La madre de todas las batalla

Bertzor - Shushí, arteria clave para el futuro de Artsaj

31 de octubre de 2020

Por estas horas las tropas turco-azeríes buscan quebrar la resistencia armenia en este punto neurálgico. Mantener esa posición de dominio concentra hoy todo el esfuerzo de las fuerzas de defensa de Artsaj.

En las últimas jornadas las tropas regulares e irregulares de la coalición conformada por Turquía y Azerbaiyán, junto a mercenarios y terroristas traídos de Siria y Libia, intentan llegar a la yugular de Artsaj.

Se trata de una franja de terreno de apenas 60 km, a lo largo de la autovía que une a la República de Armenia con la República de Artsaj (Nagorno Karabakh), el territorio históricamente armenio que defiende cada metro de terreno con todos los recursos militares a su alcance.

Es una suerte de cordón umbilical, por el cual llegan víveres, medicamentos, soldados, armamento y asistencia militar de toda índole, todo lo necesario en estos momentos decisivos para la supervivencia de la población de Artsaj.

Durante los primeros días de la guerra, a fines de septiembre, las fuerzas azerbaiyanas bombardearon por tierra y aire la ruta Vardenis – Martakert, inaugurada en septiembre de 2017.

Es un camino rápido de comunicación entre el este de Armenia al sur del lago Seván y todo el norte de Artsaj, con conexiones a Karvachar, Stepanakert y Martakert, una de las ciudades elegidas por los azeríes para sus feroces ataques.

El objetivo era cortar una de las dos vías de comunicación con la Madre Patria. La cercanía con la línea de contacto en la frontera norte generó grandes daños a la infraestructura vial, que rápidamente quedó “fuera de combate”, por el riesgo que implicaba para la llegada de soldados y suministros.

En una segunda fase, el objetivo militar de las fuerzas combinadas turco-azeríes fue abrir el frente sur, una llanura en la que les resultaba mucho más fácil el avance. Desde la guerra de 1991-94 se sabe que las características geográficas de esa región favorecen a quien ataca y complica la estrategia de quienes deben defender sus posiciones en el terreno.

Así, el avance de los azeríes en esa región fue muy rápido en las últimas semanas, no tanto por la facilidad para doblegar a la resistencia armenia sino por una decisión del Comando de Defensa de Artsaj de “esperar en las montañas, el terreno en los que los armenios son más fuertes”, según palabras del propio Artsrun Hovanissyan, vocero del Ministerio de Defensa de la República de Armenia.

Como fuera, lo cierto es que con varias ciudades del sur virtualmente en poder de los azeríes (Fuzuli, Jebrayil, Hadrut, Zengilan, Qobadli) la mesa de arena de los generales de Bakú, rápidamente puso en prioridad número uno atacar sobre dos posiciones clave: Shushí y Bertzor (Lachin).

La yugular

Entre la frontera de Armenia y Shushí hay apenas 45 km, y otros 14 km hasta llegar a Stepanakert. En total la ruta A317 es una arteria de 60 kilómetros, que en el marco de la guerra iniciada el pasado 27 de septiembre contra la República de Artsaj, Azerbaiyán está intentando cortar en puntos neurálgicos para "ahogar" a las fuerzas de defensa armenias.

Al cierre de esta edición, un comunicado del gobierno de Artsaj señalaba: "Hoy el enemigo estaba más activo en la dirección de Berdzor en el lado izquierdo de la línea del frente. Durante las hostilidades, el enemigo, que sufrió numerosas bajas, huyó presa del pánico".

Todo el aparato militar turco-azerí apunta a tomar Bertzor y Shushí. El propio presidente de Artsaj, Arayik Harutyunyan, resumió el pasado jueves la crítica situación que atravesaba Shushí, con fuerzas enemigas apenas a 5 o 7 km de la ciudad, afirmando que "el que controla Shushí, controla Artsaj".

En un largo hilo en Twitter, Zaur Shiriyev, investigador azerbaiyano del International Crisis Group (ICG), un think tank especializado en política internacional y conflictos armados en todo el mundo, dejó expuestos los objetivos y la estrategia de Azerbaiyán en relación a Artsaj.

En relación a cinco distritos que Armenia podría poner sobre la mesa según los Principios Básicos acordados en Madrid en 2007, Shiriyev señaló que “Azerbaiyán ya ha tomado la mayoría de los 4 distritos por la fuerza”.

