Se cumplen 5 años del comienzo de la guerra de Artsaj desatada por Azerbaiyán

27 de septiembre de 2025

El 27 de septiembre se cumplen cinco años desde que Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar a gran escala contra la República de Artsaj (Nagorno Karabaj) en 2020, iniciando la guerra de 44 días que provocó miles de muertos, la destrucción de ciudades, crímenes de guerra y el desplazamiento forzado de la población armenia nativa. El ataque de Azerbaiyán reactivó un conflicto histórico que se remonta a la decisión de la Unión Soviética de entregar Nagorno Karabaj a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en 1921 y que atravesó guerras, pogromos, mediaciones y finalmente la limpieza étnica de 2023.

El origen del conflicto

En 1921, el Comité del Cáucaso del Partido Comunista de la Unión Soviética decidió transferir el Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj, de mayoría armenia, a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. En 1923 se constituyó formalmente la región autónoma dentro de la RSS de Azerbaiyán, a pesar de que más del 90% de su población era armenia. Durante décadas, los armenios de Karabaj reclamaron la reunificación con Armenia, generando tensiones permanentes.

Con el debilitamiento del régimen soviético, el 20 de febrero de 1988 el Consejo del Óblast Autónomo de Nagorno Karabaj votó democráticamente a favor de su unificación con la República Socialista Soviética de Armenia, amparado en la legislación soviética e internacional que reconocía el derecho de autodeterminación. El movimiento fue acompañado por manifestaciones masivas en Stepanakert y Ereván, conocido como el Movimiento Karabaj.

La respuesta en Azerbaiyán fueron los pogromos contra la población civil armenia. En febrero de 1988, en Sumgait, grupos organizados atacaron a los armenios locales, asesinando y violando con total impunidad con la complicidad de las autoridades. En noviembre de ese mismo año se produjeron pogromos en Kirovabad, y en enero de 1990 en Bakú, donde la comunidad armenia fue expulsada en su totalidad. Estos hechos marcaron un punto de no retorno y dieron inicio al enfrentamiento armado.

La guerra, el cese del fuego y los intentos de mediación

Tras la disolución de la URSS en 1991, la población de Artsaj declaró su independencia con un referéndum, con más del 99% de los votos a favor, de acuerdo a los marcos legales vigentes. Azerbaiyán respondió con una guerra que se extendió hasta 1994. Durante el conflicto se produjeron masacres, bombardeos y desplazamientos masivos de población.

La guerra iniciada por Azerbaiyán dejó alrededor de 30.000 muertos y más de 700.000 desplazados. En mayo de 1994 se firmó un cese del fuego mediado por Rusia entre Armenia, Artsaj y Azerbaiyán que estableció la línea de contacto entre Artsaj, bajo control armenio, y Azerbaiyán. La mediación internacional, principalmente a través del Grupo de Minsk de la OSCE, no logró alcanzar un acuerdo de paz definitivo en las décadas siguientes.

En abril de 2016 Azerbaiyán lanzó un ataque sorpresivo contra Artsaj, en la llamada guerra de los cuatro días. Los combates dejaron más de 200 muertos y mostraron la fragilidad del alto el fuego de 1994. Esta ofensiva fue un anticipo de la escalada militar que se concretaría en 2020.

La guerra de 2020, el comienzo de la limpieza étnica contra la población armenia de Artsaj

El 27 de septiembre de 2020 Azerbaiyán inició la guerra de 44 días contra Artsaj. En el primer día de los bombardeos azerbaiyanos, el presidente Ilham Aliyev mintió al justificar los ataques diciendo que se trató de una respuesta a un supuesto ataque armenio, a pesar de que meses después reconocería que fue Azerbaiyán quien inició la guerra. Durante el conflicto se registraron bombardeos contra Stepanakert, Shushí y otras ciudades, con ataques a hospitales, escuelas, iglesias e infraestructura civil. Organizaciones internacionales denunciaron el uso de bombas de racimo y de fósforo blanco contra la población civil, así como la comisión de crímenes de guerra, incluyendo ejecuciones sumarias, torturas y mutilaciones de prisioneros de guerra y civiles armenios.

Turquía brindó apoyo directo a Azerbaiyán con armamento, drones de combate y asesoría militar, además del envío de mercenarios sirios trasladados al frente de batalla.

La guerra terminó el 10 de noviembre de 2020 con un acuerdo de cese del fuego mediado por Rusia. Azerbaiyán recuperó los distritos circundantes y parte de Artsaj, incluyendo Shushí. Rusia desplegó fuerzas de paz en el corredor de Lachin para garantizar la conexión con Armenia.

Tras la guerra, Azerbaiyán continuó con ataques e incursiones en el territorio soberano de Armenia, en particular en las provincias de Syunik y Gegharkunik en 2021 y 2022. El presidente Ilham Aliyev amenazó abiertamente con abrir por la fuerza un “corredor de Zangezur” a través del sur de Armenia, lo que implicaba una amenaza directa de invasión.

En diciembre de 2022, Azerbaiyán bloqueó el corredor de Lachin, único camino que unía Artsaj con Armenia. El bloqueo, considerado un intento de genocidio por expertos internacionales, se extendió durante casi diez meses, provocando una crisis humanitaria con falta de alimentos, medicinas y combustible para los 120.000 habitantes armenios de Artsaj.

El 19 de septiembre de 2023 Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar contra Artsaj, obligando a la rendición al día siguiente. Bajo amenaza de exterminio, la población armenia de Artsaj escapó masivamente hacia Armenia. Unas 120.000 personas, prácticamente la totalidad de la población nativa, se vieron forzadas a abandonar sus hogares en un proceso de limpieza étnica y deportación forzada, mientras que muchos políticos, militares y civiles fueron encarcelados ilegalmente por Azerbaiyán.

El clan Aliyev, los armenios como el "enemigo externo" para mantener el poder

Heydar Aliyev gobernó Azerbaiyán desde 1993 hasta 2003, año en que fue sucedido por su hijo Ilham Aliyev, quien continúa en el poder. Durante más de tres décadas, el régimen Aliyev se sostuvo en un sistema autoritario que utilizó la guerra y la política racista contra los armenios como herramienta de legitimación interna, consolidando un enemigo externo para perpetuar su poder.

La declaración de Washington y el futuro tratado de paz

En 2025, bajo mediación de Estados Unidos, Armenia y Azerbaiyán firmaron una declaración en la que se comprometían a firmar un futuro tratado de paz. Armenia lo hizo bajo amenaza de una nueva guerra, aceptando no judicializar los crímenes de guerra cometidos por el ejército y la cúpula azerbaiyana.

El acuerdo no resolvió cuestiones humanitarias fundamentales. Azerbaiyán continúa encarcelando ilegalmente a prisioneros armenios en Bakú y no existen garantías para el retorno seguro de la población desplazada de Artsaj a sus tierras.

Según datos presentados por el Comité de Investigación, 3.981 personas murieron durante las hostilidades. De ellas, 1.702 eran reclutas, 860 soldados contratados, 368 voluntarios, 864 reservistas, 143 soldados de otras fuerzas y 44 civiles. Cinco años después, se desconoce el paradero de 191 ciudadanos.

A 5 años del inicio de la guerra de 2020, con la declaración firmada en 2025 por Ilham Aliyev y Nikol Pashinyan y el "tratado de paz" acordado, el pueblo armenio continúa y continuará buscando justicia, como lo hizo durante más de 100 años con el Genocidio Armenio, que constituyó el inicio del plan de exterminio total que continúa hoy en día.

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