La Iglesia Apostólica Armenia denunció que la encarcelación del Arzobispo Mikael Adjapahyan por parte del régimen de Nikol Pashinyan es “un caso de persecución política y venganza personal”

28 de junio de 2025

El arzobispo Mikael Ajapahyan, primado de la diócesis de Shirak, fue trasladado al centro penitenciario Kentron de Ereván, conocido como el centro de detención del Servicio de Seguridad Nacional, luego de que la justicia ordenara su prisión preventiva por un plazo de dos meses el 28 de junio. La detención se suma a la del arzobispo Bagrat Galstanyan y del empresario y filántropo Samvel Karapetyan, todos trasladados a la misma prisión en el marco de una ofensiva que la Iglesia Apostólica Armenia calificó como “un caso de persecución política y venganza personal”.

En un duro comunicado, la Madre Sede de la Santa Echmiadzín denunció que la decisión judicial que encarceló a Ajapahyan es consecuencia directa de la retórica hostil del primer ministro Nikol Pashinyan y de su “política antieclesiástica”. La Santa Sede recordó que las fuerzas del orden irrumpieron en el corazón espiritual de la nación armenia para detener al arzobispo Mikael mientras coordinaba la asamblea anual del clero, bloqueando los accesos a Echmiadzín y generando un clima de intimidación hacia fieles y sacerdotes. La Iglesia subrayó que este ataque es “una manifestación de odio a la Iglesia” y una afrenta que “ni los gobernantes extranjeros del pasado se atrevieron a cometer”.

El arresto del arzobispo Ajapahyan fue criticado con dureza por la Congregación Mekhitarista de Venecia, que reafirmó su apoyo a Su Santidad Karekin II y a la Iglesia Armenia, y por el Patriarcado Armenio de Jerusalén, que repudió el “ataque verbal vil y sin precedentes” del primer ministro Pashinyan contra el Catholicós. Ambas instituciones destacaron el rol histórico de la Iglesia como pilar de la identidad armenia y advirtieron sobre la gravedad de los ataques actuales contra su liderazgo espiritual.

Mientras tanto, la oposición parlamentaria denunció la operación como una escalada de persecución contra los pilares de la nación y acusó a Pashinyan de “terrorismo de Estado” y de encabezar una campaña para desarticular toda voz disidente. “El 27 de junio quedará en la historia como un día de vergüenza nacional”, afirmó la Santa Sede, que instó a los armenios a permanecer unidos junto a su Iglesia y a defender por todos los medios legales la libertad de sus líderes espirituales.

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