El análisis del hilo deja más tela para cortar. “Uno de los objetivos del frente es tomar el control total de la región de Lachin y cerrar así el corredor entre Nagorno-Karabaj y Armenia”, explicó Shiriyev. Y agregó: “Azerbaiyán podría entonces detener cualquier ayuda militar / viaje desde Armenia a la zona de conflicto de NK”.

Sería el camino contrario al que transitaron las fuerzas armenias en 1992 cuando abrieron el corredor de Lachín, luego rebautizado como Bertzor, y cambiaron el curso de la guerra para siempre, un hecho que abonó el camino a la victoria en el campo de batalla, que forzó a Azerbaiyán a firmar el cese del fuego en mayo de 1994.

El premio mayor

En su análisis del conflicto en la red del pajarito, Shiriyev volvió a dar pistas sobre los próximos pasos de las fuerzas agresoras. “Aunque el presidente Aliyev habló recientemente sobre las operaciones militares de Azerbaiyán, diciendo que el trabajo del ejército estaría incompleto si no tomaban Shusha, que está dentro de la NKAO (Nagorno Karabagh Autonomus Oblast), no está claro si se trata de un objetivo militar o político”.

Según el experto, la ofensiva militar “indica que todavía es un objetivo, pero todos sabían que sería costoso”, e incluso explicó que antes de la guerra se aceptaba que “las actitudes de Azerbaiyán hacia cualquier futuro acuerdo de paz dependían en gran medida de la eficacia que ese acuerdo proporcionara para el regreso de los azerbaiyanos a Shusha”.

Pero consciente de la compleja situación, Shiriyev se sinceró: “La imposibilidad de regresar a Shusha se percibe como una prueba de que Azerbaiyán no puede asegurar una paz digna por medios pacíficos”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Reconoce que el enfoque actual para otorgar estatus a los armenios de Artsaj “se considera inaceptable” y dice al mismo tiempo que “ningún funcionario azerbaiyano ha ofrecido públicamente detalles sobre cómo funcionaría el autogobierno de NK bajo Azerbaiyán”. No obstante, apunta que “en entrevistas con ICG, varios discutieron modelos que implican una subordinación mínima a Bakú”.

Este es hoy un escenario bastante alejado de la realidad. Discutir cómo sería una eventual subordinación de los armenios de Artsaj a los mandatos de Azerbaiyán es como intentar vender la piel del oso antes de cazarlo.

Como fuera, la visión de Shushí como plaza clave a ser conquistada está fuera de discusión.

No es novedad, la primera guerra por la liberación de los territorios de la antigua República Autónoma de Nagorno Karabakh (NKAO) había transitado por un terreno similar. La gran diferencia es que ahora los armenios deben defender las ciudades y en aquel entonces necesitaban tomar los puestos para dar vuelta el curso de la guerra, cosa que se logró en la primavera (boreal) de 1992.

Para los azeríes, Shushí (o Shusha, como la denominan) apenas tiene una relevancia simbólica, considerada por el régimen de Bakú como centro cultural y recordada como capital del Khanato de Karabakh entre 1752 y 1822, durante el Imperio Safávida de los persas. Ni siquiera tuvo ese rol en la época soviética durante la vigencia del Oblast de Nagorno Karabakh.

Para los armenios, en cambio, la relevancia es estratégica y una cuestión de supervivencia. Emplazada a 1400 metros sobre el nivel del mar, se ubica a solo 14 kilómetros de Stepanakert, la capital de Artsaj, que a su vez está ubicada a una elevación de 800 metros sobre el nivel del mar.

Esta situación geográfica le dio una importancia estratégica a Shushí durante la guerra de 1991-94, dado que Stepanakert era bombardeada noche y día desde las alturas de la ciudad vecina. Sólo a partir del 9 de mayo de 1992, cuando un grupo comando armenio logró liberar Shushí, la guerra dio un giro a favor de los armenios.

La estrategia del general Arkady Ter Tadevosyan de atacar en simultáneo cuatro localidades cercanas a Shushí para obligar a dividir las fuerzas enemigas, fue efectiva. Permitió el ingreso del grupo comando a la ciudad, luego de bombardear la propia catedral Surp Gazanchetsóts donde los azeríes habían instalado su arsenal (Santa Bárbara) suponiendo que los armenios nunca atacarían su propia iglesia.

Esta acción fue combinada con la de un grupo de fedaíes muy entrenados en la lucha en la montaña, que escalando con cuerdas el acantilado de Shdr Dutz (hoy Kataró) atacó al enemigo por un lugar inesperado. Así fue la heroica liberación de Shushí, el corazón indomable de Artsaj.

Carlos Boyadjian
Periodista
coboyadjian@yahoo.com.ar

Compartir: