La despedida a monseñor Kissag Mouradian

Entre la tarde del domingo 26 y el mediodía del lunes 27 de octubre, la comunidad armenia despidió con emoción y recogimiento los restos de monseñor Kissag Mouradian, arzobispo emérito de los Armenios de Argentina y Chile, en la Catedral San Gregorio El Iluminador del barrio de Palermo.
El velatorio comenzó el domingo a las 18, en una Catedral que se fue colmando de fieles, representantes institucionales y amigos que se acercaron para despedir a quien, durante más de tres décadas, condujo la vida espiritual de la colectividad armenia y dejó una marca perdurable en su historia religiosa y cultural. También asistieron líderes de otros credos.
A las 20 se celebró la ceremonia de responso. Frente al féretro, el obispo Aren Shaheenian, actual primado de la Iglesia Apostólica Armenia para Argentina y Chile, dirigió unas palabras cargadas de afecto. “Las palabras no alcanzan para hablar de su labor”, dijo, y resaltó la alegoría del Buen Pastor que da su vida para su rebaño: “Monseñor Kissag Mouradian tomó el ejemplo de Jesús Cristo y dio su vida para su comunidad generando así una familia más grande que la de origen, una gran hermandad. Entregó su vida a la Iglesia Apostólica Armenia”. Más adelanta evocó su espíritu alegre, sus historias, su humor y su entrega pastoral: “Su espíritu seguirá entre los fieles, al igual que sus lindas palabras, sus comicidades y las innumerables anécdotas que contaba alrededor de la mesa”, agregó Shaheenian.

El lunes por la mañana se realizó, en la misma Catedral, la Santa Misa y la ceremonia de la Extrema Unción. Allí, el presidente de la Institución Administrativa de la Iglesia Armenia, Aram Karaguezian, destacó la figura del arzobispo emérito con un mensaje de despedida: “Con su partida, la comunidad armenia de la Argentina y Chile pierde a una de sus figuras más relevantes de las últimas décadas. Su tarea pastoral, intelectual, docente y periodística lo contó siempre predispuesto a conducir a la feligresía y ponerse al servicio de la juventud para acercarla a sus raíces y a los misterios de la fe. Llegó a la Argentina en 1975 y, desde entonces, su carácter afable y generoso lo convirtió en un pastor querido, lúcido y profundamente humano.”
Karaguezian recordó también la amistad que unió a Mouradian con el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, y cómo esa relación influyó en el reconocimiento papal del Genocidio Armenio. “Aquella muestra de solidaridad durante la tragedia de Cromañón selló una alianza que trascendió los tiempos y las vicisitudes para transformarse en un hito de la amistad argentino-armenia”, señaló.

En las escalinatas de la Catedral, antes del traslado del féretro hacia el cementerio armenio de Villegas, uno de sus exalumnos, Enrique Tokatlian (promoción 1982), tomó la palabra de manera espontánea. Dirigido especialmente a los estudiantes que se encontraban presentes, evocó los años de docencia y cercanía del entonces joven sacerdote que los acompañaba en las aulas, en los viajes y en las obras teatrales escolares. Recordó también su amistad con el cardenal Bergoglio y la histórica mención del Genocidio Armenio en el Vaticano. “Seguramente, si él estuviera aquí, ustedes lo estarían rodeándo”, dijo antes de pedir un aplauso que selló el adiós Kissag Mouradian con gratitud y emoción contenida.

Poco después del mediodía, la caravana fúnebre partió hacia la necrópolis armenia de San Justo, en la provincia de Buenos Aires, donde fue sepultado alrededor de las 14, junto al arzobispo Papken Abadian.
Entre los participantes de las ceremonias estuvieron presentes el embajador de Armenia, Hovhannes Virabyan; la Directora General de Cultos en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, María del Pilar Bosca; el representante del Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor García Cuerva; Monseñor Vartán Waldir Boghossian, administrador apostólico sede vacante a voluntad de la Santa Sede de la Eparquía "San Gregorio de Narek en Buenos Aires" de los Armenios y del Exarcado Apostólico para los fieles de rito armenio residentes en América Latina y México; el Arzobispo Juan Habib Chamieh, Eparca de la Iglesia Católica Maronita; Monseñor Iosif Bosch, Arzobispo de Buenos Aires de la Iglesia Ortodoxa Griega del Patriarcado de Constantinopla; el Arzobispo y Vicario Patriarcal para Argentina de la Iglesia Ortodoxa Siriana, Monseñor Crisóstomo Juan Gasali y el Archimandrita Demetrio Salloum de la Iglesia Ortodoxa Antioquena.
Monseñor Kissag Mouradian había fallecido el sábado 25 de octubre a los casi 74 años, en el edificio del Arzobispado Armenio. Nacido en Alepo y formado en Jerusalén, llegó a la Argentina en 1975 para una misión que debía durar cinco años y terminó extendiéndose por cincuenta años.