El régimen de Nikol Pashinyan asaltó Echmiadzín y encarceló al arzobispo Mikayel Ajapahyan

27 de junio de 2025
Ph.: Photolure

En una nueva escalada de tensión entre el gobierno de Nikol Pashinyan y la Iglesia Apostólica Armenia, fuerzas del Servicio de Seguridad Nacional (SSN) y la policía ingresaron a la Sede Madre de Echmiadzín con la orden de detener al arzobispo Mikayel Ajapahyan, líder de la Diócesis de Shirak, acusado falsamente de incitar a un presunto golpe de Estado. La operación generó momentos de fuerte tensión cuando decenas de ciudadanos y clérigos rodearon la catedral para impedir el arresto.

Desde temprano, efectivos policiales bloquearon accesos, revisaron vehículos y vigilaron la zona del Patriarcado, en una imagen sin precedentes en la historia democrática de Armenia. Las campanas de la catedral sonaron de forma ininterrumpida como llamado de ayuda, mientras clérigos y fieles declaraban su disposición a resistir. “Que vengan y nos lleven a todos”, declaró uno de los sacerdotes, mientras el padre Asoghik Karapetyan escribió: “Todo el clero de Armenia está listo para ser arrestado”.

El arzobispo Mikayel Ajapahyan negó las acusaciones y denunció que nunca fue notificado formalmente. “No me he escondido ni pienso esconderme ahora. No quiero dar la impresión de que me amparo tras mis hermanos. Me persiguieron, iré. No soy una amenaza para este país; la amenaza reside en el gobierno”, afirmó frente a los fieles reunidos en Echmiadzín.

La Fiscalía justificó la orden de arresto por una declaración del arzobispo en febrero de este año. Sin embargo, su abogado, Ara Zohrabyan, aseguró que todo el proceso es ilegal y que no se permitió su presencia durante los registros realizados en la Diócesis de Shirak, donde la policía incautó objetos que, según testigos, no prueban ningún delito.

Echmiadzín emitió un comunicado horas después de las provocaciones: "En la mañana del 27 de junio, las fuerzas del orden de la República de Armenia irrumpieron en los terrenos de la Santa Sede de Echmiadzin y el Catholicosado, intentando arrestar al arzobispo Mikael Ajapahyan, primado de la diócesis de Shirak, quien se encontraba en la Santa Sede para coordinar la asamblea anual del clero".

"Aunque el arzobispo Mikael había expresado su disposición a acudir al Comité de Investigación e intentaba subir al vehículo con los representantes del orden, los ciudadanos y el clero presentes protestaron al presenciar la llegada de un gran número de agentes de policía y del Servicio de Seguridad Nacional enmascarados. El comportamiento de las fuerzas del orden en el centro espiritual de todos los armenios, incluido el uso de la fuerza contra civiles, es condenable e inaceptable", marcó la Iglesia Apostólica Armenia.

"A pesar de no haber recibido la notificación oficial en debida forma, el arzobispo Mikael ha decidido no eludir la citación y viajará a Ereván para comparecer ante el Comité de Investigación. La Madre Sede insta al público a no ceder a las provocaciones, a permanecer vigilante y a continuar su apoyo a través de todos los medios legales".

La Defensora de los Derechos Humanos de Armenia, Anahit Manasyan, calificó la situación de “preocupante”, subrayando que la Iglesia es clave para garantizar la libertad de conciencia y religión. En paralelo, concejales de Gyumri y dirigentes comunitarios repudiaron el intento de detención, describiéndolo como un acto político inaceptable.

El arzobispo Mikayel Ajapahyan, primado de la diócesis de Shirak, fue arrestado por la tarde y trasladado al tribunal de Avan, donde permanecerá detenido hasta que se decida si se le aplica prisión preventiva. Según informó su abogado, Ara Zohrabyan, la solicitud de detención fue presentada por el investigador y la audiencia debería resolverse en un plazo máximo de 24 horas. Ajapahyan, que pasó la noche bajo custodia en una sala especial del tribunal, rechazó en todo momento las acusaciones y reiteró que no aceptará que se lo vincule a ninguna candidatura política, reafirmando su compromiso exclusivo con su servicio eclesiástico. Para su defensa, Zohrabyan remarcó que todo el proceso forma parte de una escalada ilegal dentro de la campaña antieclesiástica que el gobierno de Nikol Pashinyan mantiene desde hace semanas.

Desde la Santa Sede de Echmiadzín se emitió un fuerte comunicado condenando la invasión sin precedentes de sus terrenos sagrados por parte de agentes del Servicio de Seguridad Nacional y la Policía, calificándola como una ofensa directa a la fe de los armenios. Mientras tanto, voces políticas opositoras propusieron que Ajapahyan fuera postulado como primer ministro, una moción a la que el propio arzobispo se opuso. La situación generó muestras de solidaridad en distintos niveles: la Alianza Armenia anunció que respalda la moción de censura y la Santa Sede de la Gran Casa de Cilicia, encabezada por Aram I, pidió el fin inmediato de la persecución y de la violencia contra la Iglesia, instando a un diálogo que evite profundizar la crisis interna que sacude hoy a Armenia.

El operativo contra el arzobispo Ajapahyan ocurre apenas 48 horas después de la detención del arzobispo Bagrat Galstanyan, líder del movimiento opositor “Lucha Sagrada”, acusado junto a otros dirigentes de conspirar para derrocar al gobierno mediante “actos terroristas”. La Iglesia Apostólica Armenia advirtió que este nuevo avance forma parte de una campaña para vincularla falsamente con un complot golpista y desprestigiar su rol como pilar de unidad nacional.

En paralelo, Nikol Pashinyan intensificó su ofensiva al amenazar públicamente con destituir por la fuerza al Catholicós Karekin II de su sede en Echmiadzín si continúa ignorando sus exigencias de renuncia. El primer ministro reiteró sus acusaciones tras la detención de Bagrat Galstanyan, a quien la iglesia defendió con firmeza, poniendo en duda la credibilidad de las imputaciones. Pashinyan advirtió que si Karekin II no se retira “voluntariamente”, serían los propios “fieles” quienes lo desalojarían “de forma cristiana”.

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