Esta historia ocurrió entre 1383 y 1391. Luego de haber caído frente a los mamelucos, el rey de Cilicia Levón V fue liberado por Juan I de Castilla, quien como buen gesto le otorgó además el señorío de la actual capital española.

Cuando Madrid fue la capital de Armenia

24 de septiembre de 2019

Hacia fines del siglo XIV, Medio Oriente seguía tan agitado como de costumbre. El Reino Armenio de Cilicia, ubicado al sudeste de la península anatólica, se había posicionado durante los últimos tres siglos como uno de los bastiones cristianos en la región. Sin embargo, la continua caída de los Estados Cruzados lo fue dejando cada vez con menos aliados y en una posición de jaque frente al avance musulmán.

Tan solo un año después de su coronación, el rey Levón V, tuvo que enfrentar la invasión del territorio por parte del poderoso Sultanato Mameluco. Tras varias batallas en clara minoría, terminó rindiéndose y siendo apresado por el enemigo.

Durante los siete largos años que duró su confinamiento en El Cairo, el soberano de la Casa Lusignan nunca perdió las esperanzas de recuperar su libertad y su reino, llegando a enviar numerosas cartas a la cristiandad europea en busca de algún tipo de ayuda.

Finalmente, gracias a las gestiones del Jean Dardel –un capellán que había conocido en Egipto– el rey de Castilla, Juan I, pagó por la libertad del monarca armenio, que en diciembre de 1382 pudo llegar a Valencia. Recién arribado al viejo continente, aprovechó el tiempo para viajar y reunirse con Pedro IV de Aragón y con el antipapa Clemente VII. Los sueños de Levón V de recuperar el trono de Cilicia no terminaban.

Tras este breve recorrido por varias ciudades europeas, el noble armenio asistió a la boda de Juan I con Beatriz de Portugal en la Catedral de Badajoz, desempeñándose como testigo de ceremonia.

Los buenos gestos del mandatario castellano continuaron. Ya sea por buena voluntad o como premio por haber defendido la cristiandad en un territorio completamente rodeado de infieles, le concedió a Levón V el señorío de Madrid, Andújar, Guadalajara y Villarreal –Ciudad Real en la actualidad–, acompañado de una renta de 150.000 maravedíes, una verdadera fortuna para la época.

De esta forma, sin haber renunciado a sus títulos en Armenia, el monarca organizó su nueva corte en esta parte de la península ibérica y empezó a llamarse a sí mismo como León I de Madrid. De esta forma, el territorio pasaba a ser, de alguna forma, la capital del Reino Armenio de Cilicia, que se encontraba bajo manos musulmanas.

Su estadía en Madrid no fue para nada sencilla. Ni al pueblo ni a los nobles locales les causó demasiada gracia contar con un señor extranjero. Las quejas llegaron pronto a oídos de Juan I, quien finalmente agregó una cláusula que aclaraba que la entrega de tierras solo duraría mientras el rey viviera, por lo que a su muerte el título seguiría siendo propiedad de Castilla y no pasaría a su respectivo heredero.

Así y todo, el señor armenio intentó ganarse el favor de sus nuevos gobernados: estableció una baja en los impuestos y decidió no despedir a ninguno de los anteriores funcionarios. Incluso, según afirman los historiadores, le agradaba pasear por las calles de la villa sin ningún tipo de escolta.

Sus tareas en territorio castellano no durarían mucho más tiempo: primero emprendió un viaje al Reino de Navarra, y luego a Francia, con el sueño de conseguir la ayuda económica que le permitiera recuperar su antiguo reino. Durante su paso por París estableció relaciones cercanas con la monarquía francesa, y aunque el rey Carlos VI mostró un poco más de interés en ayudarle a lograr su cometido, la falta de apoyo y financiamiento finalmente tiraron por la borda los planes.

Igualmente recibió una generosa pensión por parte del soberano francés y hasta se le encargó la misión de viajar a la corte inglesa para mediar en la Guerra de los Cien Años. La historia de la Madrid armenia terminó en 1391 cuando Enrique III, sucesor al trono de Juan I, le revocó definitivamente sus títulos. Dos años más tarde, Levón V murió en París y con él su incansable sueño de recuperar el Reino Armenio de Cilicia.

La actitud de Alfonso XIII frente al Genocidio Armenio

En una nota para el Diario ARMENIA del 24 de agosto de 1990, Vartán Matiossian recuerda cómo en 1916 la delegación armenia que actuaba en Europa, presidida por Boghós Nubar, le solicitó al entonces rey de España Alfonso XIII que interceda para salvar a los intelectuales armenios injustamente encarcelados en Estambul.

El país ibérico era una importante opción para mediar con fines humanitarios ya que era uno de los pocos países europeos que se había mantenido neutral en la Primera Guerra Mundial. Como se destaca en el artículo, el monarca español intervino a través de su embajador en Estambul pidiendo por la liberación de Taniel Varuyán. Sin embargo, las autoridades turcas dilataron la respuesta, para luego rechazarla inventando una mentira: que el escritor se había enrolado en el ejército y cuando fue enviado al frente aprovechó la confusión para pasar a filas enemigas.

Compartir: