Los puntos pendientes de una paz justa: claves del conversatorio con Hrair Balian en la Asociación Cultural Armenia

El jueves 18 de diciembre, en la Biblioteca Daghlian de la Asociación Cultural Armenia, se realizó el conversatorio “¿Es posible una paz justa en el Cáucaso?”, organizado por el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica (CNA), con la participación del especialista internacional Hrair Balian, referente del Centro Carter.
El encuentro fue presentado y moderado por Khatchik DerGhougassian, quien tuvo a su cargo la conducción general del intercambio, el encuadre político del debate y la articulación de las principales líneas de análisis. Desde el inicio, contextualizó el encuentro en el marco de las negociaciones en curso entre Armenia y Azerbaiyán. A lo largo del conversatorio ordenó la exposición, profundizó conceptos, introdujo repreguntas estratégicas y vinculó los distintos planos: el regional, internacional y doméstico, que atraviesan el conflicto.
La actividad reunió a referentes comunitarios, dirigentes y público interesado en analizar el actual proceso de negociaciones, así como las perspectivas de Artsaj en un contexto regional marcado por fuertes tensiones geopolíticas.
Con más de 35 años de trayectoria en resolución de conflictos, negociaciones y derechos humanos, y con experiencia en los Balcanes, Europa Oriental, el Cáucaso, Asia Central, Medio Oriente y África, Hrair Balian expuso una mirada crítica pero matizada sobre los avances recientes, en particular la declaración tripartita inicialada el 8 de agosto en Washington entre el presidente estadounidense Donald Trump, el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev y el primer ministro armenio Nikol Pashinyan. Según explicó, se trata de un primer paso político que no constituye aún un acuerdo de paz ni tiene fuerza legal, pero que abre una etapa que debe ser evaluada con cautela.
Uno de los ejes centrales de su exposición fue la idea de que no puede haber una paz duradera si no es una paz justa. En ese sentido, Balian identificó cuatro puntos fundamentales que, a su entender, siguen ausentes o insuficientemente abordados en el marco actual de negociaciones. El primero es la liberación de los 23 prisioneros de guerra y civiles armenios detenidos en cárceles de Bakú.
El segundo punto es el derecho al retorno de los desplazados, que definió como un derecho imprescriptible, independientemente del tiempo transcurrido desde el desplazamiento, e incluye tanto a los armenios de Artsaj como a otras poblaciones forzadas a abandonar sus hogares en décadas anteriores.
El tercer aspecto señalado fue la delimitación clara de la frontera internacional entre Armenia y Azerbaiyán, recordando que actualmente Azerbaiyán ocupa alrededor de 240 km² de territorio armenio en zonas estratégicas elevadas.
El cuarto punto se refiere a la desactivación de las denuncias penales cruzadas en tribunales internacionales, una medida que, aunque polémica, consideró razonable dentro de un proceso de paz, subrayando que la legitimidad de los reclamos armenios no es comparable con los de Azerbaiyán.
En relación con la llamada Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacional (TRIPP), Balian sostuvo que representa un avance desde el punto de vista político y logístico, pero advirtió sobre una incógnita central: quién garantizará su continuidad y cumplimiento una vez finalizado el actual mandato presidencial estadounidense. En ese marco, destacó como dato positivo que el gobierno armenio haya insistido en que la soberanía nacional, el control aduanero y migratorio y la seguridad de las rutas permanezcan bajo jurisdicción armenia.
Asimismo, señaló que la iniciativa se inscribe dentro del Corredor Medio (Trans-Caspian International Transport Route), lo que le otorga una relevancia estratégica para Occidente y, en particular, para Estados Unidos, sin descartar eventuales negociaciones de fondo entre Washington y Moscú sobre zonas de influencia.
Al abordar las causas que derivaron en la guerra de los 44 días y en la posterior catástrofe de Artsaj, Balian remarcó la excesiva dependencia de Armenia respecto de Rusia en los años previos. Según explicó, cuando cambiaron los intereses estratégicos de Moscú, incluida su relación energética con Azerbaiyán, Armenia perdió centralidad y quedó expuesta. A esto sumó otros riesgos estructurales, como el desafío demográfico y la creciente despoblación de zonas fronterizas vulnerables.
En el plano político interno, Balian consideró probable una nueva victoria electoral de Pashinyan en junio, principalmente por la fragmentación de la oposición. Señaló que la única alternativa real sería la conformación de un frente opositor unificado, algo que, hasta el momento del conversatorio, no aparecía consolidado. Ante la mención de acuerdos recientes entre fuerzas opositoras, reconoció no tener información precisa, pero valoró la posibilidad como una señal positiva si se concretara.
Más allá del informe puntual, una de las ideas que atravesó el encuentro fue la advertencia sobre la falta de unidad interna. Sin formularlo en términos taxativos, el expositor dejó entrever que mientras Armenia y la diáspora gastan energías en disputas estériles, Turquía y Azerbaiyán avanzan con una estrategia clara y sostenida, ejecutando un plan de largo plazo.
Informe realizado por Carlos Alberto Boyadjian