Florencia Zanikian: “Las mujeres tenemos que empezar a disputar los lugares de poder en la comunidad”

10 de marzo de 2020

Florencia Zanikian es despachante de aduanas, licenciada en Comercio Internacional y magíster en Políticas Públicas. A los trece años comenzó sus actividades en Badanegán Miutún y luego pasó a formar parte de la Unión Juventud Armenia de Sudamérica.

Gerente General de C&F, ex árbitro internacional de handball y la única mujer en el Gomidé Aram Manukian de la FRA – Tashnagtsutiún, Florencia Zanikian fue parte de las filas del scoutismo de Homenetmen desde los diez años. Durante su paso por Unión Juventud Armenia formó parte de la comisión tanto de la filial de Flores como de la Comisión Central Sudamericana, siendo entre 2015 y 2017 Presidenta de dicha organización. Desde su lugar en la FRA busca una mayor integración de mujeres en puestos de liderazgo y que los jóvenes se sumen a las filas.

—¿Cómo percibís la situación de las mujeres en las instituciones armenias?

—Tenemos una comunidad con valores o costumbres arraigadas al pasado o a lo que vimos en nuestros abuelos. A medida que pasan los años eso se va flexibilizando pero la mujer es concebida como quien sostiene emocionalmente a la familia, se ocupa de cuidar a los que están a su alrededor, de la comida, la decoración y de vender entradas, entre otros roles conceptualizados en torno a la mujer, pero nunca la que se ocupa de dar los discursos y determinar el futuro de las instituciones. Eso lo tenemos muy arraigado como comunidad y las instituciones siguen representándolo. La comunidad está centrada en el hombre como la persona de poder, de toma de decisión, que da sustento a la familia. Si eso dejó de ser así es más por una necesidad económica que por un cambio cultural profundo. En ningún estatuto dice que esos puestos pueden ser ocupados solamente por hombres. Lo primero que hay que hacer es un cambio en la conciencia de las mujeres de entender que esos espacios están igualmente disponibles para hombres y para mujeres y que tenemos la obligación de capacitarnos y estar listas para ocuparlos.

—Las mujeres como líderes de empresas.

—Las entidades que están a cargo de mujeres son mucho más productivas, más saludables, seguras, crecen e innovan. Como instituciones armenias no lo podemos dejar pasar. Solo el 3% de los puestos de gerentes generales de las empresas del país están ocupados por mujeres según un informe presentado por ONU Mujeres. Es muy poco en base a la cantidad de empresas que existen en el país, tanto pymes como multinacionales. No estamos acostumbrados a ver mujeres en cargos gerenciales y muchas veces hay un cierto rechazo del mundo de los negocios. Esto se profundiza aún más, si además de ser mujer forma parte del grupo de profesionales sub 35. La juventud también sufre esa estigmatización. Esto mismo se repite en nuestra comunidad, donde la mayoría de las instituciones están conducidas por hombres que, además, ninguno está en el rango de los sub 35 (salvo las propias organizaciones juveniles). Nuevamente, mujer y juventud quedan fuera de la ecuación de liderazgo. Por eso considero que nosotras, las mujeres, las mujeres armenias, las jóvenes mujeres armenias, tenemos una oportunidad histórica para cambiar de una vez y para siempre nuestro rol en la comunidad.

Un objeto. Es la inicial de mi nombre pintada a mano en una piedra de Artsaj. Me lo regaló un compañero de la FRA en un viaje que hice en 2016. Me recuerda mis raíces y el profundo amor que siento por nuestra Madre Patria.

—¿Te han cuestionado en tu rol por ser mujer?

— Siempre, en algún momento de la vida, cuando una mujer ocupa un puesto de liderazgo, de conducción, de cierto poder, hay cuestionamientos. Algunos con malas intenciones pero la gran mayoría por incomodidad. No nos sentimos cómodos como comunidad viendo a una mujer en un puesto de conducción. Y esa creo, es la realidad que debemos cambiar. Esto pasa también a nivel empresarial y me pasó muchas veces como árbitro de handball. Cuando dirigía, muchos hombres no entendían qué hacíamos en ese partido, qué hacían dos mujeres impartiendo justicia en un ámbito de hombres.

—¿Qué expectativas tenés dentro de la FRA?

—La FRA - Tashnagtsutiún es un partido que este año va a cumplir 130 años. Como partido más que centenario, considero que tiene la obligación de reinventarse a medida que pasa el tiempo para seguir siendo atractivo para aquellos jóvenes que busquen un lugar de militancia y se sientan representados por el programa de la FRA. En ese sentido, considero que en la actualidad tenemos el desafío de promover cambios para ofrecer espacios de desarrollo personal y un nuevo significado a la lucha por la Causa Armenia. En este trabajo, las mujeres tenemos mucho para aportar. Desde nuestra experiencia profesional, desde nuestra mirada distinta del mundo, desde nuestra iniciativa y nuestras ganas. Y parte de ese aporte debería ser prepararnos para empezar a disputar y ocupar los lugares de poder y de toma de decisión que hoy están habilitados solo para los hombres. Y con esto no me refiero a que esos lugares están vetados para las mujeres, sino que las mujeres no tenemos en nuestra visión de futuro, trabajar para ocupar esos lugares, sabiendo que podemos hacer un aporte muy valioso a nuestras instituciones. Quiero que los jóvenes vuelvan a ver a la FRA como un espacio de futuro.

—¿Cómo ves a la comunidad?

—Desde que tengo uso de razón la comunidad está siempre igual. Si bien se han dado algunos pasos de integración como la mesa de IARA o la organización en conjunto de las actividades del 24 de Abril, cada institución se preocupa de lo suyo y por no perder espacio frente a otras organizaciones. Creo que hay que dar muchos cambios internos antes de querer generar cambios comunitarios. Debemos adaptarnos a los nuevos paradigmas sociales, no solo por convicción sino por supervivencia ya que si nuestras organizaciones, instituciones, y la comunidad toda no comienzan a dar esos pasos, muchos jóvenes no van a querer pertenecer a nuestras instituciones y el problema va a ser cuando los que estamos hoy no estemos más. Si no hay una generación que asuma la responsabilidad, es factible que, con el paso de los años, las instituciones como las conocemos hoy dejen de existir. Tenemos que pensar qué hacer para que nuestras organizaciones sigan vivas y con qué atraer a los jóvenes para que quieran participar.

Sofía Zanikian
Periodista
sofi.zanikian@outlook.com

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