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Divagaciones del jefe de estado azerí

“Por ahora no reclamaremos Ereván, que es nuestra propia tierra", dijo Aliev

14 de diciembre de 2016

Aliyev-TerterEreván, Stepanakert, Bakú (Diario ARMENIA).- El presidente azerí Ilham Aliev no abandona su persistente retórica belicista plena de amenazas a Artsaj y Armenia, agregando muchas veces fantasiosos reclamos basados en dudosos informes producidos a partir de su propia solicitud y financiación.

En los últimos días el jefe de estado azerí, fiel a su inveterada costumbre, inauguró varias obras en las poblaciones cercanas a la frontera con Artsaj. En la localidad de Tartar, visitó algunas obras de mejora en viviendas, supuestamente dañadas por ataques armenios. Allí se dirigió a un pequeño grupo de pobladores pronunciando una arenga que incluyó varios ataques a Armenia.

"Hoy no reclamaremos las tierra de la Armenia moderna. No tenemos la intención de recuperar por medios militares Ereván, Meghrí o Gorís. Pero estoy seguro de que llegará la hora que, nosotros, los azeríes, regresemos a nuestras históricas tierras", dijo Aliev.

De acuerdo al mandatario, Azerbaidján logrará sus objetivos con políticas coherentes y de modo pacífico. "Muchas razones objetivas nos indican que ese día llegará. Nosotros debemos hacer que ello suceda. ¿Cómo? Debemos ser más fuertes. En el mundo actual, el concepto de "derecho internacional" ha fracasado. Esta es una verdad, vivimos en un mundo real. Así que debemos ser aún más fuertes y crear un ejército más poderoso. La economía debe crecer y nuestro desarrollo debe ser más ágil y expeditivo. Tengamos en cuenta que incluso en estos tiempos de crisis nuestra población sigue aumentando gradualmente. En algunos años nuestra población alcanzará la cifra de diez millones", aseveró Ilham Aliev.

Buscando trazar parámetros con Armenia y lograr el apoyo popular que le es esquivo, Aliev se refirió a la situación interna de su “enemigo” en duros términos. "La población armenia está disminuyendo. Esto sucede por causas naturales y principalmente por la migración impulsada por la desesperanza y la arbitrariedad. El régimen fascista que gobierna Armenia generó condiciones insoportables en ese país. Por lo tanto, los armenios seguirán dejando el país, como sucede en la actualidad", afirmo el presidente azerí.

Aliev agregó que mediante una estrategia bien planificada y definida su país alcanzará al día sus objetivos. "En primer lugar, nuestro reclamo es una cuestión histórica. En segundo término, defenderemos la justicia y la necesidad de restaurar nuestra integridad territorial. Jamás permitiremos la creación de un segundo estado armenio en nuestro suelo. Por el contrario, intentaremos fortalecernos aún más. Nuestra sociedad está unida en torno a este temas y todos los demás temas", sentenció.

Días atrás, en otra presentación pública, Aliev había afirmado que la batalla de abril es una página gloriosa de la historia de Azerbaidján. "Tanto el ejército como el pueblo azerí, han demostrado verdadero heroísmo. En respuesta a un ataque enemigo, nuestras tropas obtuvieron una victoria militar. Luego de lanzar una contraofensiva desde posiciones desfavorables, nuestros hombres liberaron un vasto territorio, tanto de nuestro suelo, como la de la antigua región autónoma de Nagorno Karabagh... El mito que habían estado difundiendo los armenios sobre su ejército fue disipado totalmente", dijo el mandatario.

 Aliev se imagina que con estas declaraciones va a elevar la moral de su pueblo. En primer término sus afirmaciones carecen de veracidad por cuanto hasta el día de hoy el Ministerio de Defensa azerí no informó sobre el número real de bajas y heridos resultantes de los enfrentamientos de abril. Al no conocerse la verdadera dimensión de esas bajas, poco puede hablarse de un triunfo militar. Por otra parte, la desmedida necesidad de seguir rearmando sus tropas deja en claro que su preparación no está de acuerdo a las exigencias de una guerra moderna. Azerbaidján quintuplica el número de sus tropas y armamentos en relación a Artsaj y Armenia.

Cuando se produjeron los ataques de abril, Aliev reconoció que no había habido ataques previos armenios y que la ofensiva era parte de la decisión de recuperar las tierras "ocupadas" por los armenios. La estrategia azerí es clara, dilatar las negociaciones buscando el debilitamiento de Artsaj y de Armenia. Mientras tanto, sus francotiradores siguen hostigando la línea de contacto, ocasionando a menudo muertes de soldados armenios.

Por último, curiosamente, Aliev no hizo mención alguna al reciente acuerdo de cooperación militar firmado por Armenia y Rusia, que no alcanzaría a los choques entre armenios y azeríes, pero que sí sería efectivo si Bakú avanzara sobre territorio armenio. En este caso las bravuconadas se silenciaron al igual que cuando Ereván mostró públicamente sus misiles Iskander el 21 de Septiembre pasado.

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