La historia secreta de Salih Zeki Bey, el carnicero de Der Zor

17 de marzo de 2020
Caravanas de la muerte en el desierto de Der Zor. Una mujer se arrodilla junto al cadáver de un niño.

Una investigación del historiador Arsén Avagyan permitió develar el misterio sobre este personaje siniestro del pasado de Turquía. Se le atribuyen innumerables acciones contra los armenios, entre ellas la decisión de liquidar a unas 200.000 personas en 1916.

Durante más de un siglo Salih Zeki Bey, también conocido como el “monstruo Zeki” logró permanecer en un virtual anonimato, pese a que desempeñó un rol preponderante como brazo ejecutor del plan genocida llevado a cabo por el Estado turco-otomano entre 1915 y 1923.

La política negacionista de Turquía desde principios del siglo XX hasta la actualidad, y en especial la inaccesibilidad a los archivos oficiales turcos, lo hicieron posible. Pero ya se sabe que aunque haya transcurrido mucho tiempo es imposible mantener por siempre la basura debajo de la alfombra.

Ahora son los propios archivos oficiales de Turquía, y también de Georgia y Rusia, los que permiten echar luz sobre el accionar de este genocida, uno de los responsables más sanguinarios de aquellos años trágicos.

Zeki era de origen circasiano, un pueblo nómade del norte el Cáucaso, que en forma predominante profesa el Islam sunita, igual que la mayoría en Turquía. Circasianos y kurdos -en menor medida también chechenos- participaron del genocidio armenio como mano de obra desocupada o directamente como mercenarios a sueldo.

En el luctuoso palmarés de Salih Zeki al servicio del gobierno de los Jóvenes Turcos, se cuenta nada menos que la matanza de unos 200.000 armenios en Der Zor, donde fue gobernador en 1916. Antes había tenido decisiva intervención en las persecuciones y asesinatos de armenios en Everek, en la región de Kayserí.

Luego de su contribución de sangre y muerte al objetivo genocida, desapareció de la escena. Algunas fuentes lo dieron por muerto en 1918 a manos de vengadores armenios en Siria. De hecho fue uno de los objetivos de la operación Némesis. Sin embargo, nueva evidencia permite señalar que no fue así. A partir de 1919 tuvo activa participación en el Cáucaso durante el proceso de sovietización de esos países.

En los últimos días la historia de Zeki salió a la luz, a partir de las revelaciones que hizo el historiador armenio Arsén Avagyan, doctor en Ciencias Históricas, profesor de la Universidad Estatal de Ereván y titular del Departamento de Países Fronterizos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Armenia.

En varias entrevistas periodísticas Avagyan señaló que “las fuentes armenias y todas las reseñas relativas al genocidio o los eventos de aquel tiempo, se refieren a Salih Zeki como el Monstruo Zeki, quien primero tuvo un cargo en Everek en 1915 y luego fue el gobernador de Der Zor, que tuvo el mayor campo de concentración”. Y agregó: “De acuerdo a varios reportes Salih Zeki organizó el exterminio de cerca de 200.000 armenios”.

El diplomático explicó que por su trabajo en la Representación Permanente Armenia ante la Organización de Cooperación Económica del Mar Negro entre 2001-2005 y 2015-2019, tuvo acceso a archivos oficiales rusos y a fuentes relevantes en Georgia. Esto fue un factor clave para reconstruir parte de la vida de Zeki, quien vivió en Tbilisi entre 1925 y 1933.

Trabajo de hormiga

Como parte de su labor académica, Avagyan había publicado investigaciones y artículos en Turquía en idioma turco, por lo que era conocido por los círculos intelectuales y académicos de Ankara y Estambul. Eso le permitió acceder y examinar archivos de la época otomana, un trabajo casi artesanal de investigación que realizó durante seis años. En esta tarea también contó con la colaboración de investigadores turcos, que facilitaron material inédito.

Allí, no sólo descubrió quién fue verdaderamente Salih Zeki Bey, sino también que luego de la Primera Guerra Mundial viró hacia el naciente comunismo. En su autobiografía publicada en 1933, Zeki señaló: “Mi vida es de dos términos. El primero termina en 1916, el segundo comienza en 1919, el tiempo del medio es sólo temporal. En el primer período, no me siento bien porque serví a la burguesía. Me siento muy bien en el segundo mandato porque sirvo al proletariado”.

Sobre ambos períodos trata el libro Un activista oscuro: el comunista unionista Salih Zeki Kuşarkov, que acaba de publicar Avagyan en turco. Kuşarkov o Kuşarkadze era el verdadero apellido de sus antepasados pero que en los albores de la primavera bolchevique usaba casi como nom de guerre.

