1988 exigimos que se respete la decisión de la población del Óblast Autónomo de Nagorno-Karabagh de unirse a Armenia. Lo que sucedió seis días más tarde, en la ciudad industrial de Sumgait en Azerbaidján, fue esa palabra que había decidido nunca pronunciar: genocidio. En un país soviético, donde el internacionalismo era un concepto amado y apreciado, tuvo lugar un genocidio patrocinado por el estado.

Según los testimonios de aquellos armenios que sobrevivieron a la masacre, los verificadores de viviendas visitaron todas las casas armenias días antes de los incidentes, haciendo un pormenorizado registro de sus residentes, lo que confirma que los pogromos fueron efectivamente patrocinados por el estado. Las líneas telefónicas de todos los hogares armenios fueron desconectadas. El 26 de febrero, durante un mitin en la plaza de Sumgait, las autoridades de la ciudad hicieron llamadas para matar a los armenios, cerrando las carreteras de esta ciudad hacia Bakú.

A pesar de ti mismo entonces, comienzas a utilizar la degradante palabra “Genocidio”, pero ahora yendo más allá de maldecir al asesino, comienzas también a culparte a ti mismo, por débil y desprotegido. Pensando que ocurrió porque en algún punto hiciste algo mal.

Por un lado, piensas que no pudiste tener tu propio estado, convirtiéndote en oprimido en tu propio territorio histórico, por el otro que no comprendiste que lo mejor que podías hacer era permanecer en tu propia tierra y no evaluar correctamente las tendencias de la “nación fraterna”.

Ahora estoy leyendo una vez más "Sumgait... Genocidio... ¿Perestroika?", un libro de Hr. Ulubabyan, S. Zolyan, A. Arshakyan, -el que pensé que me sabía de memoria-, que relata en detalle la cifra de víctimas, que ofrece sumarios de pruebas de Moscú, biografías y material documental de los discursos que incitaban a las multitudes a matar armenios. Fue con esta obra que descubrí que hay una línea en la biografía de cada víctima armenia a la que no le había prestado atención.

Los armenios que fueron víctimas de la brutalidad salvaje e inhumana nacieron en el Óblast Autónomo de Nagorno Karabagh. El mismo que en aquellos días exigía el derecho a la autodeterminación y que declararía su independencia en el futuro. El mismo que aunque actualmente es una república no reconocida, existe, tiene un ejército de defensa, el armenio como idioma oficial, su propia estación de televisión y mucho más. El óblast que tenía una sola demanda y deseo, que por más simple, humanística y pacífica que fuera, Azerbaidján le negó rotundamente.

paloma-paz_SumgaitPensé que sabía todo de memoria sobre este libro de los pogromos de Sumgait, pero se me había pasado una cuestión, el lugar de nacimiento de las víctimas: Todas eran de pueblos de Nagorno Karabagh como la aldea de Mokhrenes y Dzamdzor de la región de Hadrut, la aldea de Kyatuk del región de Askerán, el pueblo de Chardakhlu de las llanuras de Karabakh; con excepción de este último, ubicado cerca del extremo noreste de Armenia, que tenía por 1975 una población totalmente armenia de 4.000 personas hasta el Movimiento Karabagh y se jactaba de tener una docena de generales, siete héroes de la Unión Soviética y dos mariscales de la Unión Soviética.

Todas los armenios de estos maravillosos pueblos dejaron sus hogares, la naturaleza impresionante y su geografía inexpugnable para ir a una ciudad industrial como Sumgait y convertirse así en trabajadores de fábricas, vivir en edificios hechos de bloques de concreto, hablar ruso y probablemente ganar un poco más de dinero.

Los aldeanos armenios soviéticos, alimentados y engañados con las canciones y consignas de la Internacional, eligieron voluntariamente sus espantosas tumbas. Es en este punto cuando al buscar la culpa propia, piensas: existe la migración laboral en todo el mundo, existe la urbanización, pero no matan a los recién llegados con hachas. Ningún pueblo sensato resuelve problemas interétnicos con un genocidio.

El escritor azerí Akram Aylisli escribió en su novela “Sueños de Piedra” -que fue prohibida en Azerbaidján- : “En Aylis* -pueblo histórico armenio de Najicheván-, quienes confiscaron hogares armenios, tienen una enfermedad mental ¿Alguna vez han visto la calma de esas casas?”. Más tarde en el texto de su obra, el autor continúa describiendo todas los padecimientos de las familias que viven en las casas que los armenios tuvieron que abandonar.

No me gusta la palabra “Genocidio” y he decidido no usarla, pero cada 28 de febrero siento la necesidad de mirar de reojo quien vive en el Distrito 45, en el 41 o en el 12, en esa monstruosa ciudad de Sumgait. Imagino que en algunos rincones de esos lugares todavía resuenan los gritos de Irina de 20 años huyendo por su vida de un hacha bélica, con los restos de sus hermanos quemados en la hoguera aún en el patio.

¿Hay aún más personas con enfermedades mentales en esta ciudad actualmente? Si siguiéramos la línea del escritor, entonces este número debe haber aumentado en Azerbaidján en los últimos treinta años, ya que cientos de azeríes se despiertan y se dan las buenas noches en hogares que pertenecieron a armenios en Sumgait o Bakú.

Por Internet aprendí que los techos de Sumgait se han renovado y son rojos. Que existen parques juntos al mar y un gran jardín botánico nuevo. Que ahora hay una estatua de una paloma blanca. Sin embargo, en febrero de 1988 en la intersección de dos calles cuyos nombres significan “paz” y “amistad”, donde la gente lleva actualmente vidas ordinarias, los armenios fueron atacados hasta la muerte.

En el libro sobre los pogromos de Sumgait, al final de la lista de víctimas se lee “Recién nacido, nombre desconocido”. Este año, ese niño habría cumplido treinta.

Lusine Hovhannesyan

evnreport.com

 

** Aylis, Akulis en armenio es una aldea armenia histórica en la región de Najicheván. 

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