Claves para cambiar la tendencia

¿Por qué no hablamos en armenio?

09 de abril de 2019

Monumento Alfabeto armenio

 

- Բարեւ, ինչպե՞ս ես:
(Hola ¿cómo estás?)
- Շատ լավ: ի՞նչ կայ, ի՞նչ չի կայ:
(Muy bien ¿qué novedades hay?)
- Ոչինչ, բոլորն ալ լավ են, բարք Աստուծոյ:
(Ninguna, todos están bien, graciasa Dios)

Hasta hace algo más de veinte años ésta era una fórmula de inicio de la conversación bastante habitual entre armenios que se encontraban en cualquier rincón de Buenos Aires. Los chicos tenían por costumbre dirigirse a sus abuelos o tíos mayores en armenio, en las casas se hablaba a diario en armenio, los amigos conversaban en armenio y en las reuniones familiares también se apelaba a la lengua materna o quizá se mezclaba, en parte, el armenio con el español. Además, se utilizaba muy a menudo el idioma armenio en el colectivo, en la calle o en el negocio familiar, cuando se deseaba que otros no comprendieran la conversación, e incluso algunos años antes muchos niños comenzaban (comenzamos) el jardín de infantes casi sin saber hablar en castellano.

Hoy la situación es radicalmente distinta. Sólo se mantiene esta costumbre entre los muy mayores, la generación intermedia, digamos de 40 a 60 años años, en general entiende bastante bien el armenio y podría mantener una conversación básica pero por la fuerza de la costumbre se expresa mayormente en español. Los más jóvenes ya tienen más dificultades para comprender la lengua, y mucho más para sostener un diálogo, aunque hayan cursado 15 años y egresado de colegios de la comunidad. Para quienes aún están en edad escolar, en tanto, el armenio es directamente un idioma exótico, reservado sólo al aula, y salvo honrosas excepciones la mayoría sólo puede balbucear algunas palabras sueltas en armenio. ¿Cómo se llegó a este punto? No es propósito de este espacio buscar chivos expiatorios. En todo caso, hay responsabilidades compartidas de padres, sistema educativo e instituciones de la comunidad, aunque, ciertamente, también incide el entorno.

Hoy hay familias mixtas, numerosas actividades en ámbitos extra comunitarios, fuerte presencia de la tecnología en la vida cotidiana e incluso cambios en los modos de enseñanza. Graciela Ainajyan, directora de Gestión Educativa del Colegio Armenio Jrimian, considera que la enseñanza de la lengua es hoy uno de los principales desafíos, y en ese sentido, apunta que es necesario “incorporar más lo lúdico, las nuevas tecnologías y herramientas orientadas a lo artístico”. Sin embargo, el problema es que “no tenemos los docentes formados para poder concretarlo”, afirma. A nivel de enseñanza del armenio es necesario alinear la oferta educativa con las demandas de la gente. Para eso se está trabajando en un proyecto entre las instituciones educativas, que ya ha logrado algunos acuerdos básicos, aunque falta avanzar en la implementación. “El desafío es la capacitación, por eso la mirada está puesta en tener un espacio de formación constante, no cursos aislados”, sostiene Ainajyan. Pero la solución no es sencilla porque no muchos eligen enseñar armenio. “¿Por qué alguien debería elegir ser docente de armenio si la comunidad no lo jerarquiza?”, se pregunta.

Al margen del trabajo en los colegios, hay algunas familias que siguen intentando hablar en armenio entre sus miembros, grupos scouts que motivan a los jóvenes a expresarse en ese idioma, instituciones que intentan hacer sus reuniones en armenio, y actividades de los colegios y grupos artísticos (danza, teatro, coros), que propician el uso de la lengua vernácula. De cara al futuro, es importante destacar que todos tenemos algo que aportar, porque pese a que el panorama es bastante complejo, cada colectivo o grupo etario tiene un desafío y una oportunidad de mejora. El sistema educativo está trabajando en ese plano partir de iniciativas de los distintos colegios de la comunidad, y más integralmente, participando del proyecto Zarmanazán, que impulsa la Fundación Gulbenkian, y que dio sus primeros pasos en el país en octubre de 2017 (ver recuadro). En cuanto a los jóvenes de 15 a 35 años, suelen ser los que más viajan a Armenia, ya sea porque egresan o viajan para eventos deportivos, festivales de danza o sólo turismo. Claramente, necesitan ampliar su vocabulario y mejorar la fluidez. Aquello de “¿para qué te sirve el armenio? mejor aprendé inglés”, hoy es menos válido que nunca. Aquí pueden hacer un gran aporte los cursos para adultos o incluso de conversación, que beneficiarán a gente de todas las edades. Vahagn Arslanian, coordinador del curso de idioma de Armenio Occidental, que dicta Hamazkaín, asegura que “el objetivo del curso es que se trasmitan el lenguaje y las raíces culturales armenias” y señala que el gran desafío es “recuperar el idioma armenio como algo cotidiano”. El curso para adultos se dicta una vez por semana en cuatro niveles, desde inicial hasta avanzado, por un valor tan bajo, que es casi simbólico.

