Breve catálogo de excentricidades armenias (anexo a nota anterior)

05 de septiembre de 2021

Un lector allegado me ha cuestionado la razón de haber afirmado en una nota anterior, que a los armenios “de excéntricos no nos gana nadie”. Sin entrar en discusiones bizantinas, me limito a transcribir una lista de motivos, no sin antes aclarar el concepto.

Según el Diccionario de Uso del Español de María Moliner, excéntrico-a “se dice de la persona que se comporta habitualmente de manera rara, así como de las cosas raras que hace. Sinónimo: extravagante”.

Así pues, sin hacer juicios de valor, he aquí algunas de las “cosas raras” o “extravagantes” que como pueblo hemos hecho –y seguimos haciendo- a lo largo de los siglos:

- Hayg Nahabed, primer “patriarca”: Dejar Babilonia en la rica y cálida Mesopotamia y dirigirse junto a su prole a un país inhóspito, sin mares, sin extensas llanuras, cubierto de nieve, montañas y piedras...

- “Gregorianos monofisitas”: Ser los primeros en adoptar el cristianismo como religión oficial en el año 301 pero separarse de todas las iglesias cristianas. No pertenecer ni al mundo ortodoxo, ni al católico ni al protestante. Tener dos “Papas” y dos “Vaticanos”. Exigir el celibato a una categoría de eclesiásticos y permitir que la otra se case.

- Crear un alfabeto en el siglo V d.C. sin letras latinas, griegas o persa-pahlavíes pero mantener hasta hoy dos gramáticas y dos ortografías distintas de la misma lengua.

- Declarar con certeza que en la batalla de Vartanants de hace 16 siglos el número de víctimas fue de 1.036 pero no terminar de saber con seguridad cuántas fueron en la guerra de Artsaj de 2020.

- Tener fama de campeones mundiales de ajedrez pero no entender de estrategia política a nivel gubernamental.

- Distinguirse individualmente como exitosos empresarios y comerciantes y al mismo tiempo ser ineptos en economía a nivel nacional, comunitario e institucional.

- Defender con ahínco el terruño y la “quintita” propia pero desentenderse de lo que sucede en la patria común.

- Librar una “guerra de botellas” en el Parlamento entre diputados oficialistas y opositores. Entregarse a disputas internas cuando el enemigo está no ya “ante portas” sino adentro.

- Invitar a fuerzas de seguridad vestidas de fagina militar al recinto del Parlamento para poner “orden en la sala” y sacar de los pelos a una diputada de las sesiones.

- Nombrar en plena sesión gubernamental a dos poblados armenios con su variante onomástica turco-azerí y anunciar que Turquía envía “señales positivas” sin decir cuáles son.

- Permitir que los únicos dos caminos que unen Armenia con el mundo exterior estén controlados y/o bajo la inminente amenaza del enemigo.

- Ser de los últimos países –junto a los africanos- en la lista de vacunación contra la pandemia.

- Y lo más reciente: Ofrecer uno de los símbolos histórico-culturales por excelencia, el templo helenístico de Garní y sus adyacencias, para una fiesta de boda...

El catálogo no pretende ser exhaustivo.

Ciertamente, de excéntricos no nos gana nadie.

Ricardo Yerganian

Exdirector del Diario ARMENIA

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