Amal Clooney, la justiciera

La abogada llevará a Aliev a los tribunales europeos

13 de julio de 2016

amalqc_3179631cEn la ciudad de Mosul, esa a la que los iraquíes llamaban 'la perla del norte' antes de que el demonio se instalara en sus calles, hay un hotel, el Galaxy, donde se hacinan decenas de niñas y mujeres desnudas deseando la muerte. Son solo algunas de las cerca de 7.000 yazidis que el denominado Estado Islámico ha esclavizado en ese territorio desde el comienzo del conflicto, según estimaciones de la ONU. Mujeres que son arrancadas de sus casas y sus familias, secuestradas y vendidas como objeto sexual, por las que Amal Alamuddin, la guapa y competente abogada británica esposa de George Clooney, está dispuesta a luchar.

Amal Clooney lo mismo desfila por una alfombra roja vestida de Versace que logra que Mohamed Nasheed, el primer presidente electo de Maldivas encarcelado por los suyos, consiga asilo político en el Reino Unido, ganando por la mano a la mismísima Cherie Blair, su rival en los tribunales. «Sabemos que miles de yazidis han sido tomadas como esclavas y siguen siendo violadas sistemáticamente», denuncia la especialista en Derechos Humanos, que está dispuesta a dejarse la piel para conseguir que el poderoso Tribunal Internacional de La Haya vele por ellas.

amal-clooneyDesde luego, no es la primera vez que Amal, nacida en Beirut, graduada en Oxford y obligada a abandonar su país a mediados de los años 80 por culpa de la guerra civil en el Líbano, se pone al frente de una nueva cruzada contra la injusticia. Defendió a la exprimera ministra de Ucrania Yulia Timoshenko, a la que detuvieron en 2011 por la presunta comisión de un delito de abuso de poder cuando presidía el Gobierno. También al fundador de Wikileaks, Julian Assange, recluido desde hace cuatro años en la embajada ecuatoriana en Londres por miedo a ser extraditado a Suecia, donde se le acusa de haber cometido un delito sexual.

La abultada cartera de clientes de Amal incluye además a la periodista de investigación azerí Khadija Ismayilova. No es tan conocida como Assange, pero su causa es igualmente relevante: Ismayilova fue condenada en septiembre de 2015 a siete años y medio de prisión por malversación de fondos, evasión fiscal, actividades comerciales ilegales y abuso de poder, lo que numerosas organizaciones de dentro y fuera del país han calificado como un acto sin precedentes del Gobierno contra la libertad de expresión.

La señora Clooney desafiará la decisión del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, acusado de fundar un imperio de empresas en paraísos fiscales. Llevará su causa ante el Tribunal de Derechos Humanos, convencida de que su encarcelamiento viola abiertamente la Convención Europea, aunque eso le obligue a soportar las críticas del estado turco que asegura que la abogada los ha colocado en el punto de mira “en su camino hacia la fama”.

Como una hermana

 

Es verdad que alcanzó la popularidad el día que pasó por la vicaría, también que cuando le dio el “sí quiero” a Clooney ya llevaba andado un largo camino por las cortes internacionales. Reconocida hace unos meses por el rotativo británico Evening Standard como la mujer más poderosa de Londres, fue también ella quien defendió ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos al Gobierno armenio en el caso Dogu Perinçek contra Suiza. Y es que el líder socialista turco recurrió a Estrasburgo después de ser condenado en el país helvético a una multa de 2.500 euros, sustituibles por 30 días de detención y a una indemnización de 850 euros, por negar el genocidio armenio, que costó la vida a dos millones de personas.

Y mientras decide si sigue dedicando sus fuerzas -y las de su bufete- a la pelea que libra Grecia con el Museo Británico por los mármoles del Partenón, ha sacado pecho por uno de los periodistas de Al Yazira condenados en Egipto. Es posible que esto último lo haga pensando en el trabajo que tanto apasionó a su madre durante toda su vida. Baria Alamuddin, multipremiada reportera que ha colaborado con cadenas de la talla de CNN, Al-Jazeera y BBC, ha sido siempre una inspiración para ella.

De todas formas, si alguien tenía alguna duda de la valía de la chica de 38 años que llevó al altar al protagonista de “Crueldad intolerable”, solo necesita echar un vistazo a su currículum. Amal ha sido miembro de varias comisiones de la ONU, asesora de Kofi Annan en temas relacionados con Siria cuando era secretario general de Naciones Unidas, investigadora del asesinato del primer ministro libanés Hariri y miembro del grupo especial para la prevención de la violencia sexual en zonas de guerra creado por William Hague, el jefe de la diplomacia británica, entre otras muchas cosas.

Con esta tarjeta de presentación no es difícil imaginarse por qué se ha acercado al infierno que viven las mujeres yazidis. Hace unas semanas, 19 mujeres de este pueblo -a quien los miembros del Estado Islámico consideran adoradores del diablo- fueron encerradas en jaulas y quemadas vivas en Mosul por negarse a mantener relaciones sexuales con sus captores. Poco después, Amal confirmó a “Women in the World”, un organismo asociado al diario “The New York Times”, que defenderá a las víctimas. “El Parlamento europeo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el Gobierno estadounidense y la Cámara de los Comunes británica han reconocido que se trata de un genocidio perpetrado por el Estado Islámico contra las yazidis en Irak”, manifestó, al tiempo que se preguntaba cómo es posible que se estén llevando a cabo estos crímenes contra humanidad ante la pasividad del Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Entre las mujeres a las que defenderá Amal Clooney está Nadia Murad, una de las pocas que ha logrado escapar de ese infierno. Nadia, propuesta para el Premio Nobel de la Paz, fue testigo de cómo los combatientes del ISIS entraron en su pueblo y mataron a todos los varones que encontraron, incluidos sus seis hermanos. En total, aquel día de 2014, más de tres mil hombres, ancianos y niños fueron masacrados y arrojados a una fosa.

Violada, maltratada y pasada de mano en mano durante meses, finalmente consiguió escapar e instalarse en Alemania. Ella misma ha contado que hace unas semanas recibió una llamada de teléfono de Amal y George Clooney invitándola a su casa. “Me abrieron sus corazones, escucharon apasionadamente mi historia y ella me ha regalado representarme en mi caso. Me ha dado nueva esperanza siendo mi voz”, explica esta joven de 21 años. “Me trató como una hermana. Tiene el inmenso poder de hacerme sentir orgullosa de ser mujer”.

La de Nadia, en cualquier caso, no es la única voz ni el único testimonio con el que la letrada armará su defensa. Nihad Alawsi, que acaba de cumplir 16 años, fue raptada cuando tenía 15 en la aldea en la que vivía. Arrasaron su pueblo, la forzaron sin descanso y la dejaron embarazada. Delan Dajil Said, de 25 años, médico y hermana de la única yazidi en el Parlamento iraquí, fue testigo de cómo una niña de nueve años fue violada hasta destrozarla por dentro y morir desangrada ante su madre. Cualquiera imagina que semejante escena habrá quedado grabada para siempre en el corazón de esa mujer que desde entonces solo desea la muerte.

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