Opinión

La nueva guerra con Azerbaidján ya lleva un año

03 de marzo de 2017

Bombardeo-azeríEl fin de semana pasado la línea de contacto entre Artsaj y Azerbaidján fue nuevamente escenario de un enfrentamiento bélico. Por fortuna y como consecuencia del mejor adiestramiento de las tropas del Ejército de Defensa, el intento azerí resultó rechazado con saldo luctuoso para los atacantes. En la madrugada del sábado 23 de abril efectivos azeríes intentaron invadir Artsaj en dos frentes, recibiendo una dura respuesta inmediata que los puso en fuga abandonando los cuerpos exánimes de varios de sus soldados.

Y tal como sucedió en abril pasado Aliev y sus cohortes fracasaron en el intento de doblegar a Artsaj. Esa guerra llamada de los cuatro días dio por tierra varias instancias de negociaciones y a pesar de que el mandatario azerí ensayó “vender” como un triunfo la “recuperación” de una porción ínfima de terreno, su derrota en el campo político fue de gran magnitud.

La retórica permanente de Aliev afirmando que cuando decidiera utilizar la fuerza de su poderío militar para recuperar Karabagh lo haría prontamente y con éxito, quedó enterrada en el frente de batalla. Cuando un ejército no se hace cargo de sus bajas y oculta a su país el verdadero resultado de los enfrentamientos, pierde totalmente la credibilidad de su propia gente.

Como ocurrió en 2016, también en esta oportunidad los altos mandos azeríes encubrieron la verdad a su pueblo intentando engañar a la opinión pública sin reparar el enorme daño que les causaban a las familias de los caídos.

¿Qué va a argumentar ahora el canciller azerí luego que Artsaj ofreciera las pruebas del intento de ataque con videos donde se observa con claridad el desarrollo de los hechos? ¿Cómo van a sostener la tesis de que son Artsaj o la propia Armenia los responsables de esta nueva escalada? Preguntas con pocas respuestas verosímiles.

Pero, en medio de esta guerra no declarada pero real y cotidiana con muertos en ambos bandos están los mediadores del Grupo de Minsk de la OSCE. Si bien su accionar jamás fue de gran provecho, en la actualidad su papel negociador quedó muy desdibujado pues en la práctica sólo emiten algún comunicado insulso de vez en cuando. La prueba de su ineficacia se traduce en cuántas veces se reemplazaron ya los representantes de los tres países involucrados (Francia, Estados Unidos y Rusia) Para peor de los males, en esta nueva formación se encuentra un diplomático, confeso amigo de Turquía. Se trata de Richard Hoagland, quien hace algunos años no pasó el filtro del Congreso estadounidense para ser designado embajador en Armenia.

Un analista armenio, experto en temas del Cáucaso, Hrant Melik Shahnazarian, sugiere que la manifiesta enemistad con los armenios de Aliev y su entorno inmediato, impedirá arribar a ningún acuerdo de paz en el conflicto. Dice además que luego de varios intentos fallidos de imponer su supremacía militar, Aliev ahora ha emprendido otro camino para tratar de sostener su tiranía manteniendo esta práctica de ataques periódicos que hasta el momento le han resultado adversos.

Aliev sabe que no puede dar marcha atrás en su actitud de coacción interna e intenta una vez más generar medidas de distracción destinadas a enmascarar su verdadera debilidad política.

De cualquier forma Stepanakert sabe que el enemigo acecha día y noche y asimilada la lección del 2 de abril, mantiene en alerta a sus tropas porque sabe que la nueva guerra comenzó hace casi un año.

Jorge Rubén Kazandjian

 

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