La historia de Roxana Garavarian y la memoria armenia que impulsa su trabajo social

20 de noviembre de 2025

Roxana Garavarian trabaja desde hace una década en el área de niñez del Municipio de Moreno, en el oeste del conurbano bonaerense, un territorio amplio y diverso en población y realidades sociales. Allí integra la Dirección General de Niñez, Adolescencia y Familia, desde donde se acompañan procesos vinculados a la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes.

Sin embargo, su compromiso con la niñez no nació como una elección profesional lineal, sino como resultado de un recorrido íntimo de reconstrucción identitaria. Ese proceso, dice, se consolidó en tiempos de pandemia. “Mi construcción identitaria la hice en pandemia. Fue un tiempo de silencio e introspección, donde sentí la necesidad profunda de entender quién era y de dónde venía mi apellido”, cuenta Garavarian en diálogo con Diario ARMENIA.

La búsqueda la llevó a la memoria de su abuelo Apik, sobreviviente del Genocidio Armenio. Nacido en Rodosto, a orillas del mar de Mármara, actual Tekirdağ enTurquía, Apik perdió a su padre, Abraham, durante el Genocidio perpetrado por el Estado turco. Junto a su madre logró escapar ocultando su identidad y fingiendo ser griegos para abordar un barco que llegó a Argentina en 1924. “Aquí encontraron refugio. Argentina los abrazó. Con el tiempo mi abuelo pudo recuperar su apellido y restablecer su identidad”, recuerda.

Garavarian cita una frase de Bert Hellinger que la acompañó en ese proceso interno: “Que nadie te haga dudar, cuida tu rareza como la flor más preciada de tu árbol.Eres el sueño realizado de todos tus ancestros.”

“Hoy lo vivo así: con gratitud por la historia de mi abuelo y los hermosos orígenes de mi madre. Con mis hermanos somos descendientes de dos pueblos que sufrieron genocidios: el armenio y nuestros pueblos originarios. De ambos heredamos no solo el dolor de la memoria, sino también la fuerza y la dignidad para seguir”.

A partir de esa reconstrucción personal, la tarea con la infancia para Garavarian tomó un sentido más profundo y coherente. “Saber que los derechos de los niños fueron vulnerados en aquel genocidio marcó profundamente mi vocación. Entendí que mi lugar era acompañar procesos para que ningún niño vuelva a atravesar experiencias de desamparo y silencio”, explicó.

Dentro de la Subsecretaría, uno de los programas centrales es Juegos Consentidos, que utiliza el juego como herramienta de restitución de derechos y fortalecimiento emocional. “El juego no es solo entretenimiento: es aprendizaje, elaboración simbólica y participación comunitaria. Muchos niños llegan con historias muy difíciles, con duelos y rupturas, pero con acompañamiento profesional logran avanzar, fortalecerse y construir autonomía progresiva”.

Según nos cuenta, la tarea se articula con escuelas, centros culturales, merenderos, pymes, equipos técnicos y espacios recreativos del distrito, en una red que aborda situaciones urgentes y de largo plazo. Esa coordinación incluye el hospital de Moreno, los hogares municipales, programas de huertas y espacios culturales, desde donde se trabaja para que la infancia acceda a entornos de cuidado y crecimiento.

“La ayuda alimentaria forma parte de un derecho básico y el área acompaña para asegurar que estas ayudas lleguen efectivamente a quienes lo necesitan, junto con la protección frente a situaciones de vulneración de derechos”, señala.

En paralelo, Garavarian finaliza la tecnicatura en Psicología Social, formación que proyecta aplicar al fortalecimiento profesional de los equipos y a la construcción de estrategias de intervención comunitaria.

De cara al cierre del año, anticipa actividades vinculadas al aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño con propuestas lúdicas y colectivas que promueven la reflexión y el compromiso social.

En ese marco, Roxana Garavarian afirma que "honrar la memoria es cuidar a los que vienen”. Quizás ahí esté el mensaje más profundo de esta historia.

Entrevista: Daniel Kasparian
Texto y edición: Diario ARMENIA

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