Un sueño

24 de septiembre de 2019

De ella se han dicho muchas cosas, infinitas comparaciones, algunas terrenales otras celestiales. Pero nunca será suficiente referirse a su importancia. No sé si podré lograr transmitir en estas pocas líneas su magnitud, su trascendencia, su injerencia.

Primero fue un sueño. Después, un susurro, una idea absurda para algunos, el brillar de sus ojos para otros, entregar la vida para muchos.

Ni las decepciones, ni las traiciones hicieron tambalear a quienes la sostenían como bandera. Nada detuvo su llegada, ni el andar perdidos por siglos, ni el estar heridos casi de muerte. También fue llama que prendió en el alma, aunque fuera contenida por décadas o encadenada a la obediencia debida. Fue silencio, hasta miedo o resignación. Pero encendió el vigor de un pueblo, se transformó en mares de voluntad y coraje, estableció invencibles fortalezas, generó deseo y necesidad.

Y desembocó en plazas repletas, en multitudes abrazadas. Fue canciones y risas. Fue emoción y llanto aquí en la tierra como en el firmamento desde donde nos cuidan nuestros ancestros. Fue victoria para los cercanos y para los que lo viven desde lejos. Es responsabilidad y compromiso, es orgullo y desafío, es por lo que lucha cada ser humano.

21 de septiembre de 1991, día en que Armenia volvió a abrazar la tan deseada libertad para nunca más dejarla ir.

Hagop Tabakian
Comité Central de la FRA
htabakian@yahoo.com.ar

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