Opinión

El 101° aniversario nos exige mayor compromiso

03 de febrero de 2016

genocidio-serge-sarkissian-aEl Centenario de Genocidio Armenia pronto será un emocionante recuerdo.  Es que la conmemoración del crimen de lesa humanidad sufrido por nuestro pueblo en manos del Imperio Otomano Turco alcanzó niveles de trascendencia internacional difíciles de equiparar.

Desde la histórica proclama que formulara el presidente Serge Sarkissian en Dzidzernagapert el 4 de febrero de 2015 (foto) estableciendo la posición de la nación armenia con respecto al Centenario, formulando además duros reclamos reivindicatorios contra el ejecutor del genocidio, pasando por la inconmensurable declaración efectuada por el Papa Francisco en la memorable misa del 12 de abril en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, más el reconocimiento de nuevas naciones y la reafirmación de otras poniendo en graves aprietos al gobierno de Erdogan, el recorrido de la conmemoración atravesó momentos que se inscribieron en la historia moderna de Armenia.

También las comunidades de todo el mundo experimentaron grandes movilizaciones que devolvieron a su seno decenas de miles de compatriotas que por diversas razones  se habían alejado de ellas o participaban esporádicamente de sus actividades habituales. Ese ejemplo pudimos vivirlo en nuestra propia colectividad que hacía décadas no reunía ese número de participantes en algún evento social o cultural.

Pronto comenzarán los preparativos para el 101° aniversario. Seguramente aquellas organizaciones con más experiencia en la reivindicación de los derechos del pueblo armenio estarán ya delineando sus programas de actividades. Será menester considerar estrategias que puedan conservar el caudal de participación alcanzado en 2015. No será sencillo, pues en ocasiones luego de alcanzarse algún objetivo, el activismo tiende a disminuir pues se considera erróneamente que ya ha sido lograda la meta. Ocurrió con la recuperación de la Independencia de Armenia en 1991 y existe la posibilidad que esa desmovilización vuelva a repetirse ahora.

Los reconocimientos estatales, del Vaticano, o de diferentes organismos internacionales no son vinculantes. Turquía lo demuestra con su permanente actitud negacionista que pone de manifiesto su incomparencia con la justicia que merecemos los armenios. Hoy, ya no es materia de discusión la existencia del Genocidio Armenio, el mundo entero conoce ya lo que aconteció a partir del 24 de Abril de 2015. En mayor o menor medida, todos los países del mundo saben de la responsabilidad de Turquía como heredera del Imperio Otomano y el negacionismo del que hace permanente gala cada gobierno o funcionario turco no es más que una herramienta de autoprotección sobre las consecuencias que tarde o temprano tendrán que afrontar en la nueva etapa de la lucha por la Causa Armenia.

Las reparaciones del crimen cometido contra un millón y medio de armenios sean estas morales o materiales son el mayor temor que se arraigó en el gobierno de Turquía. Esta nueva etapa ya se desarrolla a partir del profundo trabajo que muchos expertos armenios y no armenios llevan haciendo hace tiempo estudiando los modos legales a emplear para doblegar la intransigencia de un gobierno que ya tiene un frente interno que le reclama justicia para los armenios.

Es por ello que no debemos permitirnos conmemorar este nuevo aniversario relajados o convencidos que lo más significativo ya pasó. Ir por ese camino nos privará de muchos de los éxitos alcanzados, pues éstos se podrán considerar como efímeros y no creemos que esa realidad haga justicia a la memoria de nuestros mártires.

 

Jorge Rubén Kazandjian

 

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