La heladería Scannapieco y su “crema armenia”, un homenaje a la comunidad armenia en el corazón de Palermo

21 de enero de 2020

En Niceto Vega y Serrano, en pleno barrio de Palermo, se mantiene una heladería que todavía conserva algunos dejos de las viejas italianas de antaño. Con mucho trabajo a pulmón, su dueño, Roberto Scannapieco, elabora su propio helado de manera 100% artesanal.

“Yo estoy siempre acá, voy al mercado, elijo la fruta, la lavo, la exprimo, todo muy artesanalmente”, le cuenta al Diario ARMENIA mientras atiende a sus clientes, algunos conocidos del barrio, con quienes charla afectuosamente.

Por dentro, algunas banderas italianas y un escudo del club Napoli adornan el lugar. Roberto lleva adelante esta heladería desde hace cuatro años, pero todavía mantiene la esencia y la impronta de la vieja Heladería Scannapieco, ubicada en avenida Córdoba y Acevedo, abierta por sus abuelos en 1938 y que se sostuvo con el trabajo familiar hasta 2010.

Ahí mismo, recuerda, conoció a su mujer, Ana Karina Artinian, quien lo ayuda junto a sus hijas en el lugar. Allí forjó además una relación especial con la comunidad armenia. Así se refleja en su mostrador, que entre decoraciones italianas y fotos del viejo local, mantiene un espacio para una pequeña imagen de la flor “No me olvides”.

“Cuando tenía 15 años colaboraba en el local, lavaba y atendía. Mi mujer venía con tantos otros alumnos armenios que salían del colegio San Gregorio y venían a la heladería. Permanentemente pasan armenios, incluso una chica del coro llegó a cantar acá adentro”, afirma con respecto a la colectividad.

En su honor, precisamente, su tío Emilio creó a mediados de los 90 la crema armenia, un gusto de helado especial que contiene higo, damasco y licor de anís, sobre una base de crema americana. “Las personas vienen y dicen: ‘Ay, que raro este gusto nunca lo escuché’”.

Sobre la crema, confiesa, tiene amantes y algunos detractores. “Todavía hoy viene gente y quiere probarla. A muchos les gusta y otros no la aceptan por el anís”, detalla Roberto, que se rehúsa a modificar la receta original reduciéndole solo un poco la cantidad de este licor para que sea del agrado de más personas.

“Cómo no agradecer a la comunidad armenia que es una parte importante de la heladería Scannapieco. Fueron siempre fieles a nosotros”, asegura con mucho aprecio Roberto, quien todavía recuerda a los cientos de chicos de la comunidad que salían del colegio y llegaban al local. “Nos preparábamos especialmente con otros cinco o seis compañeros, porque sabíamos que de golpe venían un montón de chicos”.

El agradecimiento y la estima de Roberto hacia la comunidad se nota no solo en sus palabras sino también en el recuerdo de su suegro, también armenio, con quien pasaba horas hablando sobre política cuando lo visitaba. “Soy de familia tana pero ya estoy medio empapado en lo que es la cultura armenia. Comemos lehmeyún, baklavá, etc. Nos gusta mucho todo”.

“Siempre es gente muy educada, que no crea problemas. Sé que es una comunidad que desgraciadamente sufrió mucho en su tiempo. Yo trato de contribuir de algún modo en lo que puedo. El tema del genocidio es muy delicado, triste y ojalá se termine de reconocer”, agrega Scannapieco, mientras señala la flor de No me olvides en la vidriera y dentro del local, uno de sus pequeños homenajes a Armenia en esta heladería napolitana en pleno corazón Palermo.

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