Catolicós de la Gran Casa de Cilicia

Aram I urge a cada armenio convertirse en un soldado de la Nación

25 de agosto de 2016

Aram-I-mensajeAntilias, Líbano (News.am).- Aram I, Catolicós de la Gran Casa de Cilicia, dio un mensaje haciendo referencia a los recientes acontecimientos desarrollados en Ereván.

"Es con gran tristeza e indignación que vimos los últimos acontecimientos en Armenia. Considerando que es la primera ocasión después de esos tristes hechos de poder transmitir mi mensaje a nuestro pueblo, me gustaría compartir algunas de mis preocupaciones y también formular algunos recordatorios. En primer lugar, quisiera hacer hincapié en que la Diáspora no puede permanecer pasiva y convertida en una mera oyente y espectadora en relación a las cuestiones de interés y desafíos de Armenia y Artsaj. No. La Diáspora tiene voz y trabajo para llevar a cabo.

En vísperas al 25° aniversario de su Independencia, Armenia se enfrenta a serios desafíos, por lo tanto, es necesario que seamos prudentes, realistas y cuidadosos en considerar que nuestros problemas se han resuelto y dejar de ver la realidad de color de rosa y con enfoque poco realista.

Si la desintegración se convierte en un fenómeno habitual, la indignación del pueblo se acrecienta y la migración sigue ese mismo ritmo, los cimientos de la condición de Estado de Armenia pueden llegar a ser destruidos.

Cuidado, si la unidad interna de nuestro pueblo, que es la garante de la fortaleza de Armenia, Artsaj y todos los armenios, se debilita de a poco, si se pierde la confianza mutua entre el pueblo y sus autoridades, Armenia y su pueblo pueden enfrentarse a dificultades imprevisibles e insuperables.

El momento de la autocrítica consciente ha llegado y esta debe hacerse de una manera sincera y realista. Hoy es el momento de dar pasos concretos y efectivos, porque mañana puede llegar a ser tarde.

No tenemos el derecho de mantener a la gente atrapada en el lodo de la pobreza. En cualquier sociedad la crisis económica se convierte en fuente de toda clase de males.

No tenemos derecho de hacer de Armenia un país envuelto en las olas del desgobierno y la inseguridad: Armenia es un estado con su constitución y sus leyes.

No tenemos derecho a mantener posturas oscuras y ambiguas respecto la cuestión de Artsaj, que recuperó su independencia a costa de un enorme sacrificio. Esto puede poner en serio peligro la propia existencia de la Artsaj independiente.

Los cambios geopolíticos que tienen lugar en el Cáucaso y en Oriente Medio, y las nuevas estructuras de intereses que imponen unos estados a otros, pueden llegar a ser perjudiciales para Armenia y Artsaj. Esta realidad debe ser considerada y evaluada adecuadamente, adoptando posiciones relevantes que combinen nuestra diplomacia con el fuerte espíritu y la firme voluntad de nuestro pueblo.

Sí, nuestro pueblo tiene heridas y dolores, su diagnóstico debe ser realizado rápida y correctamente. Y en vez de limitarnos a la eliminación de los síntomas, debemos tener el valor y la sabiduría de sanar nuestras heridas y consolar nuestros dolores mediante el esfuerzo conjunto de Armenia y su Diáspora.

En consecuencia, queridos hermanos, hago un llamamiento a todos los hijos de nuestro pueblo a abstenerse de practicar cualquier tipo de violencia y polarización de fuerzas, independientemente de sus motivos. Es absolutamente inaceptable que se vierta la sangre de los armenios en las calles de Ereván. La sangre armenia sólo puede ser derramada en la santa misión de la defensa de Armenia y Artsaj.

Debemos mantenernos alejados de cualquier mentalidad divergente que enfrente a Armenia y a su Diáspora, o que lo haga entre las personas y las autoridades. Nosotros somos una Nación, con Armenia, Artsaj y la Diáspora. Somos un todo, con una historia común, y con un único presente y un futuro común a todos.

Es sólo con el pleno y profundo reconocimiento de nuestro compromiso que podemos fortalecer nuestra tierra natal. Armenia, Artsaj y las comunidades armenias están más allá de todo. Esto no debe convertirse en un simple enunciado, sino que debe ser el principio rector de la vida de cada armenio y toda la Nación armenia".

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