La Iglesia Apostólica Armenia responsabilizó a Nikol Pashinyan por las detenciones de sus clérigos y denunció que las persecuciones son “ilegales” y “vergonzosas”

El conflicto entre el actual régimen autoritario de Nikol Pashinyan y la Iglesia Apostólica Armenia se intensificó luego de las detenciones de sacerdotes y del arzobispo Mkrtich Proshyan el 15 de octubre. Desde Etchmiadzín, altos representantes eclesiásticos denunciaron una “presión abierta” contra la institución, mientras que el primer ministro negó cualquier persecución y aseguró que “no hay ningún ataque a la Iglesia”.
“El proceso que estamos viendo es una presión manifiesta”, afirmó el arzobispo Nathan Hovhannisyan, director del Departamento de Relaciones Exteriores y Protocolo de la Santa Sede. “Se llevaron a la gente sin que los abogados supieran siquiera dónde estaban. Si alguien es llamado como testigo, no deberían registrarlo y arrestarlo”.
El arzobispo cuestionó además la falta de investigación ante las declaraciones públicas de funcionarios del gobierno que, según dijo, incitan a la violencia. “El propio Primer Ministro, como creyente de la Iglesia armenia, llamó a eliminar al Catholicos del Patriarcado. Eso es inaceptable”, remarcó.
El obispo Hovnan Hakobyan, primado de la diócesis de Gugark, fue aún más categórico: “No hay ni un ápice de legalidad en lo ocurrido con el primado de la diócesis de Aragatsotn y los sacerdotes detenidos. Esto es arbitrariedad. Es una misión impuesta desde afuera, que alguien, un compatriota de Ilham Aliyev, está ejecutando en Armenia”.
Desde el gobierno, el primer ministro Nikol Pashinyan rechazó las acusaciones. “No hay ningún ataque contra la Iglesia Apostólica Armenia por mi parte. El Catholicos y la Iglesia no son lo mismo. Las acciones de las fuerzas del orden no forman parte de ninguna campaña”, afirmó. Agregó que las detenciones “se basan en denuncias de delitos” y que “excluye totalmente que se estén realizando fuera de los marcos legales”.
Las detenciones del arzobispo Proshyan y de varios sacerdotes se originaron tras las declaraciones del padre Aram Asatryan, quien aseguró en televisión haber participado en manifestaciones de la oposición “bajo instrucciones de sus superiores”. Sin embargo, el propio Asatryan declaró luego no haber sido convocado por los investigadores y dijo desconocer los motivos de las detenciones.
Mientras tanto, la Santa Sede publicó un comunicado en el que condena las acciones policiales en la diócesis de Aragatsotn, calificándolas de “ilegales” y “vergonzosas”. Los obispos denunciaron registros injustificados, ocultamiento del paradero de los detenidos y la imposibilidad de acceder a defensa legal.
"El gobierno de turno y el Primer Ministro del país son personalmente responsables de esta lamentable situación, quienes han estado difundiendo discursos de odio e intolerancia hacia la Iglesia y el clero durante mucho tiempo, invadiendo abiertamente las órdenes centenarias de la Iglesia. En consecuencia, la naturaleza política de estos procesos penales, manifiestamente ilegales, se hace evidente inmediatamente después de las declaraciones del Primer Ministro contra la Iglesia Armenia".
Desde el Catolicosado de la Gran Casa de Cilicia, Aram I también expresó su condena, calificando las detenciones de “inaceptables” y delegando al arzobispo Shahan Sarkissian para transmitir su preocupación directamente a las autoridades armenias. “El estado malsano de la relación Iglesia-Estado debe llegar a su fin. Los intereses supremos de la nación exigen que ambos pilares trabajen juntos”, subrayó.
El Catholicos de Todos los Armenios, Karekin II, se reunió con el clero de la diócesis de Aragatsotn, a quienes bendijo y animó a mantenerse firmes. En su declaración final, la Santa Sede instó a los fieles “a no rendirse ante las amenazas, a sostenerse en la fe y a orar por los hermanos encarcelados y por la paz de Armenia y de la Iglesia”.