La pianista armenia Anna Sarkisova en Argentina: “Después de los quebrantos siempre nos levantamos y seguimos adelante”

La pianista armenio-estadounidense Anna Sarkisova visitó la Argentina para ofrecer una serie de conciertos y clases magistrales que incluyeron dos presentaciones en Rosario y un recital en el Salón Dorado del Teatro Colón el pasado 3 de octubre. Su gira continuó con actuaciones en Buenos Aires y una clase magistral en el Conservatorio Astor Piazzolla.
Sarkisova, reconocida internacionalmente por su virtuosismo y su profunda conexión emocional con el repertorio que interpreta, combina en sus presentaciones obras de los grandes maestros europeos con composiciones de Gomidás (Komitas) y Arno Babajanian, figuras fundamentales de la música armenia. Formada en el Conservatorio Estatal de Ereván, y posteriormente en Austria y Estados Unidos, la pianista actuó en prestigiosas salas de Europa, Asia y Norteamérica.
En diálogo con Diario ARMENIA la artista reflexionó sobre su herencia cultural, la fuerza espiritual de la música y su vínculo con el público argentino.
—En una entrevista dijiste que la historia de mi pueblo te hizo expresar el dolor a través de la música. ¿Cómo se refleja esa herencia armenia cada vez que subís al escenario?
—La música tiene mucho que ver con el dolor, el sufrimiento, y todo lo que se expresa a través de ella no solo implica alegría y muchas veces no es reconfortante. Todos tenemos cierto dolor en nuestros corazones que cargamos, vivimos y aceptamos. Puede ser cualquier tipo de dolor, pérdida o desilusión. Uno de los que llevo en mi corazón tiene que ver con mi país y su historia. Armenia ha sufrido a lo largo de los años en su búsqueda de paz y de poder llevar la verdad que nos pertenece. Pero después de los quebrantos siempre nos levantamos y seguimos adelante, al igual que cualquier alma humana fuerte.
—¿Qué significa para vos interpretar al padre Gomidás o Arno Babajanian junto a los grandes compositores europeos en un mismo programa? ¿Sentís que el público percibe esa carga emocional e histórica cuando interpretás música armenia?
—Tanto Gomidás como Babajanian son compositores muy profundos y siempre bien recibidos por el público. Es una música muy bien compuesta que llega directamente al corazón. Son especiales para mí porque encarnan las melodías de mi tierra, canciones folclóricas que resuenan profundamente en mi alma. Me alegra que el público también se conecte con esa música; su simplicidad y belleza tocan el corazón.

—Tu paso por el Conservatorio Estatal de Ereván fue clave en tu formación. ¿Qué recuerdos y aprendizajes guardás de ese período?
—La educación en el conservatorio de Ereván fue increíble. Tuve profesores fenomenales, graduados en Moscú, y como se sabe, la escuela de piano rusa se considera una de las mejores del mundo. Tengo hermosos recuerdos de mis maestros y de mis amigos. Fueron tiempos muy especiales.
—Como pianista armenio-estadounidense, ¿sentís que tu identidad se convierte en un puente entre distintas tradiciones musicales?
—Armenia tiene una cultura fuerte y una historia rica. La música folclórica armenia tiene un origen extremadamente melódico y cualquier cosa que provenga de eso como representación de la música armenia es muy agradable para el oyente. Cada vez que interpreto algo de un compositor armenio, el público me pregunta por esa música. Me hace sentir muy orgullosa saber que nuestra herencia musical es tan bien recibida por otras naciones.
—La música clásica muchas veces parece distante para el gran público. ¿Qué le dirías a alguien que nunca asistió a un recital para invitarlo a vivir esa experiencia?
—La música clásica es extremadamente intelectual, por lo que siempre ha estado limitada a cierto público, y eso está bien. Pero recomendaría enseñar música clásica a los niños y, sobre todo, hacer que la amen. No se necesita mucho para escuchar a Mozart o Chopin y enamorarse de sus melodías sublimes. Solo hay que atreverse a escuchar, asistir a un concierto o compartir esa música con los hijos. Puede cambiar tu vida y tu imaginación.
—¿Cómo viviste el contacto con el público argentino y qué sensaciones te dejó esta gira por el país?
—Me encantó absolutamente el público argentino. La mayoría estaba muy familiarizada con la música clásica y fue extremadamente cálida y generosa. Hay un gran movimiento musical en Argentina y el país está lleno de músicos increíbles. Se sentía exactamente como en cualquier ciudad musical europea. ¿Y qué puedo decir del Teatro Colón? Es sin duda una de las salas más divinas del mundo.
