Catolicós de Todos los Armenios

Karekín II pidió una mayor acción del gobierno contra el desempleo y la pobreza

11 de enero de 2018

Karekin II enciclicaEreván (RFE/RL).- Karekín II, Patriarca supremo y Catolicós de Todos los Armenios pidió por más acción del gobierno contra la pobreza y la injusticia en Armenia, mientras celebraba la misa de Navidad en la catedral de Echmiadzin el sábado 6 de enero.

“Junto a los logros obtenidos a través de la voluntad y la dedicación inquebrantable de nuestro pueblo, el país todavía enfrenta el desempleo y la pobreza”, expresó el líder de la Iglesia Apostólica Armenia durante la ceremonia a la que asistieron importantes funcionarios del gobierno.

Además, en un aparente pedido al gobierno nacional, al que rara vez critica en público, agregó: “Hay una necesidad de continuar los esfuerzos para fortalecer la esperanza para el futuro y la fe en la justicia, superando de esta forma los desafíos sociales, económicos y de otros tipos que enfrenta nuestra vida nacional…”

“En esta época de mejoras económicas sin precedentes, millones de personas aún sufren de hambre y pobreza. En este tiempo de defensa de los derechos humanos, se están violando los derechos de las personas y las naciones. En nuestros días de diálogo, muchos se vuelven víctimas de la intolerancia, el odio religioso y el terrorismo. En esta era de la batalla por la paz, centenares de personas pagan el precio más alto con su vida debido a la utilización de armas y la carrera en curso por los pertrechos militares”, continuó el Catolicós Karekín II.

Su Santidad también lamentó las dificultades persistentes, así como las guerras y otros conflictos en el mundo: “Estas tribulaciones, que perturban el ritmo normal de vida en el mundo también afectan la vida de nuestro país y nuestro pueblo en todo el mundo. Mientras vivimos bajo el bloqueo y en la realidad de una paz inestable en nuestra patria, nuestros hombres y mujeres se esfuerzan por alcanzar la prosperidad y proteger sus derechos; garantizan la seguridad de nuestro país pagando el costo más alto con la vida de sus valientes hijos”, continuó.

“La adicción a las drogas y el abuso del alcohol son malvadas para la sociedad y las familias: las personas dependientes de ellas se vuelven incapaces de organizar sus vidas adecuadamente. Incluso algunas se desesperan y llegan a suicidarse”, agregó.

Karekín II instó a los fieles de la iglesia a convertirse en “nuevas almas libres de pecados”. “Al aceptar en nuestros corazones al Niño Jesús, mantenemos fuerte nuestra fe y nuestro camino piadoso de la vida para que siempre podamos disfrutar del cuidado e infinito amor de Dios”, estableció.

Ya en el último tramo de su homilía, el Catolicós de todos los Armenios expresó: “Roguemos a nuestro Señor Jesucristo para que derrame las gracias de su maravillosa Natividad por todo el mundo, para que las naciones puedan vivir de acuerdo con el mensaje angelical de armonía y solidaridad, y para que la paz inquebrantable pueda extenderse en nuestra patria y la prosperidad prevalezca en la vida de nuestras comunidades en todo el mundo…”

Por su parte, el ministro de Defensa Vikén Sarkissian participó de la liturgia como padrino ceremonial de una gran cruz, con la que el Catolicós Karekín II bendijo el agua colocada en el altar de la antigua iglesia.

La Iglesia Apostólica Armenia, a la que pertenece la gran mayoría de los armenios, celebra tradicionalmente la Navidad el 6 de enero. Las celebraciones comienzan la tarde anterior con el encendido de velas en iglesias dentro y fuera del país. Esta fecha se convirtió en un importante día festivo en el país, principalmente después de la desintegración de la Unión Soviética.

En junio de 2016, durante una misa también celebrada en Echmiadzin con la presencia del Papa Francisco, el Catolicós había denunciado los intentos de “construir un mundo sin dios”, que a su vez, según él, eran la raíz de los problemas políticos, socioeconómicos e incluso ambientales que enfrentaba la humanidad.

En una declaración conjunta emitida en ese momento, Karekín II y Francisco también habían expresado su preocupación por el papel decreciente de la religión y “la crisis de la familia” en muchas naciones cristianas.

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