Y jugamos todos…

Nos vestimos de doctor, de heladero o de francesa; de abuelo o de china, de inspector, de mesera o de guardavidas. Nos calzamos los personajes, aprendimos los textos y salimos al ruedo. El martes 9 de diciembre, para 4º y 5º años de la primaria, fue el bautismo no de aguas, no de fuego; ¡fue el bautismo de aplausos!

Después de todo un año de entrenar en el taller de Tadrón de Jrimian, y de dos clases abiertas en que compartimos con los papás y las mamás, abuelos y tíos, juegos, técnicas y fundamentalmente diversión, llegamos al momento de la exposición. Allí, el púbico, amable, sonriente. Aquí, nosotros, los actores… ¡con tanto miedito, como con cosquillas en la panza! Repasando y…“no me acuerdo la letra”, para recordarla en el momento justo o improvisar y seguir adelante con la fantasía de estar en una playa del Lago Seván, comiendo en un restaurante de las afueras de Ereván o yendo a hacernos atender al consultorio del eximio Dr. Panossian, medio sospechado de estar más loco que una cabra.

El patio cubierto del colegio se transformó en un auditorio y más de cien personas nos vieron actuar y divertirnos, para mejor en armenio. Poder asociar la lengua armenia al juego, al cuerpo, a la difícil pero estimulante experiencia de exponerse en público, fue el objetivo que cumplimos, sin nunca perder de vista lo valioso del proceso lúdico que emprendimos juntos.

…Y jugamos todos y entendimos que no era tan difícil. Qué había que respirar profundo, abrir grande el pecho y compartir ese momento y siempre, siempre, siempre ¡Disfrutar!

Rubén Dorumian
Prof. de Teatro