El Navasartian de Homenetmen, la fuerza que une a la juventud armenia

14 de octubre de 2025
La antorcha de la continuidad

Los XXVII Juegos Regionales Navasartian celebrados en Buenos Aires el último fin de semana largo volvieron a demostrar la fuerza, el compromiso y el espíritu de una institución que, desde hace más de un siglo, forma a generaciones en los valores del deporte, la armenidad y la solidaridad.

Durante cuatro días, más de 650 personas de distintas delegaciones de Sudamérica, dieron vida a una verdadera fiesta de identidad, confraternización, formación y, por qué no, de orgullo armenio.

Homenetmen es, quizás, la única institución de la diáspora capaz de movilizar a semejante cantidad de jóvenes y familias en torno a un mismo ideal. Lo que ocurre en cada Navasartian excede lo deportivo: es una celebración de la pertenencia, un espacio donde todos se unen bajo el lema que guía a la institución desde su origen: “Elévate y eleva””

En esta oportunidad, las filiales de Buenos Aires, Córdoba y Montevideo, junto a las comunidades de Rosario, Chile, Brasil, San Pablo y el Colegio Jrimian, encarnaron ese espíritu de hermandad y de fiesta que le dio y le da sentido a Homenetmen.

Cada encuentro, cada competencia y cada comida compartida fueron testimonio de una comunidad viva y organizada que demuestra que la identidad armenia se ejercita, se entrena y se comparte. Bastaba ver los rostros de los participantes para entender la alegría contagiosa que envolvía a todos.

En palabras de la Comisión Regional Sudamericana de Homenetmen, los Juegos Navasartian son “una fiesta del deporte, pero por sobre todo de la armenidad”. La definición resume el corazón de este movimiento que educa a través del ejemplo y que convierte al deporte en un instrumento para fortalecer la identidad nacional.

Nada de esto sería posible, claro, sin la entrega silenciosa de ese ejército de voluntarios (el gamavor panag) que, con su tiempo y su esfuerzo, hacen posible que cada detalle funcione, que cada delegación se sienta acompañada, que cada niño y joven viva una experiencia formativa, transformadora e inolvidable. Son ellos quienes sostienen, con dedicación y constancia, la grandeza cotidiana de Homenetmen en la región, en el resto de la diáspora y en Armenia, así como se hizo en la filial 111 de Artsaj, hoy ocupada por Azerbaiyán, pero jamás ausente del corazón de la gran familia homenetmenagan.

En un contexto global difícil, en el que la armenidad atraviesa desafíos sociales, políticos y humanitarios profundos, la institución mantiene encendida la antorcha de la continuidad. Homenetmen supo adaptarse a las transformaciones de cada época sin perder su esencia, y en esa combinación de experiencia y renovación transmite una sólida esperanza sobre el futuro.

Diario ARMENIA

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