Aghavno, Berdzor y la excusa para continuar la limpieza étnica

09 de agosto de 2022
Aghavno. Ph.: Betty Arslanian.

La tensión en la ciudad de Aghavnó y la vecina Berdzor en el corredor hacia Artsaj encendió las alarmas. Una vez más, sale a la luz la matriz de pensamiento racista y genocida de Bakú.

Casi promediando la tercera década del siglo XXI, realmente es inverosímil que un país esté decidido a hacer limpieza étnica con un pueblo vecino. Azerbaiyán es el más claro ejemplo. Es un país que no sólo que no quiere la paz con Armenia, sino que literalmente busca la desaparición física de Armenia y de los armenios.

En eso hay que reconocer que el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, está haciendo esfuerzos por superar a sus ancestros genocidas turco-otomanos, cuya idea ordenadora era que los armenios podían “vivir en el desierto o en los confines del Imperio (Otomano) pero en ningún otro lado”.

La escalada de violencia armada en Artsaj y en la frontera oriental de Armenia (provincia de Gegharkunik) no hace más que dejar en claro que el único objetivo del régimen autócrata de Bakú es eliminar todo vestigio de existencia de los armenios en la región.

El pasado viernes 5 de agosto la Defensora de los Derechos Humanos de la República de Armenia, Kristiné Grigoryan señaló: “El diputado de la Legislatura de Azerbaiyán, Gudrat Hasanguliyev, hizo ayer una original confesión sobre la política del Estado de Azerbaiyán, dirigida a la limpieza étnica de la población de Nagorno-Karabaj”.

En concreto, el representante en el parlamento azerí consideró que “Armenia debería poner fin a sus ambiciones territoriales hacia Azerbaiyán y dejar de apoyar el sangriento separatismo de Karabaj”.

Y amenazó: “Hasta que esto se haga, no deberíamos reconocer su derecho (al pueblo de Nagorno-Karabaj) a vivir en paz“. Como se ve la política de agresión armada contra los armenios de Artsaj, y por añadidura, contra Armenia y su población, baja como discurso a la población desde las más altas esferas del poder político.

Diálogo de sordos

Realmente, es muy difícil que en estas condiciones pueda alcanzarse una paz duradera. La negociación de un tratado de paz, cualquiera fuere, debe partir del hecho de que todas las partes deben llevarse algo y ceder algo. Si una parte quiere todo y ese todo incluye la desaparición física de la otra parte, no hay mucho que hablar.

Los dichos de Hasanguliyev no son la excepción, sino más bien la regla. Sobran los ejemplos de odio hacia los armenios por parte de la dirigencia azerí y hasta el propio presidente Aliyev, que lleva adelante las conversaciones con el gobierno armenio para encaminar el proceso de paz junto a facilitadores como Rusia o la Unión Europea, es el encargado de alimentar la armenofobia entre la población de su país.

Esta vez el argumento para disparar armas de diverso calibre contra las posiciones de defensa armenias en Artsaj es el supuesto acuerdo para desalojar los pueblos de Berdzor y Aghavnó, linderos con el corredor de Lachín. Durante los ataques murieron dos soldados armenios y hubo otros 19 heridos con distintos niveles de gravedad, de los cuales dos ya recibieron el alta.

En esa lógica, el gobierno de Azerbaiyán tergiversa intencionalmente los acuerdos alcanzados hasta este momento para mostrar una supuesta falta de compromiso de Armenia con las negociaciones de paz. Pero la mentira azerí ya no convence a nadie.

“¿Qué siguen haciendo las unidades armadas armenias ilegales en el territorio reconocido internacionalmente de Azerbaiyán?” preguntó el diplomático azerbaiyano Nasimi Aghayev en Twitter. “Todos deberían haber sido retirados de acuerdo con la declaración (de alto el fuego). Armenia no lo hizo y tiene toda la responsabilidad por la tensión actual en la región”, señaló.

Esa demanda “no es legítima”, señaló por su parte, el secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, Armén Grigoryan.

Seguramente, Aghayev quiere que los armenios de Artsaj queden rodeados y sin armas para poder “cazarlos” más fácil. Raro que un diplomático no recuerde que el acuerdo de alto el fuego establece en el punto 8 la liberación de todos los prisioneros de guerra, cosa que Armenia hizo, pero Azerbaiyán no, pese a que ya pasaron 20 meses desde la firma de la Declaración Tripartita del 9 de noviembre de 2020.

Tensión en las colinas

Durante una reciente entrevista con la agencia de noticias Armenpress, Armén Grigoryan destacó que el punto 6 de la citada declaración define temas relacionados con la creación y operación del Corredor Lachín, que conecta Nagorno-Karabaj con Armenia.

“Con el acuerdo de las partes (la Federación Rusa, Armenia y Azerbaiyán), el plan para la construcción de una nueva ruta de tráfico a través del Corredor Lachín que conecta Armenia con Nagorno-Karabaj se decidirá dentro de los próximos tres años, con el redespliegue adicional del contingente ruso de mantenimiento de la paz para proteger esa ruta”, dice el documento.

“Durante este tiempo, por supuesto, se ha trabajado en esta dirección, pero hasta ahora no hay un plan acordado. En cualquier caso, Armenia no estuvo de acuerdo con ningún plan, por lo que la demanda de Azerbaiyán no es legítima”, explicó Grigoryan.

Al ser consultado acerca de una declaración anterior suya acerca de que Armenia está comenzando los trabajos de reconstrucción de la carretera Kornidzor-Tegh-M12, que se conectará con la nueva ruta del Corredor Lachin, el funcionario asintió.

“Sí, esa construcción ya comenzó, pero el comunicado tripartito menciona el plan para construir una nueva ruta. No existe tal plan acordado. La República de Armenia ya ha propuesto acordar y firmar el plan en formato tripartito y avanzar con el cronograma y la hoja de ruta acordados”, destacó.

Mientras tanto, la fuerza de paz desplegada por la Federación Rusa integrada por 2000 hombres e importante equipamiento militar, está en el terreno y ve lo que ocurre. “En la región de la altura de Saribaba (una colina sobre Berdzor), las fuerzas armadas de Azerbaiyán violaron el régimen de alto el fuego“, dijo el Ministerio de Defensa de Rusia.

El analista armenio Aleksandr Iskandaryan declaró a BBC Russia que “esta escalada en particular puede estar relacionada con dos cosas: primero, que Rusia ahora está ocupada en Ucrania y no tiene tiempo para Karabaj. Y Azerbaiyán está tratando de probar las líneas rojas aquí, hasta dónde puede llegar”.

La segunda es que “las negociaciones están en curso y Azerbaiyán está agregando varias formas de presión al proceso de negociación“, detalló.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

Compartir: