El sueño nacional: garante de la longevidad del Estado armenio

21 de mayo de 2025

La supervivencia y el desarrollo de las naciones no son fruto del azar. Cada nación, a lo largo de su historia, forja un sentido para su existencia: un objetivo unificador, un sueño nacional y una visión de futuro. Esto abarca la identidad nacional, un sistema de valores compartidos y una memoria histórica colectiva.

El sueño nacional nace de las experiencias históricas de una nación: sus guerras, luchas, derrotas y adversidades, así como sus victorias y momentos de renacimiento. Se convierte en el núcleo de la conciencia nacional y en el motor de las ambiciones vitales para el futuro.

Lejos de ser una mera abstracción, el sueño nacional es un concepto cohesivo e integral. Define la esencia del Estado-nación, traza su dirección estratégica y configura su visión del futuro. Se refleja y consagra en documentos estatales clave -desde la Declaración de Independencia hasta la Constitución- y en otros documentos jurídicos y políticos de relevancia nacional. Así, el sueño nacional sienta las bases de la planificación estratégica y sirve como eje de la política estatal. Posteriormente, se desarrollan estrategias sectoriales para impulsar estos objetivos generales, aclarando las prioridades de cada sector a corto, mediano y largo plazo. Así también se establece el modelo de seguridad nacional de un Estado.

Todo Estado construye y opera su sistema de gobernanza basándose en objetivos nacionales, valores fundamentales y la responsabilidad de salvaguardar la soberanía. Lo que ha ocurrido -y continúa ocurriendo- en Armenia bajo el liderazgo del primer ministro Nikol Pashinyan contradice directamente estos principios fundamentales de la estatalidad y la idea misma de construir un Estado-nación independiente y soberano. 

Se están realizando esfuerzos deliberados para desmantelar los componentes esenciales del sueño nacional armenio. Estos son visibles en varias áreas clave. 

En primer lugar, la actual administración está degradando los símbolos nacionales, como lo evidencian los intentos de cambiar el himno nacional y los debates artificiales sobre símbolos icónicos como los montes Ararat y Arakadz. 

En segundo lugar, hay un esfuerzo concertado para cerrar el capítulo del movimiento de liberación de Artsaj y extinguir el espíritu de lucha justa en general. 

En tercer lugar, se están poniendo en tela de juicio verdades y heridas históricas no resueltas, como se refleja en la postura ambigua de la administración respecto de la negación del Genocidio Armenio. 

Este proceso se está desplegando en los ámbitos político, moral y legal. Se está dirigiendo una campaña de hostilidad contra el pueblo de Artsaj, al que se acusa persistentemente de no haber luchado y se le atribuye injustamente la culpa de la pérdida de su patria. Se está renunciando al pasado histórico de la nación, a la memoria de las víctimas inocentes y al heroísmo de sus mártires. 

La fase final -la consecuencia más grave de esta agenda- implica esfuerzos para reformar la Constitución y poner en peligro la Declaración de Independencia. La Tercera República de Armenia está ahora en peligro. Si la Declaración se anula y la Constitución deja de fundamentarse en los objetivos nacionales que en ella se consagran, se cerraría el último capítulo de la historia de la Tercera República. Lo que surja en su lugar es objeto de especulación, pero una cosa es segura: en esencia, ya no será armenia.

Por lo tanto, es imperativo poner fin a este proceso destructivo mediante la implementación de la siguiente hoja de ruta: 

1. Apoyar al gobierno en el exilio y a las instituciones estatales de Artsaj.

Apoyar el funcionamiento ininterrumpido del gobierno en el exilio y las instituciones estatales de Artsaj, garantizando la continuidad del legado político de Artsaj ante las realidades y desafíos actuales. Se deben asignar recursos para aumentar la visibilidad y el reconocimiento internacional de estas instituciones.

2. Convocar una asamblea pan-armenia

Organizar una asamblea panarmenia con la participación de partidos políticos, organizaciones comunitarias e instituciones educativas, académicas y culturales de Armenia, Artsaj y la diáspora, así como de la Iglesia Apostólica Armenia. El objetivo: desarrollar un programa pannacional para hacer realidad el sueño nacional armenio y consolidar los pilares de la estatalidad. 

Establecer un consejo panarmenio para supervisar la implementación coordinada de los objetivos pannacionales mediante planes de acción graduales a corto, mediano y largo plazo. Adoptar una declaración que valore y defienda el derecho del pueblo armenio a la soberanía estatal, reafirme el estatus pendiente de Artsaj y su derecho a la autodeterminación, y se comprometa a resolver la crisis constitucional que enfrenta la Tercera República. 

Este consejo debería sentar las bases para la formación y organización de un gobierno alternativo, paralelo y con plenos atributos institucionales. 

3. Declarar la ilegitimidad del régimen actual

Documentar y presentar claramente la falta de legitimidad del régimen gobernante ante la comunidad internacional, mostrando la realidad de la situación de “consenso (-1)”. 

Elaborar un informe exhaustivo sobre las acciones ilegales y la naturaleza antidemocrática del gobierno actual, respaldado por las firmas de las organizaciones participantes de la asamblea panarmenia para ilustrar el consenso (-1). Transformar el consejo panarmenio no solo en un órgano de coordinación, sino también en el portador de un mandato político nacional. 

4. Organizar la resistencia institucional y en red

Construir una resistencia institucional y en red para liberar a la Tercera República de Armenia de las garras de los enemigos internos.

Es necesaria una adecuada coordinación de acciones en los frentes interno y externo. Para restablecer el orden constitucional, es necesario crear una situación de doble gobierno de facto, no solo mediante protestas callejeras, sino también a nivel institucional. Afirmar la legitimidad de un gobierno alternativo basado en la defensa de los intereses reales y vitales del pueblo armenio. 

Es fundamental abordar la agenda panturca de la alianza Erdogan-Aliev-Pashinyan promoviendo el concepto de una Armenia unida, cuyo primer paso innegociable debe ser la nueva liberación de Artsaj. Solo mediante estas medidas se podrá reafirmar la soberanía armenia y la nación recuperar su legítimo y digno lugar en el emergente orden mundial multipolar.

Arshak Mesrobian
Miembro del Consejo de Asuntos de la Juventud del Buró de la FRA-Tashnagtsutiún

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