La verdadera historia de cuando el petróleo de Bakú estaba dominado por los armenios

24 de agosto de 2025

La industria petrolera del Caspio fue desarrollada por empresarios armenios a mediados del siglo XIX, 70 años antes de que existiera Azerbaiyán. Por qué los armenios lideraron el negocio y no georgianos ni azeríes.

A decir verdad, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, lejos de agredir verbalmente, política y militarmente a los armenios, denostarlos a más no poder y pretender imponer su relato con un aire de superioridad que la historia de su propio país le niega, debería agradecerles a los armenios.

En especial,darles las gracias a los empresarios armenios del pasado, por haber invertido y desarrollado hace ya más de un siglo y medio la industria hidrocarburífera de Bakú y la costa del Mar Caspio, que hoy le permite a Aliyevpresentarse en los principales foros del mundo y sostener su régimen autocrático a base de petrodólares.

La historia de la industria petrolera de Bakú se remonta a mediados del siglo XVIII, aunque hay documentos que mencionan referencias al petróleo ya en el siglo VII y de boca de una eminencia armenia, Ananiá Shirakatsí, considerado el padre de las ciencias exactas y naturales de Armenia.

En relación a la prehistoria de la industria petrolera en la región, el historiador Jachadúr Tataryan sostiene en su libro “Los armenios y Bakú entre las décadas de 1850 y 1920” que el erudito armenio Ananiá Shirakatsí“en su famoso ‘Mapa del Mundo’, menciona los minerales y recursos naturales de la Gran Armenia: hierro, carbón, petróleo, pizarra, zeolita, cuarzo, ‘cristal de ojo’, sales y ‘jermukk’”.

“Los autores de la fuente escriben: Todos éstos, con excepción de la pizarra y la zeolita, son bien conocidos y muchos de ellos están ampliamente distribuidos en las Tierras Altas de Armenia”, mencionó el autor.

La llegada de los rusos

Más allá de este dato, la historia grande del petróleo comienza a escribirse a partir de la segunda década del siglo XIX, cuando por el Tratado de Gulistán firmado el 24 de octubre de 1813, la entonces Persia (hoy Irán) debió ceder al vencedor Imperio Ruso los kanatos de Karabaj, Bakú, Sheki (Nukhi), Shirvan (Shamakh), Derbent, Guba y Talish.

En 1801 Rusia ya había conquistado Georgia y desde 1804 el kanato de Ganjá (Gandzák, en armenio) ya había pasado a dominio ruso. Habría que esperar hasta 1829 para que también el kanato de Ereván fuera entregado por los persas a los zares de Rusia.

Esta simple enumeración desmiente con datos fácticos la fábula del actual gobierno azerí sobre las tierras ancestrales y la supuesta ocupación armenia de sus territorios. Dato mata relato, o bien podría decirse que “historia mata chamuyo”.

En este contexto comenzó a crecer en la primera mitad del siglo XIX la presencia política y militar rusa en Transcaucasia, desarrollando una élite dominante y una burocracia estatal que impulsaba la economía a través del consumo y la demanda, la fabricación de bienes y el comercio.

Así, el descubrimiento del petróleo empezó a jugar un papel importante, al punto que ya en 1825 el Estado ruso intentó explotarlo para usufructo propio, aunque mayormente sin éxito, debido a las precarias tecnologías existentes en la época. Pese a ello ya había habido intentos de refinarlo y ya se exportaba el petróleo extraído.

La burguesía armenia

Bajo estas premisas y frente a los ingentes recursos públicos que demandaba la explotación de hidrocarburos sin resultados palpables, el gobierno zarista decidió apelara la población local para desarrollar los diversos vectores de la economía, en lo que hoy bien podría ser calificado como privatizaciones vía concesiones.

Los destinatarios de esta política fueron georgianos, armenios y tártaros (durante siglos se llamó así a los actuales azerbaiyanos). “Estos últimos, con su estilo de vida sedentario, nómada y mentalidad, eran simplemente incapaces de realizar cualquier actividad económica”, sostiene Tataryan.

En cuanto a los georgianos, “más del 80% de ellos eran habitantes rurales y carecían de experiencia. Los armenios eran quienes habían conservado 23 siglos de tradiciones comerciales y económicas y, al surgir en el marco de un estado común, asumieron inmediatamente el papel de líder en el mismo ámbito político, jurídico y económico”, enfatiza el autor para graficar el ascenso de la burguesía armenia en el Imperio Ruso.

“Entre 1850 y 1854, los mayores contratistas fueron los comerciantes de Tiflis Kukujanyan, Babanasyan y el general Ter-Ghukasyan, quienes recibían 110 mil rublos anuales como renta. Entre 1854-1863 Ter-Ghukasyan obtuvo 117 mil rublos. De 1863 a 1867 Hovhannés Mirzoyan llegó a 162 mil rublos y en 1867-1873 el mismo Mirzoyan 136 mil rublos”, cita Jachadúr Tataryan.

