Armen Sarkissian: “Debemos emprender la construcción de un nuevo estado, la cuarta República de Armenia”

11 de enero de 2021

El presidente de Armenia, Armen Sarkissian, publicó un mensaje el 11 de enero en el que planteó su idea de que, para superar la crisis que dejó la guerra de Artsaj, se debía constituir una “cuarta República de Armenia”.

“La oportunidad de restaurar la condición de Estado armenio fue el sueño de nuestro pueblo durante los últimos siglos. Surgió no solo de la necesidad de tener un hogar nacional para preservar la propia cultura, identidad e historia, sino también del deseo de poder determinar nuestro propio destino. Esta había sido la misión de nuestros antepasados, que prácticamente hicieron lo imposible: en ausencia de la estadidad, sometidos a crueles y sangrientos juicios de la historia, preservaron la base, el sentido de ser armenios -Armenia- y enriquecieron aún más la civilización armenia”, comenzó Sarkissian.

De acuerdo con el Presidente, “la historia de las relaciones internacionales muestra que los países pequeños a menudo son víctimas de los intereses de las grandes potencias, como sucedió con la población armenia en el Imperio Otomano”, pero existen naciones que “lograron construir estados sistémicos de alta calidad” con la capacidad de “satisfacer las necesidades internas de sus ciudadanos y protegerlos de amenazas externas”. “Tales ejemplos existen y demuestran que mediante la política, la diplomacia y la gobernanza adecuadas, incluso las naciones que no poseen suficientes recursos naturales pueden comenzar como soldados pero ascender a reyes”.

Sarkissian afirmó que el pueblo armenio estaba experimentando “otro momento más de depresión psicológica nacional” luego de la guerra de Artsaj (Nagorno Karabaj). “Los fracasos actuales no son más que el resultado de problemas profundamente arraigados y sin resolver, que se han ido acumulando durante las últimas tres décadas”, afirmó el Presidente armenio, quien aseguró que todo el pueblo armenio se encontraba en esos momentos buscando puntos de apoyo o un “salvador”, sean personas o países, que pudieran “llevarnos en la dirección correcta que, en última instancia, conduzca a la prosperidad y la seguridad”. “En esta búsqueda frenética olvidamos por completo que este camino está justo frente a nuestros ojos y se llama República Independiente de Armenia”.

Más adelante, el Presidente enumeró una serie de problemas que tuvo la democracia armenia desde la declaración de la independencia a principios de los ’90. De acuerdo con el mandatario, no se construyó un “sistema eficaz de administración pública basado en la división real de responsabilidades entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial” ni se realizó un “inventario pan-armenio para comprender cuál es, por ejemplo, la base de recursos reales para elaborar modelos de desarrollo a largo plazo para la economía, la alta tecnología, el complejo militar e industrial, la ciencia, la educación y el cuidado de la salud”.

“En 1994 liberamos Artsaj, pero hasta el 27 de septiembre de 2020 no teníamos una visión clara del futuro político de Artsaj. Solo existían tácticas para prevenir una nueva guerra a través de la diplomacia, condenadas desde el principio. Durante veinte años, nuestro adversario afirmó que no permitiría un segundo Estado armenio en el Cáucaso, adquirió armas modernas, participó en un lobby internacional activo y estableció redes de influencia en todo el mundo con un propósito. ¿Para qué? La pregunta es retórica porque la respuesta es muy clara. Perdimos en el momento en que creíamos que la misión de regresar a Artsaj había terminado. No prestamos suficiente atención a las garantías reales del desarrollo y fortalecimiento de Artsaj: el crecimiento de la población (la población se mantuvo igual durante las últimas tres décadas) y la mejora del arte de la guerra, la renovación de armamento y el equipamiento. Nos relajamos y seguimos viviendo como si no hubieran desafíos o amenazas serias. Por supuesto, la victoria en la guerra de Artsaj se convirtió en una parte integral de nuestra identidad, y es obvio que la consecuencia más terrible hoy es la crisis de autopercepción”, dijo Sarkissian. El líder armenio aseguró que perdieron “la guerra de la información, tanto externa como internamente”. “En ese mundo imaginario, supuestamente teníamos un Estado organizado, una economía y ciencia modernas, un ejército fuerte, una sociedad democrática y una prensa libre, pero en realidad el panorama era completamente diferente. Solo habíamos logrado engañarnos a nosotros mismos y, por lo tanto, ya habíamos firmado la declaración de derrota”.

