Colegio Mekhitarista - Ari Dun: Otra mirada

08 de octubre de 2015

ari-dun-2La alumna Milagros Urtasún del Colegio Mekhitarista, participó del programa Ari Dun, junto a cinco compañeras, siendo ella la única que no es de origen armenio. Su desempeño en el estudio durante la secundaria, le permitió esta posibilidad. Dicha excepción fue gestionada por la Dirección del colegio en los últimos años y autorizada por el Ministerio de la diáspora.

Compartimos aquí su mirada, después de sus vivencias en Armenia.

Luego de haber estado cuatro días en un hotel con mis compañeras, había llegado el momento de conocer a las familias con las que íbamos a compartir las próximas semanas, la noche antes del “gran día” debo asumir que no pude dormir. Sin ser armenia y teniendo conocimientos básicos del idioma todo era nuevo para mí y no sabía que esperar; aún cuando era mi segundo viaje a Armenia. La última noche en el hotel trataba de imaginarme todos los escenarios con los que podría encontrarme en el viaje y que palabras tendría que utilizar.


ari-dun-1Al llegar al ministerio, nos esperaba una coordinadora que tenía una lista con nuestros nombres y destinos. Urtasun va a quedarse con la familia Hakobyan. Al escuchar esa frase no sabía qué hacer, tenía miedo y estaba llena de incertidumbres sin embargo, volverme a casa no era una opción. Me senté al lado de una chica de mi edad y una señora, su mama, al principio no hablamos, solamente nos mirábamos mientras que asignaban a mis compañeras con sus respectivas familias. Una vez que todo estaba organizado nos tuvimos que ir, nos despedimos de las únicas personas que conocíamos y con las que compartíamos la cultura, el idioma para empezar esta aventura.

En el camino a la casa, conocí mejor a Anna, mi mama armenia y Ani, mi hermana armenia con la que no podíamos dejar de emocionarnos ya que las dos escuchábamos la misma música, mirábamos las mismas series y hasta nos gustaba la misma comida. Ellas eran mi única “familia” en Armenia y aunque no compartiéramos la misma sangre ni los mismos orígenes, los lazos que creamos nunca los vamos a olvidar y para mi ellas siempre serán parte de mi familia.

Lo único que puedo decirles es GRACIAS por haberme aceptado en su pequeña familia y haberme tratado como una más. Siempre voy a acordarme del tiempo que pasábamos juntas, los gritos de Kikoz, el loro, a las tres de la mañana y las noches cantando música de los ´80. Me alegro profundamente de poder decir que yo nunca deje mi casa en este viaje, pase de mi hogar en Argentina a mi hogar en Armenia, nunca me sentí incomoda con ellas porque siempre estuve como en casa. Anna me cuido cuando estaba enferma como mi mama lo hubiera hecho y con Aní hablaba y compartía cosas como lo haría con una hermana.

ari-dun-4Una noche, subiendo las escaleras de Cascade para volver a casa, Ani me conto por que llamó así a su loro y es algo que me parece importante compartir:
“Es por una leyenda armenia. Había una vez un señor que tenía tres hijas y decidió un día mandar a la menor a buscar agua. Luego de varias horas la niña no volvía por lo que mando a la mayor. Lo mismo sucedió, esperaba y esperaba pero sus hijas no volvían. Finalmente, le dijo a la hija del medio que vaya y traiga a sus dos hermanas. Ya se había hecho de noche y el señor seguía solo en su casa esperando por el agua; ninguna de sus hijas había vuelto. Desesperado, fue a buscarlas y las encontró a las tres llorando al lado del pozo.

¿Qué ha pasado?-- preguntó

Padre, cuando vine al pozo no pude evitar imaginarme que tenía un hijo, pequeño de cabellos oscuros y ojos profundos a quien nombre Kikoz. – comenzó a explicar la menor de las hermanas – Sin embargo, un día Kikoz podría estar jugando por aquí y ¡caerse en el pozo! Imagina padre, mi pobre niño ha muerto y nunca más jugará. Al pensar esa horrible situación no pude evitar llorar.

Cuando vinimos le preguntamos por qué lloraba y nos conto la historia. ¡No pudimos evitar llorar al imaginarnos a nuestro sobrino muerto!, contestaron las hermanas.
Han estado todo el día llorando y preocupándose por algo que no ha pasado en vez de disfrutar el día soleado, contestó sabiamente el padre.
Parece una leyenda tonta o graciosa, me dijo Aní, pero es mucho más que eso. Vivimos todo el tiempo preocupándonos por lo que va a pasar en vez de disfrutar el día a día y yo no quiero vivir mi vida llorando por lo que podría pasar.”

Junto con esta enseñanza, Anna y Aní me han regalado muchísimas cosas que espero tener en cuenta siempre. No solo me abrieron las puertas de su hogar, me llevaron de un lado al otro, me regalaron cosas materiales sino también, me abrieron las puertas de su corazón y me permitieron conocerlas una cultura diferente y primordialmente a gente maravillosa.

Después de haber estado una semana con la familia, nos toco ir al campamento. Fue un momento difícil para mí porque yo quería quedarme en mi casa y compartir más momentos con mi mama y mí hermana. Igualmente, fui al campamento de cuatro días que compartimos con todos la camada de Arí Tun.

ari-dun-5Al convivir unos con otros, el campamento fue el momento en el que más se noto la diferencia cultural y cuando el resto se entero que no era armenia. Al principio pensaban que en realidad quería decir que no era armenia de Armenia pero que tenía descendencia y tenía que explicarles que no, que la familia de mi mama es italiana y la de mi papa es vasca a lo que me decían: Pero sabes un poco de armenio. ¿Estás segura que tu mamá no es armenia? ¿Y tú papa? ¿Tus abuelos no son armenios? Alguien en tu familia tiene que ser armenia. Bailas armenio bien, debes tener sangre armenia. ¿Cómo que no? Si tenés ojos armenios. Parecían en cierto punto no aceptar que no fuera armenia, no porque estaban en contra de que una no armenia este en el proyecto sino porque para ellos yo tenía las características de una persona armenia y conocía sobre la cultura armenia.

Creo que en este viaje, y luego de un debate que se presento en el campamento, todos los chicos que fuimos nos dimos cuenta que ser armenio no pasa solamente por el origen.

Uno puedo no ser armenio y sentirse armenio o viceversa, tu sangre no va a determinar quien sos, sino tus gustos, de que te sentís parte o no y lo que haces por la comunidad.

Este viaje tiene como objetivo conectarte con tus raíces, volver a tu madre patria y en mi caso, yo cree las raíces que biológicamente no existían, al volver deje a parte de mi familia en Armenia y, además, pude conocer a gente extraordinaria con la que me sigo comunicando.

Milagros Urtasún

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