Cerró oficialmente el Grupo de Minsk de la OSCE

01 de septiembre de 2025

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) adoptó por consenso la decisión de cerrar el Proceso de Minsk y las estructuras vinculadas el 1º de septiembre, luego del llamamiento conjunto de Armenia y Azerbaiyán.

La presidenta en ejercicio de la OSCE y ministra de Asuntos Exteriores de Finlandia, Elina Valtonen, felicitó a los dos países por los acuerdos alcanzados en Washington el 8 de agosto y valoró la cooperación de las partes. El secretario general de la OSCE, Feridun H. Sinirlioğlu, calificó la medida como un “acontecimiento histórico” que demuestra la posibilidad de alcanzar consensos después de décadas de conflicto y desconfianza.

La decisión se adoptó tras la declaración conjunta que el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, firmaron en Washington en presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

La OSCE informó que iniciará el proceso de cierre del Proceso de Minsk y sus estructuras, manteniendo solo funciones administrativas como la entrega de activos y equipos hasta el 1 de diciembre de 2025.

Valtonen y Sinirlioğlu reafirmaron el compromiso de la organización de apoyar los esfuerzos que garanticen estabilidad y paz duraderas en el Cáucaso Sur.

La respuesta de Consejo Nacional Armenio

El Consejo Nacional Armenio emitió un comunicado el 1º de septiembre en el que rechazó el cierre del Grupo de Minsk de la OSCE. El texto completo:

"Hoy, el Consejo Ministerial de la OSCE adoptó la decisión, mediante un procedimiento tácito, de cerrar las estructuras de Minsk de la OSCE y sus recursos financieros asociados. Esta decisión surge tras el llamamiento conjunto de los ministros de Asuntos Exteriores de Armenia y Azerbaiyán, fechado el 8 de agosto de 2025 y circulado el 11 de agosto.

Este "llamamiento conjunto" no fue fruto de la libre voluntad. Fue una de las condiciones previas de Azerbaiyán para la firma del llamado "Acuerdo de Paz", finalizado en marzo de 2025 y publicado el 11 de agosto, pero aún no firmado debido a las crecientes exigencias de Azerbaiyán, incluyendo obligar a Armenia a modificar su Constitución. Armenia accedió a emitir el "llamamiento conjunto" bajo la amenaza y el uso de la fuerza, lo que lo convierte en un instrumento inválido según el derecho internacional.

La política del gobierno armenio de apaciguar a Azerbaiyán, impulsada sobre todo por el deseo de aferrarse al poder, no sirve a los intereses del Estado y la nación armenios y representa un grave golpe al derecho a la autodeterminación del pueblo de Nagorno Karabaj. En 2021, asumió el poder con la promesa de un camino diferente, presentando a la Asamblea Nacional un programa que prometía lo contrario de lo que ahora aplica.

Al respaldar el "llamamiento conjunto" entre Azerbaiyán y Armenia, la OSCE legitima el uso de la fuerza como método de resolución de disputas. Esto tras la limpieza étnica de Nagorno Karabaj perpetrada por Azerbaiyán entre septiembre y octubre de 2023, cuando 120.000 armenios fueron expulsados ​​de su patria ancestral mediante asedio, bloqueo y ataques militares contra civiles. Estos actos, ampliamente documentados y corroborados, constituyen crímenes de derecho internacional.

La misma cuestión que condujo a la creación del Grupo de Minsk de la OSCE en 1992 —los derechos y la seguridad de los armenios de Artsaj— sigue sin resolverse. Las guerras de Azerbaiyán de 2020 y 2023, y sus continuos actos genocidas, obligaron al exilio a más de 150.000 armenios, pero no han erradicado este problema. Al contrario, al pueblo de Artsaj se le siguen negando sus derechos más básicos.

La retirada de la OSCE y la comunidad internacional sería un grave error. Una paz duradera requiere principios: derecho internacional, justicia y diplomacia, no coerción. Para ello es fundamental garantizar el derecho al retorno seguro y digno de los armenios desplazados de Nagorno Karabaj, como afirmó la Corte Internacional de Justicia en su orden del 17 de noviembre de 2023. Igualmente urgentes son la liberación inmediata de los rehenes armenios que aún se encuentran retenidos en Azerbaiyán y la protección del patrimonio cultural.

Puede que el Grupo de Minsk de la OSCE ya no funcione, pero el principio que encarnaba —el multilateralismo genuino y la mediación internacional— sigue siendo indispensable. Abandonarlo ahora transmite un mensaje peligroso: que es el poder, no la ley, quien decide las disputas. Tal precedente solo afianzaría los ciclos de violencia y socavaría los cimientos de la paz y la seguridad.

“Cerrar el capítulo de la enemistad”, como se proclamó en la declaración de Washington del 8 de agosto, no se puede lograr mediante la imposición del silencio. Requiere verdad, justicia y reconciliación. Las víctimas deben ser escuchadas, el sufrimiento debe ser reconocido y la justicia debe ser buscada.

Por lo tanto, instamos a la OSCE y a la comunidad internacional en general a que mantengan su compromiso, defiendan sus mandatos humanitarios y de derechos humanos, y trabajen activamente por la protección de los derechos de los armenios desplazados, la liberación de los rehenes y la preservación del patrimonio cultural. Solo un compromiso sostenido, imparcial y basado en principios puede garantizar la dignidad y los derechos del pueblo de Artsaj y hacer posible una paz real y duradera en el Cáucaso Meridional.

La celebración de Azerbaiyán

La Cancillería de Azerbaiyán emitió un comunicado en el que celebró el cierre del Grupo de Minsk de la OSCE y lo calificó como una victoria de su narrativa en el conflicto.

"La adopción de la mencionada decisión no sólo es una indicación del reconocimiento a nivel internacional de la realidad de que la República de Azerbaiyán ha restablecido su control soberano e integridad territorial sobre sus territorios anteriormente ocupados, poniendo así fin al conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, así como de la agenda de paz impulsada por Azerbaiyán, sino también un paso importante hacia la aplicación práctica de los acuerdos alcanzados entre Azerbaiyán y Armenia sobre el proceso de normalización en la reunión de Washington DC el 8 de agosto de 2025".

Origen, copresidentes y funciones del Grupo de Minsk

La idea del Grupo de Minsk surgió a inicios de 1992, en plena guerra de Nagorno Karabaj. El 31 de enero de ese año, durante una reunión en Praga, delegados de la entonces CSCE (actual OSCE) propusieron organizar una conferencia de paz en la ciudad de Minsk para abordar el conflicto. Aunque aquella conferencia nunca se llegó a celebrar debido a la intensificación de los combates, la OSCE estableció un proceso negociador bajo el llamado “Grupo de Minsk”. El formato quedó integrado por Armenia, Azerbaiyán y un conjunto de países europeos, con troika rotatoria de la OSCE, y desde 1997 se consolidó un copresidencia tripartita ejercida por Rusia, Francia y Estados Unidos. Los objetivos declarados de este grupo incluían facilitar un cese de las hostilidades, alcanzar un acuerdo político duradero y preparar el eventual despliegue de fuerzas multinacionales de paz de la OSCE en la zona del conflicto. Tras el alto el fuego de 1994, el Grupo de Minsk elaboró sin éxito varias propuestas de solución al conflicto.

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