Kufteh de cáñamo (Կանեփ): Sólo el sabor es adictivo en este tradicional plato de Alashkert
Ereván (Hetq.am).- Kufteh y cáñamo Las palabras pueden despertar un interés inmediato. Pero para la gente de Marduní, se trata de un plato muy popular que solo se realiza en aquel lugar.
Originario de Alashkert, su receta se ha transmitido de generación en generación. Los armenios de esa zona, ahora dentro de las fronteras turcas trajeron el plato con ellos cuando se mudaron a las orillas del lago Seván en el Siglo XIX.
Lida Haroyan, de 67 años, quien nació y aún vive en la aldea Zolakar de Marduní realiza este plato tradicional. Su hermano, Samvel Baroyan, un escalador de montañas de 68 años, también ama la receta. Ambos recuerdan como en una ocasión todos los que tenían ascendencia de Alashkert regresaron allí y prepararon el kufteh de cáñamo.
De acuerdo con Samvel a partir de la década de 1960, se convirtió en un plato más especializado, pero a su vez era un elemento básico en cualquier mesa de fin de año. Como indica su nombre el cáñamo es el ingrediente principal de esta comida que se consume principalmente en noviembre.
Según cuenta el hombre, en ocasiones la policía ha llegado a quemar arbustos locales de cannabis, creyendo que los residentes en realidad plantaban marihuana para usarla como narcótico.
Para realizar el plato, las semillas de cáñamo primero se tuestan ligeramente y luego se muelen de 8 a 10 veces para extraer el aceite. La masa negra restante es hecha puré con agua tibia. Finalmente el material debe ser exprimido, separando el jugo del puré de cáñamo.
Es necesario seleccionar una cabeza de repollo que no sea dulce para la elaboración: "Seleccionamos las cabezas pequeñas de repollo oscuro durante la cosecha y las ponemos a un lado. Luego las hervimos para encurtirlas", dice Lida Haroyan.
El puré de cáñamo se mezcla con trigo para hacer el relleno de las hojas de repollo. La cebolla, el pimiento rojo molido y el tomillo silvestre se usan a su vez como condimentos. Hay una gran diferencia entre el tomillo que crece silvestre y la variedad de jardín.
Las ollas de barro, suspendidas sobre el tonir, se usan para cocinar el plato. Como regla general, este se sirve frío, aunque algunos prefieren comerlo caliente, como Samvel, ya que se pueden saborear todos los gustos.
Lida Haroyan dice que aprendió a hacer el plato de su abuela, una vez que lo comió durante la Cuaresma, la que según confiesa, lo preparaba aún mejor. Actualmente vive con sus dos hijos, sus familias y su hija.
La mujer recuerda los tiempos de su niñez, los cuales eran difíciles pero felices. “Los jóvenes de hoy están tristes. Antes no disfrutábamos de la abundancia actual pero éramos felices. Las bodas con toda la música y tantas idas y venidas eran entretenidas”.
Su hermano Samvel, que vive en Ereván, visita Zolakar de vez en cuando. Él también siente pena por los viejos tiempos, argumentando que muchas cosas han cambiado en la aldea a lo largo de los años. “Las mujeres jóvenes y las esposas ahora se sientan frente a la televisión viendo telenovelas indias y comiendo semillas de girasoles. Ya no ordeñan las vacas ni hornean pan. No hay mucha diferencia entre la ciudad y la vida moderna del pueblo”, concluye.