Ante la nueva agresión de Azerbaiyán contra Artsaj

29 de septiembre de 2020
Melik Baghdasaryan / EFE.

La nueva agresión de Azerbaiyán a lo largo de la frontera de la República de Artsaj es la implementación de la decisión del gobierno de Ilham Aliyev de buscar una solución militar al conflicto, decisión que transmitió en reiteradas declaraciones públicas siendo la última su discurso en la 75º Asamblea General de la ONU. Lamentablemente, estas señales no han sido percibidas como alertas hacia una nueva aventura bélica potencialmente incendiaria para toda la región caucásica en la vecindad del ya convulsionado Medio Oriente. La codicia de los fabricantes de armas y especuladores del gran capital que a menudo reciben el apoyo de sus gobiernos ha sido más fuerte que la precaución de evitar otro foco de conflictividad cuya escalada podría desafiar cualquier pretensión de control.

Pero difícilmente podría Azerbaiyán aventurarse contra Armenia sin la activa participación de Turquía. En este último episodio en particular, Turquía actúa como el principal instigador de la conflictividad con la intención de encender otro foco y generar argumento de intervención tal como lo ha hecho en Siria, en Libia y en el Mediterráneo. Es bajo el auspicio directo de Turquía que islamistas que estuvo armando y apoyando en Siria fueron trasladados a Azerbaiyán para combatir contra los armenios. Al odio interétnico, el Estado negacionista del Genocidio Armenio le suma el fanatismo religioso en una campaña más amplia de aniquilación de los cristianos en Medio Oriente.

La agresión panturquista vuelve a 105 años del plan de exterminio de los armenios, griegos, asirios y otros cristianos de la región y el debut de la conspiración entre kemalistas y bolcheviques azerbaiyanos para la usurpación de los territorios armenios de Artsaj y Najicheván con el aval y apoyo de Stalin luego de la sovietización de Armenia. A esta agresión la pudimos resistir con la unidad de todo el pueblo armenio; una condición que ha determinado “todas las victorias en nuestra historia”, como lo dijo el ministro de Defensa de Armenia Davit Tonoyan en su mensaje a raíz de la ofensiva azerí. Es en este espíritu del pueblo unido que la FRA-Tashngatsutiún en Sudamérica apoya todas las iniciativas conjuntas de las comunidades armenias en Argentina, Uruguay y Brasil donde la diplomacia azerí y sus mercenarios cómplices locales despliegan una campaña de mentiras presentando al lado armenio como el agresor.

En su declaración del 27 de septiembre, el Buró de la FRA-Tashnagtsutiún llamo a todas las fuerzas armenias concentrarse en el apoyo a la República de Artsaj y la República de Armenia. Insta también a la comunidad internacional denunciar la agresión de Azerbaiyán para prevenir la desestabilización de toda la región. La dirigencia suprema del partido en Armenia ha empezado a enlistar voluntarios entre veteranos de la guerra de liberación de Artsaj y ciudadanos dispuestos en participar con las fuerzas armadas en la defensa de la patria. Ha convocado también a todos los partidos políticos en Armenia que hicieron pública una declaración conjunta comprometiéndose en estos momentos a dejar de lado todas las controversias en la política interna para dedicarse a la contención de la agresión azerí.

La envergadura de las operaciones militares lamentablemente no augura un episodio coyuntural; frente al enemigo histórico que no ha demostrado ninguna voluntad de paz, Armenia y Artsaj no tienen otra opción que prepararse para una larga guerra. Sepan que pueden contar con el absoluto apoyo de la diáspora; porque esta agresión es contra todos los armenios en Artsaj, en Armenia y en la diáspora.

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