Imagen de Bakú de mediados del siglo XIX

Iniciativa privada

Según datos oficiales, hacia 1846, todo el comercio de Transcaucasia con Rusia estaba en manos de los armenios con un movimiento económico que trepaba a los 5.534.600 rublos. Los empresarios armenios a partir de 1850, y en el marco de la adjudicación de los yacimientos petrolíferos de Bakú en busca de nuevas áreas de inversiónse reorientaron a la embrionaria industria petrolera, que según los postulados del gobierno ruso ellos mismos debían desarrollar.

Tataryan sugiere que esta acumulación de capital y el recelo que generó en la población turco-tártaro-azerí “se habrían convertido en la causa de la futura tragedia de los armenios”, con sucesivas persecuciones y pogromos.

Las masacres de la comuna de Bakú en 1918 y las matanzas de Shushí en marzo de 1920 por mencionar algunos acontecimientos lejanos dan cuenta de ello, o las masacres de Sumgait, Bakú y Kirovabad (Ganjá) entre 1988 y 1990, en momentos en que comenzaba el desmoronamiento de la extinta Unión Soviética.

A esto hay que agregar el secular odio que las élites azerbaiyanas con la pérdida de Najicheván hace más de un siglo y la reciente ocupación de Artsaj a base de bombardeos, bloqueo y limpieza étnica entre 2020 y 2023.

El despegue

Los primeros intentos de refinar el petróleo con resultados positivos tuvieron como protagonista a un empresario ruso llamado Kokorev, quien en 1857 fundó una refinería en Surakhan y en 1863 obtuvo una "sustancia blanca para iluminar", el querosén.

Pero los armenios no se quedarían atrás. Jachadúr Tataryan en el mencionado libro cita que, en 1862, A. Vermishyan fundó una fábrica de querosén; en 1863 fue el turno de J. Melikyan; en 1865,Tatosyan; en 1869, Ter-Hakobyan y Sharabandyan; en 1870, Kalantaryan; y en 1871, Dildaryan y Tarayan.

Pero en este momento hay una figura trascendental y emblemática para el negocio, aunque mayormente olvidada en la historia oficial armenia. Se trata de Hovhannés Minasí Mirzoyan, a quien la historia rusa denomina Iván Mirzoev.

Hovhannés Minasí Mirzoyan fue el primero en el Cáucaso en percatarse de las perspectivas de la industria petrolera y se convirtió en el primer productor profesional de petróleo y uno de los ‘padres’ del negocio petrolero de Bakú”, asegura JachadúrTataryan, lo que dio lugar al auge petrolero del Mar Caspio.

Mirzoyan comenzó en el comercio de la seda cruda y en 1853 fundó una pequeña fábrica en la ciudad de Nuhí, lo que le permitió amasar una importante fortuna. Luego en 1855 se quedó con una piscifactoría en Saghiani, en la desembocadura del río Kry, que desagua en el mar Caspio, donde trabajaban 2.500 personas.

En 1867 ya de lleno en la industria petrolera, obtuvo concesiones por yacimientos petrolíferos en la ciudad de Derbent, Ghaytagh-Tabasara y entre 1865 y 1885, logró contratos por otros en Grozni (Chechenia, al sur de Rusia).

Entre los logros más sobresalientes de Hovannés Mirzoyan está la industrialización de la explotación petrolera. “Fue el primero en establecer dos fábricas de querosén en Surakhan en 1868 y recibió 260 mil rublos por 160 mil pies de querosén y fue el primero en exportar querosén. Baste decir que ese año, las otras 21 refinerías de Bakú en conjunto produjeron solo 64 mil rublos por 60 mil pies de queroseno”, reseña Tataryan.

Hacia comienzos de la década de 1870 Hovhannés MIrzoyan ya producía 1.365.000 pies de petróleo, en 1871 fundó el primer pozo industrial en Balakhan, y en 1872, el segundo. “Fue después de eso que los productores de petróleo cambiaron a la producción de pozos, y en 1879, ya no quedaban pozos petrolíferos por concesionar”, remarca el autor.

Mirzoyan falleció en 1885 pero su legado continuó al punto que su viuda Daryan y sus hijos, Grigor y Melkon, junto a María Arghutyan-Yerkaynabazuk, una chica de familia noble, fundaron en 1886 la empresa petrolera y comercial Mirzoyan Brothers y Co, con un capital social de 2,1 millones de rublos. La compañía fue durante décadas una de las líderes del negocio petrolero en Bakú.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

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