Opinión

Nuevos caminos para la cooperación agrícola

18 de noviembre de 2015

Interc-2La noticia es, de por sí, bastante elocuente. Ocurrió días atrás, en el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, donde se realizó una reunión de trabajo internacional entre funcionarios estatales, empresarios del sector y directivos institucionales que armonizaron sus esfuerzos para mejorar la provisión alimenticia en la Madre Patria.

Resulta interesante analizar el mensaje de los otros hechos inspirados por el mismo espíritu. En el comienzo de la Perestroika -1985-, se realizaron diversos intentos para reforzar las relaciones económicas argentino-armenias. Por ejemplo, diversos empresarios, enviaron embriones para mejorar la calidad de la ganadería, actividad que fue seguida, -con el mismo objetivo-, con la exportación de ganado en pie.

Otro hecho remarcable fue el envío de un avión del ejército argentino con ayuda humanitaria para aliviar las consecuencias del terrible terremoto de diciembre de 1988 en Gyumrí, acompañado por dos jóvenes de nuestra colectividad. Años después, y con el mismo espíritu, viajaron técnicos del INTA para mejorar las huertas familiares y el sistema de riego.

Las relaciones económicas argentino-armenias tienen una interesante historia y es necesario registrarla. Esta tradición está dando nuevos frutos con los planes impulsados con el apoyo de la Cámara Argentino-Armenia y el Fondo Nacional Armenia.

Interc-1La noticia publicada por el Diario ARMENIA dice que, gracias a la tenacidad de los directivos de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria para la Agricultura Familiar, los técnicos del INTA –Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria- y otros emprendimientos, han logrado que los campesinos armenios hagan realidad un axioma que se planteaba antes como un deseo difícil de realizar. Se decía que un día los empresarios de Ereván podrían asumir un rol más activo, con una intervención más eficiente de los distintos estamentos estatales de ambos países, y crecería el intercambio.

Este anhelo podría extenderse también al intercambio de los bienes culturales, cuando todos los sectores creativos e institucionales puedan ingresar a un nivel más fluido y trascendente.

El empeño de Onnig Bogiatzian se ha propagado a toda la Cámara, cuyos miembros, viendo el éxito logrado por la campaña “Invernaderos” encarada exitosamente por el Fondo Nacional Armenia de Argentina, supieron demostrar, en la práctica, a los empresarios del agro armenio, los beneficios de la renovación técnica.

Así, se obtendrán mayores rendimientos, fuentes alternativas de energía, y otros métodos de siembra directa y cosecha mecánica aptos para los minifundios que hoy caracterizan el agro de Armenia.

Gobiernos de distintos signos se han sucedido en la etapa democrática argentina, y la armenidad continúa abriendo nuevos caminos en esta historia compartida.
En esta perspectiva, es alentador hablar de Armenia como una República cuyos jóvenes profesionales, en coordinación con los de la Diáspora, pueden asumir nuevos roles para el progreso del campo, tan vital para el futuro.

Carlos Luis Hassassian

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