A 100 años de la sovietización de Armenia: la extraña sincronización de turcos y bolcheviques

02 de diciembre de 2020

El 2 de diciembre de 1920 el primer ministro de Armenia, Simón Vratsian y el representante de Rusia soviética, Boris Legrand firmaron un acuerdo en Ereván por el cual se sovietizaba Armenia. La República independiente de Armenia nacida el 28 de mayo de 1918 llegaba a su fin olvidada por sus “aliados” y sometida a las intrigas sincronizadas de turcos y bolcheviques.

Totalmente agotado, bajo la constante amenaza de renovadas masacres por parte de los turcos, el pueblo armenio recibió la instauración de régimen soviético sin entusiasmo aunque con una esperanzada resignación.

En su libro “100 años, 100 historias” (Editum, Buenos Aires 2007) el profesor Bedros Hadjian resalta que la historiografía oficial de Armenia soviética consideraba el 29 de noviembre de 1920 como fecha de la sovietización y que sobre esa base, se celebró tanto en el país como en ciertos círculos de la diáspora.

Ese día, continúa Hadjian, mientras se realizaban las negociaciones Legrand-Vratsian, un batallón de comunistas armenios penetró a Idjeván desde Azerbaiyán que había sido sovietizada en abril de 1920. El batallón ocupó las reparticiones oficiales y militares locales y proclamó la sovietización. Posteriormente, algunas brigadas del Xl Ejército Rojo entraron desde Azerbaiyán y se dirigieron hacia Diliján y Gharakilisé.

El 29 de noviembre es, entonces, la fecha de este movimiento sedicioso antigubernamental, finalmente triunfador en la contienda por el poder, en tanto que el 2 de diciembre es la fecha de un acuerdo oficial firmado entre dos estados.

Por un cruel designio de la historia, explica, el gobierno de un Estado independiente entregaba voluntariamente el poder a una fuerza impuesta desde afuera. En todo caso, esa fuerza libró al país de una situación crítica y hasta 1991 permaneció al frente del poder después de sobrellevar la tiranía stalinista, aunque contribuyó sensiblemente a la reconstrucción.

'¿Cuál era la situación de Armenia en 1920?' se pregunta el profesor Hadjian y continúa: En pocos meses, tras obtener su máxima conquista a nivel internacional, el país se encontraba al borde del abismo.

El 10 de agosto de 1920 había firmado en Sèvres el tratado homónimo con Turquía, que realizaba grandes concesiones territoriales. Sin embargo, el movimiento kemalista, que se había fortalecido con la cooperación militar y económica de Rusia soviética, se oponía tanto al tratado como al desmembramiento del imperio. El objetivo de Lenin y de sus camaradas revolucionarios era sovietizar a Turquía a través del movimiento kemalista y amenazar de esta manera a las potencias europeas, en tanto que los kemalistas, aparentando una amistad con Rusia, deseaban arrancar concesiones a los estados europeos, objetivo que finalmente cumplieron.

Armenia se hallaba, entonces, “entre el martillo ruso y el yunque turco”, según la gráfica expresión de Simón Vratsian.

Por el este, el Ejército Rojo con base en Azerbaiyán soviético ocupaba Karabaj, Zanguezur y Nakhicheván. En el interior, los comunistas armenios organizaron la asonada del 2 de mayo en Alexandropol (actual Gyumrí) con el propósito de sovietizar Armenia, levantamiento que fue sofocado en doce días. A su vez, los habitantes turcos, tártaros y molokán (secta de origen ruso) provocaban rebeliones armadas contra el Estado, con lo que desestabilizaban políticamente el país y debilitaban su retaguardia.

En septiembre, sin mediar declaración de guerra, Turquía invadió Armenia y rápidamente ocupó Sarighamish y Kaghëzván (29 de septiembre), Kars (30 de octubre) y Alexandropol (7 de noviembre). El 9 de noviembre las fuerzas turcas ya amenazaban la capital Ereván y el 18 de ese mes el gobierno recibía las pesadas condiciones de paz del comandante de las tropas turcas, Kiazim Karabekir.

Armenia estaba económicamente agotada, el ejército se hallaba desmoralizado por la sistemática propaganda comunista y los pedidos de auxilio dirigidos a los gobiernos de Gran Bretaña, Francia e Italia no tuvieron respuesta.

Los aliados ya habían comenzado a cortejar a Turquía kemalista que recién tomaba forma. El 28 de mayo de 1920 Francia firmó un armisticio con Ankara que otorgó a Kemal la posibilidad de reforzar militarmente el frente oriental.

Una de las evidencias más sobresalientes de la falta de moral de ejército armenio fue la sorpresiva caída de la fortaleza de Kars, sin luchar ni vaciar un cartucho. Los defensores de Kars desobedecieron las órdenes de su comandante y se rindieron, convencidos de que los invasores kemalistas venían para liberar al pueblo armenio trabajador (siguiendo la contrapropaganda comunista). El comandante, coronel Mazmanian, se suicidó frente a los ojos de sus soldados. Los turcos tomaron prisionera a toda la oficialidad y a 10.000 soldados de los cuales sólo 300 sobrevivieron.

