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Desclasificar la derrota: documentos, omisiones y responsabilidades en el caso Artsaj

16 de diciembre de 2025
Robert Kocharyan y Heydar Aliyev en Key West en 2001 y el documento "que no se desclasificó".

(Artículo realizado a partir de un análisis de Hrair Balian publicado por CivilNet)
El autor participará el jueves 18 de diciembre en un conversatorio en la Asociación Cultural Armenia, organizado por el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica.

El pasado 2 de diciembre, el primer ministro Nikol Pashinyan anunció la publicación de 13 lotes de documentos vinculados a las negociaciones sobre Nagorno Karabaj (Artsaj), cumpliendo así una promesa realizada semanas antes de desclasificar materiales “clave” antes de fin de año. Lejos de cerrar el debate, la iniciativa abrió una nueva discusión política e histórica: qué se publicó, qué quedó afuera y con qué intención.

El especialista en resolución de conflictos Hrair Balian, en un artículo publicado por CivilNet, sostiene que la desclasificación fue parcial, selectiva y políticamente orientada, más cercana a la construcción de un relato oficial que a un ejercicio genuino de transparencia sobre uno de los capítulos más sensibles de la historia reciente de Armenia.

Entre los documentos difundidos se incluyen resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU de 1993, materiales de cumbres de la OSCE de los años noventa y propuestas del Grupo de Minsk que ya se encontraban en el dominio público desde hace décadas. También aparecen algunos textos inéditos, como distintas versiones de los llamados “Planes Lavrov” y una carta del entonces presidente Serzh Sargsyan dirigida a Vladimir Putin.

Sin embargo, el análisis subraya ausencias llamativas. No se publicó el borrador auténtico del acuerdo de octubre de 1999, sino una reproducción tomada de un artículo periodístico de 2008. Tampoco se difundieron los documentos de las negociaciones de Key West (2001), cuya inexistencia en archivos oficiales fue justificada por el gobierno con un argumento que Balian considera poco creíble, dada la centralidad de esas conversaciones en el proceso negociador.

Según el autor, estas omisiones no son neutras: condicionan la lectura completa del proceso y permiten sostener una interpretación oficial según la cual todas las negociaciones históricas habrían girado exclusivamente en torno a la integridad territorial de Azerbaiyán, sin margen real para la autodeterminación o independencia de Artsaj.

Balian cuestiona esa lectura. Recuerda que entre 2008 y 2013 los presidentes de Estados Unidos, Rusia y Francia (copresidentes del Grupo de Minsk) respaldaron públicamente la idea de una expresión de voluntad o referéndum de la población de Nagorno Karabaj, contradiciendo la narrativa que hoy intenta presentarse como definitiva. Asimismo, señala una interpretación reduccionista del derecho internacional: integridad territorial y autodeterminación no son principios excluyentes, y en el caso de Artsaj existieron propuestas concretas que contemplaban un estatus interino con amplias garantías de autogobierno, seguridad y reconocimiento internacional.

Uno de los ejes centrales del texto es la propuesta del Grupo de Minsk de junio de 2019, que ofrecía a Nagorno Karabaj un estatus interino con respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU, garantías internacionales, fuerzas de autodefensa propias y un proceso futuro para definir su estatus definitivo mediante un voto popular. Para Balian, esa iniciativa representaba una oportunidad relevante para estabilizar la situación de Artsaj y consolidar su existencia de facto dentro del derecho internacional.

Sin embargo, el gobierno de Nikol Pashinyan no respondió durante meses a la propuesta y finalmente rechazó el legado del Grupo de Minsk, contribuyendo al aislamiento diplomático de Armenia. Esta actitud, sostiene el autor, contrastó incluso con gobiernos anteriores que, con todos sus errores, al menos negociaron y buscaron respaldos internacionales en lugar de descartar de plano los marcos existentes.

El análisis advierte además que la publicación de documentos no puede leerse al margen del contexto político interno. Balian señala que esa selección documental parece orientada a trasladar responsabilidades hacia administraciones anteriores en un momento de alta sensibilidad política, con las elecciones parlamentarias de 2026 en el horizonte. Al mismo tiempo, esta operación discursiva contribuye a desviar la atención de otros frentes conflictivos que atraviesa hoy Armenia, como la creciente injerencia del poder ejecutivo en la vida de la Iglesia Apostólica Armenia, el deterioro de los estándares de derechos humanos y el uso de detenciones y procesos judiciales contra dirigentes opositores y voces críticas del gobierno.

Hrair Balian no formula estas observaciones desde una posición circunstancial. Especialista en resolución de conflictos y derechos humanos, trabajó durante más de 35 años en procesos de negociación y mediación en los Balcanes, Europa Oriental, el Cáucaso, Asia Central, Medio Oriente y África. Actualmente se desempeña como experto en resolución de conflictos en The Carter Center y es profesor de negociaciones internacionales en Emory University, en Atlanta, Estados Unidos. Su próximo libro, Anatomy of Peacemaking: Nagorno-Karabakh Conflict and Missed Opportunities, será publicado en febrero de 2026 en inglés por Palgrave Macmillan y en marzo del mismo año en armenio por la editorial Newmag.

El caso de Artsaj, concluye Balian, demuestra que el desenlace de 2023 no era inevitable. Fue el resultado de errores acumulados a lo largo de décadas, pero también de decisiones políticas concretas tomadas después de 2018, entre ellas el rechazo a una propuesta que podía haber estabilizado, internacionalizado y protegido el estatus de Nagorno Karabaj. La experiencia deja una lección dura para la resolución de conflictos: cuando la autodeterminación queda desprotegida, cuando la seguridad no está garantizada y cuando la política reemplaza a la negociación real, las consecuencias humanas pueden ser devastadoras.

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