Carlos Luis Hassassian, un comprometido.
Hace unos años, no recuerdo cuántos, se presentó en mi domicilio un señor, era Carlos Hassassian. Como soy descendiente de armenios, comenzó hablándome de la colectividad, del Diario Armenia, he hizo revivir en mi el pasado, mi niñez, mis padres y mis abuelos, fue allí donde comenzamos a compartir distintos momentos de mi historia, me introdujo en la literatura armenia, el cine armenio, la historia armenia, sus héroes, hizo renacer en mi algo que creía se había perdido o borrado en el tiempo, y eso es la pertenencia, el pertenecer a nuestras raíces, el ser un “ian”.
Debo admitir que era un hombre que estaba lleno de proyectos constantemente, que era un defensor incansable de la Causa Armenia, que gozaba de ese ímpetu que lo llevaba a no claudicar nunca, ni ante nadie, y me permito decir una frase campechana “era seguidor como perro de sulki”. Debo decir, que la colectividad era su vida, que también encaramos algún que otro proyecto juntos y me quedó entre tantas cosas una pendiente a sugerencia de él; escribir sobre la historia de mi familia y sus vicisitudes al encarar una nueva vida en esta Argentina querida. Tengo un tío que tiene 89 años, y Carlos me decía hagamos un libro, hay que hacer una entrevista, bueno ese es mi objetivo por él.
Por otra parte tuve la experiencia de asistir a clases de armenio, confieso que no era un alumno ejemplar, pero realicé la experiencia.
En síntesis, Carlos era un hombre dedicado a la colectividad, su vida fue ella, su pasión radicaba en ella, en defender la Causa Armenia, en buscar y hacer revivir en aquellos descendientes de armenios el sentido de sus raíces y hacerlos participar de la colectividad, de su colectividad, vaya este pequeño homenaje para él y un hasta siempre para Carlos Luis Hassassian, que Dios le de la paz que merece.
Gracias Carlos.