Azerbaidján: La Fórmula 1 llega a Bakú, pero los derechos humanos siguen postergados

Azerbaidján: La Fórmula 1 llega a Bakú, pero los derechos humanos siguen postergados

21 de junio de 2016

f1 BakuLa comunidad internacional no debe dejarse engañar por los esfuerzos superficiales por suavizar el historial de derechos humanos de Azerbaidján, que sigue siendo nefasto. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un informe publicado en vísperas de la inauguración el domingo 19 de junio del Grand Prix de Europa de Fórmula 1 en Bakú.

“La llegada a Bakú de la competición automovilística más importante del mundo no debe apartar la atención de los ataques del gobierno contra la sociedad civil”, expresó Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.  “Tras el brillo del espectáculo se oculta una realidad cotidiana en la que las autoridades han cerrado ONG y han detenido y acosado a sus dirigentes", agregó el activista.

Desde principios de 2016, ante la caída de los ingresos por petróleo y la creciente presión internacional, las autoridades azeríes han puesto en libertad a varias decenas de presos. Entre los liberados hay 12 presos y presas de conciencia, incluida la galardonada periodista de investigación Khadija Ismayilova.

Estos indultos, aunque muy bien recibidos en el ámbito internacional, no han abordado ninguno de los motivos de preocupación en materia de derechos humanos que persisten desde hace mucho en Azerbaidján, y tampoco han puesto fin a las detenciones, por cargos falsos, de personas críticas con el gobierno.

“La reciente liberación de dirigentes de ONG y activistas no debe llevar a nadie a engañarse y pensar que en Bakú los vientos están cambiando. Las personas que han sido puestas en libertad no son ahora más libres de hablar que cuando estaban encarceladas. Sus celdas vacías las han ocupado nuevas víctimas”, alertó Denis Krivosheev.

El largo camino por delante

Amnistía Internacional ha documentado la existencia de 14 presos de conciencia en Azerbaidján, y es muy probable que haya más. La nueva investigación revela una oleada de nuevas detenciones, por cargos falsos, de personas críticas con el gobierno y de familiares de quienes, desde el extranjero, siguen denunciando la situación.

En fecha tan reciente como el 10 de mayo, los activistas juveniles Bayram Mammadov y Giyas Ibrahimov fueron detenidos por cargos falsos relacionados con las drogas al día siguiente de publicar una foto en la que se veía una estatua del ex presidente Heydar Aliev sobre la que habían pintado un mensaje de protesta política. Ambos dijeron a su abogado que la policía les habían puesto encima las drogas. De ser declarados culpables, podrían ser condenados a penas de hasta doce años de prisión.

 

Algunos de los presos liberados recientemente, entre los que se encuentran líderes civiles y miembros del personal de ONG, corren un elevado riesgo de ser detenidos de nuevo. Además, les han impedido reanudar su trabajo.

Intigam Aliyev dirigía una ONG de defensa de las víctimas de persecución, a las que representaba ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos hasta que fue detenido en agosto de 2014. Finalmente fue condenado a siete años y medio de prisión por cargos falsos de evasión fiscal, actividad empresarial ilícita y abuso de poder. Fue puesto en libertad el 28 de marzo de 2016, pero no ha sido absuelto de los cargos, lo que significa que no puede ejercer la abogacía ni puede viajar al extranjero sin un permiso especial. Sus cuentas bancarias se han congelado, y su ONG permanece cerrada.

“Azerbaidján se ha presentado asiduamente como candidato a eventos internacionales como pantalla de humo para ocultar su represión, alimentada por el petróleo. ¿Y qué puede encajar mejor en esos planes que la Fórmula 1? No se debe permitir que el rugido y el humo de la competición ahoguen los gritos sofocados de los atormentados defensores y defensoras de los derechos humanos”, concluye Denis Krivosheev.

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