Colegio Armenio Jrimian: Un año lleno de emociones

11 de diciembre de 2018

Leer-y-escribir-por-placer-(2)Cuando empieza a terminar el año, los balances son inevitables como lo es el recordar los momentos vividos y compartidos en el aula, en los actos, en los proyectos, en los viajes, aunque no se haya subido a ningún avión.

Si esta profesora tuviera que medir en palabras tanta emoción junta, no alcanzarían las melodías de los miles de latidos de su corazón. Cuando el trabajo se traduce en la concreción de cada proyecto diseñado desde el diálogo con nuestros estudiantes, nada puede resultar mejor.

El año comenzó con “De un 24 a otro 24”, la mujer en la historia de los pueblos, las palabras y su valor y 22 vidas, la perfecta conjunción de la génesis de un trabajo diseñado a partir de la lucha de dos pueblos por preservar la memoria en la permanente búsqueda de la verdad, para el logro de la justicia y la reparación.

Mientras nuestros chicos hacían reportajes relacionados con el proyecto y se armaba un paseo por el recuerdo de estos diez hermosos años de llevarlo adelante, alumnos de 5to año y cuatro chicos de 6to se preparaban para viajar… Viajar... No era cualquier viaje … llegar a Armenia como destino principal, más de un año de sacrificios… y se hizo realidad. Ahí estuvimos y decía al comienzo sin subir a un avión , porque los acompañamos a través de nuestras cartas preparadas en Buenos Aires para que fueran leídas en diferentes momentos, o compartiendo la emoción de sus saludos y videos, de sus bailes y anécdotas.

Y llegó el Café literario, ya con la alegría del regreso, compartir una mañana de amistad , cuentos y diálogos, emoción y De-un-24-a-otro-24-(3)lágrimas, poemas y bailes, los abrazos con los colegas de otras instituciones, y la alegría que supera al cansancio del trabajo de tanto tiempo. Entender que en cada página leída hay humor, sentimientos, suspenso, fantasías y amor, detectives y fantasmas, mujeres, hombres y cupidos inclusivos…madres de chicos que dieron su vida por una país mejor, chicos que reivindicaron la enseñanza de sus abuelos que partieron de su amada tierra armenia para salvarse, sin imaginar que en su descendencia se prolongaría en algunos casos el horror.

Y aquí estamos leyendo los diarios de viaje, las cartas, los poemas y los cuentos, porque en el sentir de cada renglón escrito veo tantos “De un 24 a otro”, tantos Cafés literarios, Festivales de danzas, Muestras de cultura armenia. Veo a Armenhuí*, asomándose desde el barco, Los tatuajes de la abuela*, El puñetazo en la puerta* que indicaba el comienzo de la pesadilla…y veo la blanca esperanza del Ararat, la sonrisa de la familia unida frente a un rico plato de pilaf… y escucho la Sinfonía para Ana*, el tañido de las campanas, la melodía frente Dzidzernagapert.

Proyectos que son vida, vida después de la vida, esperanza que surge de una diáspora que lejos de dejar olvidar una cultura hizo que armenios y no armenios podamos llorar de emoción en Sardarabad y rindamos homenaje a una ex alumna de nuestra escuela Adriana Kalaidjian, detenida desaparecida en la última dictadura militar. Somos más armenios que nunca, aún sin haber nacido en su tierra, más argentinos que siempre, más defensores del derecho a la vida.

Un año más de proyectos cumplidos, y la esperanza de que un futuro es posible porque como diría el poeta “… lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado” y nuestro jardín, está lleno de árboles floridos.

(* Algunos títulos de libros leídos por los estudiantes)

Prof. Susana Calzoni

Práct. del lenguaje - Literatura

          

 

 

 

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