Alerta Diáspora: Convocatoria urgente a la acción frente al negacionismo

18 de abril de 2024

En estas líneas buscamos alertar sobre asuntos de enorme gravedad que se vienen sucediendo en el último tiempo, vinculados al reconocimiento del Genocidio Armenio.

La consigna del programa de Causa Armenia, desde hace unas cuántas décadas, consiste en Memoria, Verdad, Justicia y Reparación. Y en contraste con ello, como un hecho que marca un punto de inflexión en nuestra historia reciente, esta semana el Gobierno de Armenia comenzó a dar claras señales de renuncia al reclamo. En efecto, un diputado propuso “tener los nombres de todos los armenios sometidos a genocidio entre 1915-1923 y verificar dónde…” ; mientras que otro funcionario, que se encarga nada menos que de los asuntos de la Diáspora, (el Alto Comisionado de los Asuntos de la Diáspora Armenia) alentó la iniciativa y la catalogó como “…una realización mucho más científica y objetiva del debate…”. Como si el hecho se pusiera en duda. Como si existiera algún debate.

Por último, el Primer Ministro Pashinyan zanjó el asunto y se refirió al delito cometido por el estado turco como «Gran Tragedia», omitiendo el uso del término Genocidio como tipificación que corresponde según el derecho internacional.

La reproducción, por parte del Gobierno de la República de Armenia, del discurso negacionista que habitualmente sostiene la diplomacia turca debería ser causa de preocupación y alarma en toda la Diáspora, y tener el poder de convocar a una respuesta urgente y contundente.

A los incautos que vienen sosteniendo que la cuestión territorial no puede ser objeto de opinión de quienes no habitamos en Armenia les preguntamos: ¿qué debemos hacer ahora que vienen por nosotros?

El reclamo por el Genocidio Armenio es una cuestión esencial, que se encuentra en el centro mismo de la identidad armenia en las comunidades de Sudamérica y del mundo. Desde ya, la población de Armenia también lo experimenta del mismo modo y así lo expresa cada 24 de abril en multitudinarias marchas al Dzizernagapert.

En su visita a la Argentina de diciembre del año pasado, tuvimos oportunidad de preguntarle al Presidente de Armenia cuál era su posición frente al reclamo por el Genocidio Armenio. Aunque el ámbito era reducido, limitado únicamente a los representantes de las instituciones de la Argentina, visiblemente incómodo, el Presidente sostuvo que no podía haber debate al respecto y cerró la discusión.

Lamentablemente, en su reciente paso por la Argentina, el canciller de Armenia Mirzoyan también tuvo una agenda estrecha, circunscripta casi exclusivamente al ámbito diplomático. No tuvimos la oportunidad de reiterarle la pregunta. Tampoco lo pudimos hacer en Montevideo, donde nuestros compañeros siguieron por los medios un acto de apertura de embajada de la República de Armenia en el Uruguay; un acto que debió haber sido motivo de celebración colectiva, pero que quedó reservado para unos pocos invitados.

La distancia entre el Gobierno de Armenia y la Diáspora se acrecienta. Mientras que las visitas de los representantes de Armenia ya no son motivo de demostración de unidad con las comunidades de Sudamérica, las declaraciones en Ereván estremecen los corazones de generaciones de armenios que lucharon por el reconocimiento del Genocidio Armenio en sus respectivos países.

Se acerca el primer aniversario del Genocidio Armenio con la población de la República de Artsaj expulsada de su territorio. Es una fecha muy significativa, pero en lugar de plantear el derecho al retorno de los artsajíes, el gobierno de Armenia nos sumerge en discusiones guionadas por Ankara.

Ningún descendiente de víctimas del genocidio debería permitir si quiera, que se ponga en duda el número de armenios y armenias masacrados, secuestrados, apropiados y desaparecidos entre 1915 y 1923.

Hasta ahora, el negacionismo venía siendo una política únicamente implementada por Turquía y Azerbaiyán, y por este motivo nuestra militancia siempre estuvo dirigida a contrarrestar los esfuerzos que esos estados hacen para poner en duda la memoria del genocidio, tergiversando los hechos y relativizando sus alcances. Con este posicionamiento, ¿en qué lugar está poniéndose el Primer Ministro de Armenia plegándose a su discurso?

Se cruzó una línea roja y el Tashnagsutiún obrará en consecuencia. Porque primero fueron por Artsaj y ahora vienen por nosotros en la Diáspora. Lo que empezó en 1915 termina en el momento en que callemos el millón y medio de muertos.

Compatriotas, a no dudarlo, llegó la hora de actuar con decisión y sin titubeos: está en juego la esencia misma de nuestra identidad, afincada en la memoria y el reclamo de un genocidio que, negado con impunidad, se reiteró en Artsaj hace menos de un año.

Por eso, en cada rincón del mundo, y en Sudamérica en particular, frente a semejante provocación, debemos dar todos una respuesta que esté a la altura.

El tiempo de los incautos se terminó.

Es hora de pasar a la acción conjunta y colectiva.

Hagop Tabakian
Representante del Comité Central de la FRA Tashnagtsutiún de Sudamérica

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