Tuvo activa participación en el surgimiento y el arribo al poder del comunismo en Bakú (Azerbaiyán) e incluso llegó a trabajar con los comunistas armenios. “Zeki se convirtió en comunista, y vale la pena señalar que también ha trabajado con armenios en ese momento. Esta persona cooperó con los comunistas armenios después de matar a miles de armenios”, señaló Avagyan.

Y explicó además, que personajes de la talla de Anastás Mikoyan -líder revolucionario bolchevique, que llegó a ser presidente del Presidium del Soviet Supremo en 1964- ayudó mucho a Salih Zeki durante su actividad comunista.

Libro. Avagyan develó el misterio del genocida Salih Zeki Bey.

Perfil del genocida

Zeki nació en 1883 en la ciudad de Samsun, en el Imperio Otomano, pero provenía de una familia circasiana. Su padre había migrado en 1864 desde la la región de Kuban, en el contexto de la Guerra Ruso-Circasiana.

El advenimiento del gobierno de los Jóvenes Turcos y luego la ejecución del plan genocida encontraron a Salih Zeki en Everek-Fenese, en la región de Kayserí. Allí fue conocido por su crueldad y la aplicación de tormentos y tortura contra los armenios. Entre sus víctimas se encuentran Hampartsoum Boyadjian, líder del Partido Hënchakian y miembro del Parlamento Otomano.

Boyadjian, que en su época de líder fedaí se había ganado el apodo de Medzn Murat, fue brutalmente torturado por los hombres de Zeki y finalmente colgado junto a una decenas de compañeros de lucha el 30 de julio de 1915 en Kayserí.

Paradójicamente, esta brutalidad le valió a Zeki un ascenso, que marcaría sus días para siempre. Frente a la cuestionada pasividad del gobernador de Der El Zor en el primer año del genocidio, el gobernador de Siria, Abdul Halik Renda, propuso un cambio drástico porque el anterior era “demasiado blando”. El plan fue trasladar a Zeki desde Everek para que ejecutara el plan de exterminio, tal cual estaba previsto.

“Renda declaró que el anterior gobernador de Der Zor era muy compasivo con los armenios, no los mató e incluso proporcionó condiciones para los armenios desplazados. Así, Renda dijo que se necesita a alguien para llevar a cabo lo que ha sido planeado contra los armenios. Renda propuso la candidatura de Zeki, y este último ya tenía una gran reputación en Everek por su crueldad”, destacó Arsén Avagyan.

Dos hechos permiten delinear el perfil de este personaje nefasto. El asesinato de 60.000 armenios, incluyendo niños quemados vivos, no encontró un ápice de humanidad en Zeki. Sólo años después reconoció que “lamentaba los hechos” y confesó ante Emanuel Emanouilidis, miembro del Parlamento Otomano que había pensado en suicidarse, comentó Avagyan.

El otro suceso coloca a Salih Zeki en el Olimpo de los mayores genocidas de la historia. Fue responsable directo de la organización y el exterminio de 200.000 armenios en Der Zor y de tirar sus cuerpos al río Éufrates.

El Museo-Instituto del Genocidio Armenio de Tsitsernagapért sostiene que en la confluencia y el delta que forman los ríos Éufrates y Jabur “había tantos cadáveres de armenios, que habían creado una presa natural, obstaculizando el flujo del agua del río y causando que el Éufrates saliera de su curso natural, desviándose a unas pocas millas”. Realmente, un escenario inimaginable en otras circunstancias.

Avagyan describió el comportamiento de Salih Zeki con crudeza. Según los testigos armenios, señaló en una entrevista con el semanario Agos que se edita en Estambul, “Salih Zeki disfrutó personalmente de torturas y de ver ejecuciones. También explicó que era enemigo de la nación armenia”.

En este sentido, consideró que tras analizar diversas fuentes surge que “Zeki no parecía una persona enferma, tal vez disfrutaría de crueldades, ejecuciones, pero era más bien un activista de sangre fría y contundente, un político listo para cualquier cosa para lograr el objetivo”.

Esa mezcla de compromiso con las órdenes recibidas y goce frente a la brutalidad, Salih Zeki reclutó a grupos de chechenos para que hicieran el trabajo sucio, e incluso utilizó a armenios convertidos al Islam para asesinar a otros armenios. El argumento era que “los convertidos deben probar su fidelidad matando a sus compatriotas”. Una mente genocida de alcances ilimitadas, dispuesta para todo servicio.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

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