Grave Situación

Human Rights Watch denuncia a Erdogan por graves abusos

01 de noviembre de 2016

Surrendered Turkish soldiers who were involved in the coup are beaten by a civilian on Bosphorus bridge in IstanbulCarla Bleiker (dw.com).-El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó el estado de excepción luego del fallido intento de golpe de Estado militar, el 15 de julio de 2016. Las nuevas reglas que rigen desde entonces propician las violaciones de derechos humanos, informa la organización Human Rights Watch (HRW) en un documento al respecto.

Representantes de HRW subrayan que el estado de excepción ha traído consigo consecuencias extremadamente negativas para los derechos de las personas en prisión. El informe describe trece casos en los cuales reclusos sufrieron abusos como privación del sueño, golpes, avances sexuales o amenazas de violación.

En uno de estos casos, la familia de un preso escuchó cómo un policía amenazaba a un detenido. “Por el estado de excepción, a nadie le importará si te mato”, dijo el oficial, según esta versión. “Diré tan solo que te disparé porque intentaste darte a la fuga”. El abogado de otro preso dijo a HRW que varios policías amenazaron a su cliente con violarlo y le dijeron que no sobreviviría más de un mes.

El estado de excepción faculta a policías a detener a una persona hasta por treinta días sin orden judicial de por medio. Antes de la intentona golpista, el plazo era de cuatro días. En la cárcel, a los detenidos se les puede negar hasta por cinco días el contacto con un abogado. Estas normas pueden servir para amedrentar a los arrestados, dicen defensores de los derechos humanos. A los familiares se les oculta la situación de los detenidos, a fin de generar aún más miedo.

Incluso quienes son inocentes pueden pasar hasta un mes en la cárcel sin que la policía les pueda comprobar algún delito. El odio que el régimen de Erdogan propaga contra quienes son sospechosos de ser disidentes hace que la estancia en prisión sea altamente peligrosa, dice Human Rights Watch.

“Al suspender algunas leyes que protegen contra la tortura, el gobierno turco prácticamente ha dado un cheque en blanco a los policías, que pueden torturar y abusar a su antojo”, afirma Hugh Williamson, director de HRW para Europa y Asia Central.

Incluso antes de la intentona golpista fallida, Amnistía Internacional informó de abusos en cárceles turcas: detenidos sufrían golpes, torturas y violaciones. Andrew Gardner, uno de los autores del informe correspondiente, afirma que muchas víctimas tienen miedo de hablar acerca de los abusos que sufrieron. Además, hay muy pocos abogados que acepten defender a víctimas de estos abusos.

“Desde hace más de diez años participo en la lucha por los derechos humanos en Turquía, y nunca antes había visto tanto miedo en mis colegas y en sus organizaciones”, dijo Gardner a DW semanas atrás. “La situación es muy grave”.

 

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