Plaza Elia Kahvedjian en Jerusalén: homenaje a un fotógrafo sobreviviente del Genocidio Armenio

10 de julio de 2025

El 7 de julio de 2025, en el corazón del Barrio Armenio de la Ciudad Vieja de Jerusalén, se inauguró la “Plaza Elia Kahvedjian, sobreviviente del Genocidio armenio, fotógrafo, amante de Jerusalén”, según reza la placa. Bajo un cielo despejado, autoridades municipales, representantes de la comunidad armenia y los propios descendientes de Kahvedjian descubrieron la placa bilingüe en hebreo y armenio, un gesto que reconoce el legado de quien transformó el dolor en imágenes capaces de hablar de historia y esperanza.

Elia Kahvedjian llegó a Jerusalén tras sobrevivir al infierno de Der Zor, huérfano a los diez años gracias al rescate de Near East Relief. Pronto encontró en la fotografía no solo un medio de vida, sino una forma de reconstruir su propia dignidad.

Tras formarse en el célebre estudio Hanania, compró el local en 1942 y lo rebautizó “Elia Photo‑Service”. Con paciencia de artesano y mirada de poeta, trabajó en blanco y negro sobre placas de vidrio de gran formato, capturando el menor detalle en un amplio rango tonal. Cada toma, reproducida luego en copias de plata, revelaba calles y rostros con una nitidez y una profundidad casi táctiles.

El cuadrante cristiano de la ciudad vieja de Jerusalén - 1939

Su aproximación fue ante todo documental: no se conformó con retratar monumentos o ceremonias, sino que prefirió “momentos robados” de la vida diaria. Así se observaron vendedores ambulantes interrumpiendo su paseo, pastores conduciendo rebaños entre casas antiguas o familias reunidas alrededor de una mesa. Al mismo tiempo, sus retratos de boda y sus primeros planos de estudio muestran una ternura inusitada: la infancia, el paso a la madurez y las arrugas del tiempo aparecen con esa compasión que solo hermano de quien ha sufrido y comprendido el sufrimiento ajeno.

El Graf Zeppelin sobrevuela la ciudad vieja - 1931

Kahvedjian no se olvidó tampoco de los grandes eventos: sus imágenes del dirigible Graf Zeppelin surcando el horizonte de la Ciudad Vieja, de policías montados a camello y de soldados británicos en las calles proyectan el pulso de una Jerusalén en transformación. Pese a la inestabilidad política, su obra irradia serenidad, como si entre juego de luces y sombras él pretendiera mostrar, por encima de todo, la capacidad humana de convivir en paz.

El estudio de Elia Kahfedjian detrás de la barricada - 1948

Durante la guerra árabe‑israelí de 1948, Elia salvó sus negativos antes de sumarse como fotógrafo al ejército británico; y al reabrir “Elia Photo‑Service” en 1949, su galería se convirtió en refugio para la memoria de todas las comunidades. Hoy, aquel tesoro de casi 1.400 placas, que fueron rescatadas y catalogadas por su hijo en 1987, lo custodia su nieto Elie en el mismo callejón donde se gestó su leyenda.  

El homenaje adquiere sin embargo un sabor agridulce. Por un lado, Jerusalén concede un espacio público a un sobreviviente del Genocidio, detallando en hebreo y armenio su periplo de dolor y visión artística. Por otro, el Estado de Israel continúa negando oficialmente el Genocidio de 1915 y la propia comunidad armenia enfrenta desalojos forzosos, agresiones de colonos y trabajos legales para proteger sus propiedades y templos. Recuerdan además que, hace décadas, los palestinos vivían en aquellas mismas calles en una convivencia pacífica, antes de que los conflictos alteraran el paisaje humano de Jerusalén.

Esa doble paradoja, el reconocimiento simbólico y la discriminación cotidiana, recuerda que en Jerusalén, ciudad de Múltiples memorias, aún queda mucho por hacer para garantizar la dignidad de sus minorías.

Quien pase ahora por la “Plaza Elia Kahvedjian” verá, grabadas en la piedra y en el aire, las huellas de un hombre que dominó la técnica del gran formato para revelar la grandeza de lo pequeño: un niño rescatado, unas manos envejecidas, un instante de calma en medio del bullicio. Y sé que, gracias a su legado, esas imágenes siguen hablándonos de historia, de humanidad y de esperanza.  

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