Puntos de vista

Cuando la opinión tiene precio

28 de octubre de 2015

CorrupcionUn delito no es de izquierda ni de derecha, es un delito. Nos hemos acostumbrado a leer noticias con enumeraciones semejantes, donde el periodista se aleja del hecho irregular y pone el acento en el supuesto autor. Pero esta manera de informar muchas veces es intencionada porque se mezclan la profesión con la corruptela. Cuando en la nota se puedan encontrar segundas intenciones, el alerta sobreviene, en especial para el lector entrenado.

No es difícil encontrar por estos días informadores que van mutando su visión de un extremo a otro, ni tampoco aquellos que firman notas e investigaciones totalmente alejadas del sano propósito de informar con honestidad y ajustadas a sus conocimientos cabales.

Muchas veces los lectores toleran que un gobernante sea vituperado al límite si se encuentra en el arco político opuesto a sus ideas, pero jamás aceptarían tal cosa si coincidieran con la ideología del individuo. El periodista no debe tratar de quedar bien con nadie, sino de contar como mejor pueda la verdad de los sucesos.

En muchas oportunidades hemos hecho referencia a la política negacionista que encarnan tanto Turquía como Azerbaidján. Ambos países, que muchas veces se presentan como hermanos apelan a la política de la billetera para asociar voluntades de escribas de distintos medios de todo el mundo. Casi siempre disfrazan sus intenciones porque reclaman notas de color o de corte turístico. Sin embargo, la experiencia nos dice que detrás de la nota de marras, siempre hay una invitación de viaje o la entrega de costosos regalos.

"Tenemos ya no pocos exponentes de lo que es la ‘propaganda’ disfrazada de ‘periodismo’, como bien dice el analista Teun Van Dijk. Irresponsables ‘mercenarios de la información’ que no verifican lo que escriben y suelen vender notas periodísticas cual ‘productos de feria’ a quien pague mejor. Son personajes muy conocidos en el ambiente, ubicados en lugares de privilegio en los principales medios de información y desprovistos de todo escrúpulo a la hora de hacer ‘operaciones de prensa’”, dice en una nota publicada el Periódico Tribuna reflejando exactamente el escenario.

En determinadas ocasiones el periodista perteneciente a un medio con perfil político determinado como en nuestro caso, debe sincerarse con sus lectores y dejar en claro que su opinión refleja la línea de su medio. En este caso el lector no se verá defraudado porque conoce la identidad de la publicación y sabe de su perfil político. Pero en ningún caso podemos permitirnos disfrazar una ponencia para no incomodar a un tercero o al propio lector amigo.

Nuestra obligación es mostrar la realidad de las cosas -por su puesto desde nuestra propia óptica-, con oficio y responsabilidad, sin pensar en las probables consecuencias de nuestra información.

Alguna vez debimos enfrentar a algún disconforme con determinada nota o noticia. En ocasiones, las malas noticias enojan y producen reacciones, pero como lo dice el viejo dicho, la culpa no es del mensajero.

Nuestro compromiso con la comunidad es definitivo y nuestras páginas están abiertas a todos. ARMENIA cumplirá 85 años en 2016, uno de los motivos de esa longeva existencia es justamente la honestidad de sus columnas.

Jorge Rubén Kazandjian

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