Gustavo Nigohosian y Luciana Minassian fueron preseleccionados como candidatos a la Defensoría del Pueblo

El 30 de octubre, Gustavo Nigohosian y Luciana Minassian, ambos de origen armenio, se presentaron junto a otra decena de postulantes ante la Comisión Bicameral de la Defensoría del Pueblo del Congreso para exponer sus planes de gestión como candidatos a la Defensoría del Pueblo de la Nación. Los 38 candidatos que expusieron ya fueron preseleccionados por la Comisión Bicameral.
“Mi plan de trabajo se centra en cuatro ejes estratégicos: gobernanza, manejo de riesgos, diseño de procesos y controles, e información y comunicación”, explicó Gustavo Nigohosian, director de la Escuela de Gobernanza de la Universidad del Museo Social Argentino, al iniciar su intervención. “El desafío es cómo diseñamos procesos para cumplir con los objetivos que establece la Constitución: proteger los derechos humanos y controlar administrativamente al Estado”.
El candidato propuso crear “un mapa de riesgos institucional como herramienta metodológica para medir y monitorear los riesgos asociados a la violación de derechos ciudadanos”. Según detalló, este análisis permitirá priorizar las acciones “basadas en el impacto directo en los ciudadanos, la probabilidad de ocurrencia, la capacidad de control y la relevancia institucional”.
Nigohosian señaló que su gestión buscará “fortalecer la transparencia y la calidad de la información estatal” mediante el monitoreo del gobierno abierto y el acceso a la información pública. “Hay fallas en la protección de los datos y desigualdades en la capacidad de los ciudadanos para comprenderlos. Debemos promover una cultura de alfabetización digital, guías de concientización y programas de protección de datos personales y seguridad en línea”, afirmó.
Durante su exposición, advirtió sobre la relación entre corrupción y violaciones a los derechos humanos. “La principal razón por la que se violan los derechos humanos es la corrupción”, dijo. “No podemos hablar de igualdad, propiedad o acceso a la justicia si hay fraude en hospitales, escuelas o viviendas. La corrupción genera privilegios injustos y destruye la confianza pública”.
En la parte final, subrayó que “las recomendaciones de la Defensoría no deben quedarse en el papel”. Propuso “hacer transparente el impacto de las recomendaciones y visibilizar si los funcionarios públicos responden o no”.
Luciana Minassian, por su parte, comenzó su intervención recordando una obra de su amiga, la abogada Ana Arzoumanian, titulada "Tengo un apuro de un siglo": “Está relacionada con el Genocidio Armenio, con la falta de reconocimiento y reparación. Y pensé: tenemos un apuro importante, también aquí, después de 16 años de vacancia en la Defensoría”.
Minassian destacó su experiencia internacional representando a víctimas de violaciones de derechos humanos. “Hoy sigo representando a un prisionero de guerra detenido arbitrariamente desde hace cinco años. Eso implica trabajar con Ombudsmen en contextos de conflicto, como Ucrania, donde más de 19.900 niños fueron apropiados y están perdiendo su identidad”, explicó.
“Argentina tiene estatus A en la Defensoría del Pueblo, y no es poco”, añadió. “Eso significa que el Estado de Derecho funciona y que la institución puede tener impacto real, siempre que haya presencia efectiva en todo el país”.
La candidata enfatizó la importancia de “salir a la calle y conocer las necesidades en el territorio”. “Todos los jueves a la tarde alimento a 300 personas en una plaza. Escuchar todos los días da una pauta distinta que estar parado desde los libros o desde la teoría”, dijo. “Cuando una preceptora de La Matanza acercó un reclamo por dos alumnos sin DNI, la Defensoría terminó tomando más de 7.900 casos. Eso demuestra el valor de estar presentes”.
Entre sus propuestas, mencionó la creación de un “observatorio de trata de personas” y un “observatorio de trabajo infantil”. También propuso jornadas de escucha en barrios populares y campañas de asesoramiento para mujeres próximas a jubilarse. “Hay mucha desinformación sobre moratorias y derechos previsionales”, señaló.
Minassian también alertó sobre un problema en expansión: “La ludopatía y el endeudamiento adolescente. Niños y adolescentes reciben créditos inmediatos desde sus celulares y terminan endeudando a sus familias. Es una realidad que nos golpea la cara”, advirtió.
Cerró su exposición destacando que “la Defensoría del Pueblo debe combinar intervención cotidiana con estándares internacionales de derechos humanos. No se trata solo de responder reclamos, sino de escuchar, acompañar y prevenir”.