Cinco claves para generar un cambio de tendencia

1) Volvé a hablar armenio en casa. Muchas veces se menciona a las familias venidas del Líbano, Siria o Grecia como buenos armenio hablantes. No son superdotados ni tienen cualidades especiales. Simplemente, en esas comunidades siguió la costumbre de mantener la lengua, algo que en Argentina no se valora lo suficiente.

2) Superá el miedo y la vergüenza. Como reza el proverbio chino, toda larga marcha empieza con un primer paso. Tratá de hablar algo en armenio con aquellos que pueden y quieren hacerlo, aunque sea empezar por el saludo.

3) Acostumbrate a leer en armenio. Hoy es posible acceder en tiempo real a información de Armenia y otras comunidades, a través de las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram) y sitios web de medios de comunicación en armenio. Diarios comunitarios y libros son otra opción.

4) Valorá tu identidad. Hablar armenio con frecuencia lleva también a pensar en armenio. El idioma es el corazón de la identidad. No es lo mismo dar una clase de historia armenia en castellano, como se hace hoy en todos los colegios de Buenos Aires, que hacerlo en idioma armenio.

5) Defendé lo tuyo. Se estima que en el mundo hay unas 7100 lenguas y sólo 12 alfabetos, uno de ellos es el armenio. Cada armenio del mundo es responsable frente a la preservación de este patrimonio intangible.

 

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

 

 

Fuerte jugada de la Fundación Gulbenkian
En octubre de 2017 llegó a Buenos Aires Razmig Panossian, director del Departamento de Comunidades Armenias de la Fundación Gulbenkian, con sede en Lisboa, y a partir de allí algo empezó a cambiar. Encuentros con docentes de los 7 colegios armenios de Buenos Aires y el de Córdoba, dieron origen a un trabajo inter-institucional sin precedentes en la enseñanza del armenio en el país. En 2018 Argentina se sumó al proyecto Zarmanazán. Tras la visita de Panossian, la Fundación Gulbenkian observó que la comunidad armenia de Argentina “presentaba condiciones muy adecuadas para desarrollar sus objetivos respecto al fortalecimiento de la lengua armenia de Occidente, que es la que se habla en casi toda la diáspora”, aseguró Daniel Agop Rizian, representante de la Cámara Argentina Armenia de Industria y Comercio en IARA y coordinador del proyecto educativo de la Fundación Gulbenkian. El foco del proyecto es el fortalecimiento del armenio occidental a través de la formación y capacitación de los docentes armenios, conscientes de que el armenio que se habla en gran parte de la diáspora, por no tener un Estado detrás, corre riesgo de desaparición. De hecho, en 2009 la UNESCO incluyó al armenio occidental entre los idiomas en peligro. “El desafío a futuro es lograr que los jóvenes aprendan y utilicen la lengua armenia, no por una imposición, sino como una herramienta con la cual puedan desarrollar sus necesidades”, afirmó Rizian, para quien el trabajo de los docentes es clave en el logro de los objetivos. No es sencillo torcer el rumbo, mucho menos cuando se plantean objetivos a mediano y largo plazo, pero lo importante es que el cambio ya comenzó. Hoy se está trabajando en niveles iniciales (salas de 2, 3, 4 y 5 años) y se avanzará paulatinamente en otros niveles. “Es un trabajo de pinzas donde, por un lado, deben realizarse los mayores esfuerzos e inversiones en el nivel inicial y, paralelamente, debe actuarse para no descuidar y fortalecer los niveles más avanzados”, precisó el dirigente. Y enfatizó: “El tiempo que llevará revertir el tema, está en marcha”.

 

 

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