Mucho antes del ataque de Turquía, en mayo del mismo año, el gobierno de Armenia había intentado establecer relaciones amistosas con Rusia soviética. Con ese fin se había enviado a Moscú una delegación encabezada por Levón Shant e integrada por Hambartzum Terterian y Levón Zarafian. La delegación negoció infructuosamente con el comisario de Asuntos Exteriores, Gueorgui Chicherin, a quien acompañaba el comunista armenio Levón Karajan. Las negociaciones duraron hasta agosto luego se trasladaron a Ereván, donde arribaría el representante ruso, Boris Legrand.

Chicherin exigía a la delegación armenia que renunciara al tratado de Sèvres y sometiera la solución del conflicto turco-armenio a la intercesión comunista. En los mismos días se hallaba en Moscú una delegación enviada por Kemal y presidida por Bekir Sami, que negociaba sobre la base del cumplimiento del tratado de Brest-Litovsk y la necesidad de iniciar operaciones militares contra Armenia. Mientras tanto, Shant negociaba con las facultades que le había conferido el gobierno republicano, la principal de las cuales era obtener el reconocimiento de la independencia de Armenia.

El proyecto de acuerdo armenio-ruso, sin embargo, no se firmó al trasladarse las conversaciones a Ereván. Por ese entonces (1 al 7 de septiembre) se realizaba en Bakú el Congreso de los Pueblos Orientales, organizado por el Comintern (la Internacional Comunista). Lo presidían Grigori Zinoviev y Karl Radek, y participaban 2.045 delegados en representación de 37 países. Entre los delegados había 101 representantes de Armenia, quienes en su discurso condenaron las persecuciones antiarmenias del Ittihad y acusaron de tendencias imperialistas de su país, Armenia, que en esos días se hallaba al borde de la destrucción. También Stalin participaba en el congreso, al que había sido invitado otro verdugo de los armenios, Enver pashá, cuyo informe se leyó en ausencia (Paradójicamente en Bakú se encontraban concentradas figuras conspicuas del movimiento panturánico y muchos de los genocidas del pueblo armenio).

El Congreso de los Pueblos Orientales de Bakú consideró que la Cuestión Armenia y el restablecimiento del estado armenio constituían un plan abiertamente imperialista en curso de implementación por la FRA-Tashnagtsutiún.

Con el fin de continuar con las negociaciones interrumpidas en Moscú, Legrand llegó a Ereván en octubre acompañado por una delegación de 40 personas que incluía a conocidos comunistas armenios como Sahak Ter Gabrielian y Ashot Hovhannisian. La delegación se dedicó más a hacer propaganda comunista y desacreditar al gobierno de Armenia liderado por la FRA-Tashnagtsutiún que a las negociaciones.

Mientras el 30 de noviembre la delegación encabezada por Alexander Jatisian se aprestaba a firmar el tratado de paz de Alexandropol con las duras condiciones impuestas por Kiazim Karabekir, en Ereván el representante ruso exigía la sovietización con un ultimátum presentado al gobierno. El 1 de diciembre Sergó Ordjonikidze (georgiano, amigo de Joseph Stalin y Anastas Mikoyan) y Nariman Narimanov (presidente del Comité Revolucionario de Azerbaiyán) enviaban desde Bakú mensajes de salutación a Armenia Soviética.

Aislado del mundo político, abandonado por sus aliados de ayer, sometido a presiones externas e internas (la amenaza turca de atacar Ereván y los movimientos del Ejército Rojo), el gobierno de Armenia firmó el acuerdo del 2 de diciembre, por el cual la independencia se ofrendaba en el altar del sacrificio de la revolución mundial de obreros y campesinos.

Hrach Dasnabedian en su libro “Historia de la Federación Revolucionaria Armenia” (Editorial Diario ARMENIA, Buenos Aires 2013) recuerda que en la sesión del 1 de diciembre de 1920, el Buró de la FRA-Tashnagtsutiún había dispuesto que sus miembros y las figuras prominentes tanto del partido como del gobierno partieran al extranjero con excepción de Simón Vratsian en su calidad de primer ministro, para traspasar el poder a los nuevos gobernantes. A los militantes de la FRA que quedaban en Armenia se les impartieron instrucciones de actuar dentro de la legalidad como ciudadanos leales al nuevo régimen.

Según el tratado de sovietización, sigue Dasnabedian, cinco comunistas, dos miembros del “ala izquierda” de la FRA formarían parte del nuevo gobierno denominado Heghkom o Comité Militar-Revolucionario armenio, y no se perseguiría a los oficiales del ejército ni a los miembros de la FRA-Tashnagtsutiún, socialistas revolucionarios y social-demócratas por actitudes y actos cometidos antes de la sovietización. Hasta la llegada del Heghkom a Ereván el poder sería ejercido por Tro, el Ministro de Guerra del gobierno de coalición, según el acuerdo entre ambas partes.

