Gerardo Weiss: “Sería hermoso que venga un fanático beatle de Armenia”

07 de mayo de 2020

En el barrio de Flores, una pequeña peluquería ubicada en la calle Eustaquio Cambieses 1848 atrae la atención de periodistas de todas partes del planeta. Dentro, además de sillas, espejos y tijeras, hay prácticamente un museo a la pasión por Los Beatles ya que es una de las únicas cuatro peluquerías dedicadas a la banda del mundo.

Gerardo Weiss es el peluquero, el dueño del local y el creador de esta idea. Si bien su apellido es alemán, por parte de su padre, también lleva la ascendencia armenia por el lado de su madre. “Me gustaría cambiarme el apellido. Tendría que ser Gerardo Kalpakian o llevar ambos”, confiesa entre risas.

Según explica su vocación comenzó a los 14 años, cuando junto a un amigo “buscaban una forma de conseguir chicas”. Tiempo después lo enamoró la profesión. Durante los ’80 trabajó en importantes peluquerías, como la de Pino, Leo y Lina o la de Roberto Giordano. Sin embargo, la imposibilidad de hacer cortes más vanguardistas, como buscaba, lo llevó a abrir finalmente en 1988 su actual local.

Al principio no era el mismo formato que el actual y durante sus primeros años, el lugar fue un éxito entre los jóvenes, que iban a buscar cortes y tinturas extrañas. Pero finalmente, en 2004, dio el vuelco hacia el lugar que es hoy: “Cuando se pasó ese furor, una noche soñé que venían los Beatles a la peluquería y yo no estaba porque me había quedado dormido. Al otro día, en un ataque de demencia, saqué todas las fotos de peluquería convencional y empapelé todo con afiches de la banda”.

Los primeros momentos no fueron sencillos. Al principio, detalla, la gente pensaba que se había vuelto loco. Perdió su clientela habitual, se fundió y tuvo que vender su auto para pagar las deudas. Con el paso de los años y el trabajo constante, el negocio empezó a repuntar, llegando a recibir la visita de numerosos músicos de rock y de artistas de cine y fotografía.

Hoy la peluquería es casi un museo: tiene fotos inéditas de la banda, posters, muñecos coleccionables, batas temáticas y hasta un ventilador con la cara de los cuatro integrantes del “fab four” en las aspas. Dentro, su madre, María Kalpakian, entretiene a los clientes mientras esperan leyéndoles la borra del café.

Sus abuelos maternos llegaron en los años ’30. Su abuela lo hizo a los 22 años de Beirut, lugar a donde había escapado durante el Genocidio Armenio junto a su familia desde Mersin (cerca de Adaná), donde eran originariamente. Su abuelo, en tanto, era armenio nacido en Grecia.

Pese a que su padre era alemán, toda su juventud fue al Arzruní e incluso todavía sigue participando en la vida comunitaria, “la sangre tira”. Aun así, admite, tiene poco tiempo y está lejos de los eventos de las organizaciones: “Quisiera participar un poco más”.

Al igual que el resto de los negocios del rubro, la cuarentena por la pandemia de coronavirus fue un duro golpe. Sin embargo, esperanzado, ya mira al futuro: “Esto va a ser largo y seguramente nada va a ser igual en el próximo tiempo, pero estoy pendiente y preparando los nuevos elementos. Me paso la cuarentena estudiando nuevos cortes”.

Reconocido como una de las cuatro únicas peluquerías Beatle en el mundo -las otras están en Inglaterra, Japón y Estados Unidos-, por el propio Barry Hayden, quien fuera peluquero de la banda, hoy el local recibe la visita de periodistas de todo el mundo. De hecho, el Gobierno de la Ciudad lo declaró como lugar de Interés Cultural en 2014 y ahora la idea es declararlo como Patrimonio de Cultura y colocarlo en un circuito barrial junto a la casa del Papa Francisco.

Todavía no lo visitaron de Armenia, ni tuvo la posibilidad de viajar allí, pero aclara: “Sería hermoso que venga un fanático beatle de Armenia y me encantaría conocer el país. Amo a los armenios, son como mi segunda patria. Los espero, aunque sea para que conozcan el lugar, ya que vienen turistas de todo el mundo y solo falta que vengan mis queridos ‘ianes’”.

Santiago Tarrio
Periodista
santiago_tarrio@hotmail.com

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