Luego señaló: “Hay una regla de oro en la política para todos los tiempos: nunca digas nunca. Sí, hoy hemos perdido en el campo de batalla y en el frente externo, por lo que el gobierno actual debe rendir cuentas. Sin embargo, nos esperan otros desafíos, tanto a nivel nacional como internacional. Para preservar nuestra condición de Estado y llevarla a un nivel fundamentalmente nuevo, debemos dejar nuestras emociones a un lado y comenzar el trabajo difícil y desagradable, pero esencial, en nosotros mismos, dándole la primera prioridad. Hoy, nosotros (y ante todo, el gobierno que se ha hecho responsable de sus propios ciudadanos y armenios del mundo) debemos reconocer la existencia de una profunda crisis política, económica, social y psicológica. Los ciudadanos tienen todo el derecho moral de exigir respuestas concretas, oportunas y significativas sobre la salida de la crisis a los miembros de la Asamblea Nacional elegidos por ellos, el gobierno y el Primer Ministro”.

El mandatario volvió a reclamar que se lleven adelante elecciones anticipadas y la conformación de “un gobierno de acuerdo nacional con la ayuda de la oficina de Presidencia, uno de poderes legítimos, equilibrados e imparciales” para lograr tres objetivos: “En primer lugar, la eliminación de las consecuencias inmediatas de la guerra: devolución de todos los prisioneros, rehenes y personas desplazadas, tratamiento y atención adecuados de los heridos, reparación de casas y apartamentos destruidos, provisión de condiciones de vida normales y alojamiento para las personas sin hogar. En segundo lugar, la creación e implementación de una hoja de ruta para sacar al país de la crisis política y económica. En tercer lugar, la reforma del marco normativo y legal que brinde las condiciones necesarias para las elecciones anticipadas en términos razonables, es decir, reformas al Código Electoral, la ley de partidos políticos y, por supuesto, la Constitución. Partiendo de esto, el gobierno debe estar compuesto por profesionales y expertos que se especialicen en áreas específicas”.

“Me gustaría repetir, no hay necesidad de buscar ‘salvadores de la nación’ o personalidades excepcionales. El país debe estar gobernado por instituciones, debe operar un sistema de frenos y contrapesos entre las ramas del poder. Todos los ciudadanos, sin excepción, deben respetar la ley y seguirla. De lo contrario, nos encontraremos en crisis permanentes”, agregó.

Luego, opinó que “la ‘Tercera República de Armenia’ es cosa del pasado, nos enfrentamos a una nueva realidad que nos obliga a ser muy sobrios, responsables y decididos. El descuido nacional, la desorganización, el desorden y la inconsistencia, las falsas agendas, ideas y enfoques que nos han acompañado en las últimas décadas deben ser arrojados a los archivos de la historia”.

“Luego del choque nacional provocado por la guerra y la etapa de transición obligatoria, debemos emprender la construcción de un nuevo estado, convencionalmente llamado ‘Cuarta República’ en este artículo. El cambio de poder en 2018 pudo haber sido el inicio de una nueva etapa en nuestra historia para la que hubo suficientes motivos para la unificación, entusiasmo y apoyo de los pueblos, pero se convirtió en el final de la etapa anterior, sin ofrecer una nueva ideología. La derrota en la última guerra fue la derrota de ese sistema, no de los soldados, el pueblo y la nación”, planteó Sarkissian.

“La ‘Cuarta República’ debe convertirse en la nueva base ideológica, conceptual y sustantiva de nuestro pueblo. El énfasis se pondrá en la calidad del Estado, que requiere una revisión radical del sistema de interrelaciones con nuestros compatriotas en todo el mundo. Las percepciones geopolíticas, la política, la economía, la seguridad, el complejo militar-industrial, la medicina, la ciencia y la educación son creadas por personas, y hoy en día tenemos una gran necesidad de los mejores especialistas”, remarcó.

Para ello, pidió eliminar las barreras entre Armenia y su diáspora: “No tenemos tiempo ni oportunidad para pensar mucho. Ha llegado el momento de acciones frías, rápidas y efectivas para crear un país moderno eficiente, disciplinado y organizado, basado en las nuevas tecnologías y el pensamiento, la Armenia del futuro, lista para enfrentar los desafíos del siglo XXI”.

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