El 4 de diciembre, el Heghkom presidido por el comunista Sarkis Kasian apartó a Tro y el acuerdo firmado quedó en letra muerta. La Cheka, la temida policía secreta recién organizada, se apresuró a iniciar una serie de arrestos desde el 6 de diciembre. Mientras se dirigían a Georgia fueron detenidos varios dirigentes armenios. Más tarde fueron arrestados figuras de la talla de Hamazasb, el presidente del parlamento Avedik Sahaguian, Hovannés Kachaznuní, Levón Shant, Nigol Aghpalian y muchos otros. El 10 de enero Tro fue desterrado a Rusia, y el 24 del mismo mes fueron obligados a marchar a pie con destino desconocido el generealísimo Nazarpeguian, el conductor de la batalla de Sardarabad general Siliguian y los generales Hajverdian y Jamazian y 1.200 oficiales del ejército armenio.

La confiscación de viviendas, muebles, artículos personales, ropas y alimentos fue cosa de todos los días. Según el historiador soviético Porian, el Heghkom inició las confiscaciones sin tener ningún reparo, sin discriminación ni principios de clase, sin tener en cuenta la situación económica del campesinado ni su estado anímico. Sin una administración organizada y disciplinada, sin propaganda previa alguna y sin tener en cuenta la situación excepcional del país, el Heghkom ordenó confiscar a los particulares, estatizar los abastecimientos en las ciudades y apoderarse de las reservas de pan de los campesinos.

Se confiscaba y estatizaba todo desordenadamente, los uniformes militares, las herramientas de los artesanos, los molinillos de arroz particulares de toda clase, todos los molinos sin excepción, los instrumentos de peluquería, las colmenas, la ropa interior, los trajes, el mobiliario de los ciudadanos, etc. Naturalmente estas medidas de fuerza constituyeron el motivo básico de la insurrección en todo el país a los pocos meses, en febrero de 1921.

En lo que respecta a las disputas territoriales, ni Karabaj ni Nakhichevan se sometieron a Armenia como lo había prometido el jefe del gobierno soviético de Azerbaiyán, Narimanov. En lo que respecta a Zankezur el territorio fue preservado gracias a las fuerzas de Boghos Ter Tavitian y pero en especial de Karekín Nzhteh que defendió la región del asedio bolchevique y turco.

Mediante el Tratado de Kars la frontera que separaba a Armenia de Turquía quedó tal como lo disponía el tratado de Alexandropol. Los bolcheviques tenían todas las posibilidades de hacerlo anular puesto que había sido firmado por representantes de la República independiente horas después de la sovietización.

El 16 de marzo de 1921, Rusia firmó con Turquía el Tratado de Moscú, también denominado Tratado de Hermandad y Amistad, Mediante el cual se designó a Nakhicheván como una Región Autónoma dentro de Azerbaiyán, siendo Rusia y Turquía los garantes de la situación.
El 5 de julio de 1921 bajo presiones de Joseph Stalin y en oposición a la unión de Artsaj a Armenia, tomó la resolución de anexar Nagorno Karabagh a Azerbaiyán, con la condición de entregarle amplia autonomía a su población.
El 12 de marzo de 1922 se forma la República Socialista Soviética de Transcaucasia con capital en Tiflis formada por Georgia, Azerbaiyán y Armenia. Fue disuelta 5 de diciembre 1936 creando tres nuevos estados
En 1922 el gobierno soviético de Armenia reforma la ortografía del idioma armenio por decreto con un evidente fin político: aislar Armenia de los armenios de la diáspora esparcidos tras el Genocidio perpetrado por Turquía.
Entre 1946 y 1948 se organizó el “nerkaght” (repatriación) a partir de una propuesta del liderazgo del RSS de Armenia a Stalin quien la validó el 21.11.1945. En 1946 había unos 360 mil anotados para la repatriación, 29 mil desde Sudamérica. El entusiasmo inicial empezó a caer en 1947 y se redujeron los números. Se puso fin al programa el 14 de agosto de 1948, a partir de un telegrama de Stalin que advertía de la presencia de “espías estadounidenses” dentro de los repatriados. En total se repatriaron unos 90 mil armenios de la diáspora.
Es larga la lista de los intelectuales, artistas, escritores, científicos y políticos ejecutados, desaparecidos en extrañas circunstancias o exiliados durante el período soviético. Entre ellos podemos mencionar Ieghishé Charents, Zabel Iesaian, Aghasi Khandjian, Aksel Pakunts, Ler Gamsar, Kevork Emin.
Bajo el gobierno de la URSS liderado por Nikita Khrushchov, sucediendo a Joseph Stalin, se autorizó a conmemorar el cincuentenario del Genocidio Armenio perpetrado por Turquía en 1965 y en 1967 se inauguró el Memorial Tzitsernakapert en honor a los 1.500.000 mártires armenios.

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