Las monjas de Gyumrí y sus niños huérfanos se emocionan esperando al Papa

16 de junio de 2016

gyumri_reliReligión en Libertad.- El Papa Francisco va a visitar Armenia el 24 de junio, un país de mayoría cristiana, acosado durante siglos por sus vecinos musulmanes, y orgulloso de su propia lengua, alfabeto propio, tradiciones y de haber sido el primer país que se declaró oficialmente cristiano, incluso antes que el Imperio Romano. Radio Vaticano explica los preparativos y el ambiente desde el país caucásico con esta crónica.

La ciudad armenia de Gyumrí ya se está preparando para la llegada del Papa Francisco quien pisará por vez primera este país del Cáucaso el próximo 24 de junio y donde permanecerá tres días con una apretada agenda. En esta localidad que se encuentra a más de dos horas de Ereván, el Santo Padre presidirá junto al Catolicós de la Iglesia Apostólica Armenia  un encuentro ecuménico y la Oración por la Paz.

A pocos minutos de esta concurrida plaza viven las Hermanas de la Inmaculada Concepción, quienes abren las puertas de su convento a Radio Vaticano. Sor Arusiag explica emocionada que no puede creer todavía que el Papa -por el que reza “cada día”- va a llegar hasta allí.

Mientras presenta a algunos de los 37 niños que viven en su orfanato, asegura que están preparando algunas canciones para darle la bienvenida “esto es una alegría muy grande para nosotros”. Las hermanas acogen a niños y niñas que por diferentes razones no tienen familia, o si la tienen no pueden estar con ellos. Es el caso de Anahid, una joven de 16 años cuyo padre ha muerto y su madre no puede atenderla porque trabaja todo el día. Con una tímida mirada pero con una sonrisa enorme, cerciora que “están muy felices por la llegada del Papa y que llevan mucho tiempo esperándole”.

A pocos metros del orfanato, se encuentra también el centro de mayores que llevan las Hermanas de la Inmaculada Concepción de Gyumrí. Entre palmas y abrazos más de cuarenta ancianos miran asombrados los micrófonos y las cámaras de foto de los periodistas, sin dejar ni un momento de sonreír.

Aquí, como en el orfanato, no importa si se es apostólico o católico, nadie se lo pregunta, “esto no nos interesa” asegura Sor Arusiag. Eso sí, la gran mayoría de ellos llevan una cadena con la cruz en el cuello o imágenes en las manos de diferentes santos. Y es que el cristianismo en Armenia se respira se pase por donde se pase.

En el centro de mayores conocemos a Rosa, de 72 años, quien explica orgullosa que tiene tres hijos pero que viven lejos porque trabajan en otra ciudad. Con una mirada muy profunda asegura que tiene un especial cariño al Papa Francisco por todo el respeto que demuestra con los más mayores de la casa, y pide a los jóvenes de hoy que “busquen la paz e insistan en hacer el bien”.

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