Crónicas del Centenario: Petrosian vs Fisher en el Teatro San Martin

03 de febrero de 2015

a_bobbypetrosian_332x170En 1971 el presidente de Argentina era el general Alejandro Agustín Lanusse. Había reemplazado a su colega Roberto Marcelo Levingston que a su vez había tomado el lugar del gral Juan Carlos Onganía quien había derrocado el gobierno constitucional del Dr. Arturo Humberto Illía el 28 de junio de 1966.

Este gobierno de facto que se denominó Revolución Argentina, trató por todos los medios de impedir el retorno de Juan Domingo Perón al país. Lanusse había dicho que a Perón “no le daba el cuero”, sin embargo la presión popular y el inconformismo de una gran parte de la población, hicieron que el viejo líder retornara algunos años después bajo la consigna Cámpora al gobierno, Perón al poder.

Por aquellos años de inestabilidad política, de malestar creciente, un hecho deportivo acaparaba la atención del público en general y de los amantes del juego ciencia en particular.

Para definir quién sería el rival de Boris Spasski, se organizó el match entre Bobby Fisher y Tigrán Petrosian en la sala Casacuberta del Teatro San Martín. El encuentro que tuvo lugar en el mes de octubre de 1971,se iba a desarrollar a lo largo de 12 partidas .

En el hall principal del teatro se había colocado en forma vertical un tablero gigante con los trebejos colgados en los respectivos escaques, donde un operador valiéndose de una varilla iba moviendo las piezas de acuerdo a la información que le llegaba desde el interior de la sala.

Sentados en el piso o en algún sillón que hubiere quedado libre el público agolpado en la entrada seguía las alternativas del match, analizando las jugadas y que muchas veces rompía el silencio, estallando en aplausos o en gritos de euforia según el desenlace de las mismas, casi como en un partido de fútbol.

Fisher, era hijo de una enfermera suiza. Su padre adoptivo, un físico alemán de Brooklyn le dió el apellido, aunque se supone que el padre biológico haya sido un científico húngaro. Había nacido en 1943.

Petrosian –dueño del título mundial entre 1963 y 1969- nacido en Tbilisi en 1929, representaba a la U.R.S.S. El vencedor del match jugaría por el título mundial en Reikiavik, capital de Islandia. Toda la colectividad armenia de Argentina respaldó a su compatriota acompañándolo en su estadía en nuestro país.

Favorecido en el sorteo, Fisher jugó con blancas la primer partida, arrancando con el clásico P4R.Petrossian-a quien apodaban la Boa por la forma de maniatar a sus rivales- lo puso en aprietos y estuvo a punto de ganarla dado que a Fisher lo apuraba el reloj. Sin embargo no aceptó las tablas que ofreció el armenio y sobrellevando con audacia los tramos finales del juego alcanzó la victoria.

La segunda fue para Petrosian (con blancas) y la tercera si bien fuea_bobbypetrosian_3 empate, mostraba al armenio con más chances de triunfar. Si su juego fuese más agresivo podría haber estado ganado el match por tres a cero hasta la tercera partida. Una sucesión de tablas hasta la sexta dejaron el match empatado en 2 puntos y ½, pero tres victorias consecutivas del americano dejaron sin chances a nuestro compatriota, quien con algunos problemas de salud había postergado la décima, y que al reanudarla fue para Fisher.

Coreando su nombre por la calle Corrientes, llegamos hasta el Obelisco después de la segunda partida que había ganado Petrosian. Los empates siguientes todavía nos permitían seguir soñando, sin embargo no pudo ser. Fisher ganó y jugó con Spasski, alcanzando el título de campeón mundial de ajedrez.

En aquellos años de la guerra fría, el triunfo del estadounidense sobre la potencia ajedrecística que era la U.R.S.S., fue presentado como una victoria ideológica por la prensa occidental, aunque algunos años después Fisher fuera expulsado de EEUU por esas mismas razones ideológicas.

En una oportunidad, trató de salir de Japón con un pasaporte apócrifo y fue detenido y encarcelado durante ocho meses. Islandia le concedió la nacionalidad creando un conflicto con los EE.UU. y Bobby Fisher, refugiado en Reikiavik murió por insuficiencia renal tres años después, en el 2008 a los 64 años.

Petrosian volvió a nuestro país en 1979 junto a su esposa y el gran maestro Rafael Vahanian. Visitó las instituciones armenias y estuvo un domingo a la tarde en el campo de deportes de HOMENETMEN donde tuve la suerte de conocerlo personalmente.

Murió de cáncer de estomago el 13 de agosto de 1984 en Moscú, y sus restos descansan en el cementerio armenio de la capital rusa. En Ereván hay un monumento que lo recuerda y en el 2004,en el 75 aniversario de su nacimiento, se emitió un sello postal en su homenaje.

Sin embargo el “Dikrán de acero” no murió. Pocos días después de su fallecimiento, en Ereván nacía otro Petrosian. Su padre había dicho que si fuese varón lo llamaría Tigran. Hoy con algo más de treinta años, este nuevo Tigrán es Gran Maestro de Ajedrez, honrando la memoria de aquel que hiciera brillar por el mundo, su talento, su humildad y su estirpe armenia.

Edgardo Kevorkian

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