Osvaldo Djeredjian como Bernardo Neustadt en “Menem, la serie”

Con 69 años y una carrera que combina la abogacía y la actuación, Osvaldo Djeredjian irrumpe en Menem, la serie, donde encarna a Bernardo Neustadt en una de sus mejores actuaciones.
El casting para la selección del personaje fue breve, pero dejó huella. Ariel Winograd, el director de la serie, ya conocía a Osvaldo Djeredjian y lo convocó con una sugerencia directa: “Fijate en la gestualidad y hacé lo que ya hacés”. El actor se volcó entonces al archivo audiovisual. Horas de Tiempo Nuevo, el programa televisivo del periodista político, le permitieron identificar los gestos clave, los silencios estratégicos, el momento exacto en que Neustadt le hablaba a "Doña Rosa" o miraba fijo a cámara para subrayar un dato. A esa observación quirúrgica, sumó el trabajo con maquillaje: “No fue sólo la voz fluyendo sin pausa, dice, sino el dominio de la cámara como un instrumento más de su discurso”.
¿Cómo fue el rodaje con Leonardo Sbaraglia y Griselda Siciliani?
“Leo necesitaba tres hora de maquillaje para ser Menem y se quedaba en el personaje incluso en los tiempos libres hasta para pedir una Coca-Cola, cuenta entre risas. Tenía una costumbre muy de Menem, que era preguntarte cómo se llamaban tus hijos. En mi caso yo tengo un hijo solo: Iván, y durante los 15 días en los que estuve en el rodaje me preguntaba cómo andaba Iváncito… Eso hizo que tuviese el personaje muy a mano todo el tiempo. En cuanto a la Siciliani, que interpreta a Zulema Yoma, en un pasaje le pregunto si Menem la engañaba y me quedé absorto: su voz y sus gestos fueron exactos”, recuerda con admiración.
Durante el rodaje, también entrevistó, como Neustadt, a Zulema, a Amira y a Emir Yoma. El escenario principal era un gran galpón con réplicas de los sets originales de Tiempo Nuevo, lo que contribuyó a esa sensación de “historia viva” que envolvió la serie.

¿Cuál fue el rol de Neustadt para que Menem llegara a presidente de la Nación?
“Neustadt fue crítico de Menem candidato en la campaña electoral en la que competía con Angeloz pero cambió su posición al poco tiempo de asumir. Motivó y preparó a la opinión pública para favorecer las grandes privatizaciones como la venta de Entel, la compañía estatal de teléfonos que luego se dividió entre Telefónica y Telecom”.
La mirada de Djeredjian es aguda: lejos de reducir a Neustadt a una caricatura del ego o el poder, subraya su rol como engranaje del aparato económico. “No era ambición personal, sino vínculos con empresas que se beneficiaron con las privatizaciones. Su ‘obsesión’ era garantizar contratos y favores a sus auspiciantes”. Según su opinión, Neustadt fue el pionero de una lógica que hoy se encarna en los periodistas políticos.
¿Hay algún Bernardo Neustadt en la actualidad? ¿Cómo ves hoy al periodismo político?
“El periodismo de opinión se convirtió en vocería de intereses”, señala con preocupación. Solo unos pocos escapan a ese rol. Hoy los influencers cumplen la función de Neustadt: preparar al público para narrativas y negocios”. "Neustadt es la suma de todo lo que está en La Nación+, todos juntos en una sola persona, aunque con un programa semanal de TV y un programa de radio desde las 6 de la mañana”.

¿Actuar sigue siendo un hobby para vos?
“La actuación es un hobby de lujo para mí”, admite. “Vivo de la abogacía desde 1982, lo que me permitió elegir proyectos sin presiones”.
El actor comenzó su formación a los 21 años con Flora Steinberg. Luego estudió tres con Lito Cruz, con Norman Briski y con Damián Dreizik, además de participar en numerosos seminarios. “Cuando yo llegué, el ‘Método’ de Stanislavski ya era la norma: interpretar en lugar de representar, encontrar en uno mismo el motor de cada gesto”.
Para Osvaldo Djeredjian, el actor no es un repetidor de texto, sino un músico que traduce la partitura del guion en emoción y movimiento. En teatro, participó en festivales en Albania, Cuba, Italia y España con obras de Mamet, Pavlovsky, Veronese, Binetti y Carver.
Además de Menem, la serie, participó en cine con La extorsión (2023), Permitidos (2016), Paulina (2015), Tenemos un problema, Ernesto (2014), Vino para robar (2013), Todos tenemos un plan (2012), Habano y cigarrillos (2012), Lluvia (2008), El custodio (2006).
Fue egresado de la primera promoción de bachilleres del Colegio Jrimian en 1972 y presidió Unión Juventud Armenia (UJA) a principios de los años 80. Aunque la actuación fue ganando espacio en su vida, nunca abandonó su otra vocación: el derecho. Ese doble perfil de Osvaldo Djeredjian—abogado y actor por vocación— lo mantuvo siempre en movimiento y lo ayudó a encarar un personaje como el de Bernardo Neustadt desde una complejidad que no se aprende en los libros. Su trayectoria demuestra cómo la técnica y la pasión se nutren mutuamente.
Pablo Kendikian