Entrevista

Diana Kaprielian: “En el Coro Gomidás hay toda una historia de la comunidad”

26 de junio de 2016

gomidas-KaprielianProfesora y pianista, hija del cofundador del Coro Gomidás e integrante del mismo espacio coral desde hace sesenta años, Diana Kaprielian cuenta su relación con la música desde la cuna.

Gomidás Vartabed era un religioso compositor y cantante que, a lo largo de sus viajes, logró reunir más de tres mil canciones armenias, kurdas, persas y turcas. Su labor fue imprescindible para recuperar la música tradicional en muchos de los territorios en ese entonces dominados por el imperio otomano, pero también tendió los puentes necesarios entre el legado tradicional y la creación moderna. Los coros que dirigió tuvieron interesantes repercusiones en el París anterior a la I Guerra Mundial. El 24 de Abril de 1915 Gomidás, que era sacerdote de la iglesia armenia, fue arrestado durante un tiempo en Estambul, ciudad en la que residía. Durante la Alemania Nazi, además, pasó 15 días en un campo de concentración hasta ser devuelto a su ciudad. Después de eso no volvió a cantar.

Cuando el recordado “Padre de la Música Armenia” murió a los 66 años, en octubre de 1935, el coro argentino que se llamaba Spenderian pasó a llevar su nombre. El maestro Levón Vartabedian, junto a Mardirós Kaprielian, habían sido los fundadores de ese coro en 1929, un espacio que se propuso, tal como el músico armenio, perpetuar aquellos tesoros musicales desde una mirada fresca. Así, desde la diáspora en Buenos Aires, el coro se llenó rápidamente de jóvenes integrantes. Diana Kaprielian, hija de Mardirós, recuerda que su padre “tenía muy buena voz y conocía muy bien la liturgia armenia porque había sido monaguillo en Jerusalén. Cuando llegó a Buenos Aires, conoció a Levón en la iglesia San Gregorio e hicieron gran afinidad”.

Desde los 13 años, con algunas interrupciones, Diana acompaña al coro en el piano, pero desde la cuna respira música. “Cuando nací vinieron a verme todas las compañeras del coro de papá”, relata. Ese espacio coral era, sin dudas, su pequeña segunda familia que se empezaba a fusionar, en algún punto, con la propia que había logrado formar. Esa conexión estuvo en manos de Diana que a los 6 años empezó a estudiar música, a los 8 ingresó al Conservatorio Nacional de Música y a los 19 se recibió. “Ayudaba mucho a mi papá con el Gomidás. Recuerdo cuando copiaba en tinta china las antiguas partituras que él conseguía de misa o conciertos armenios”, cuenta.

Un día de 1955 la pianista del primer coro de la colectividad se enfermó y Levón, que sabía que Diana estaba estudiando, la propuso como reemplazo. A los 13 años, ella se calzó el vestido largo cosido por su madre y superó airosa el desafío. Hoy, con seis décadas en el coro, Diana asegura: “Gomidás siempre fue un espacio de reunión, encontrarse con pares, planificar acciones para la colectividad. Es algo muy colectivo, acá adentro hay toda una historia de la comunidad. Fue una de las primeras instituciones que logró reunir gente que asistiera porque realmente quería”.

La pianista armenia, que participó en diversos conciertos de cámara y se desarrolló musicalmente en sus épocas de estudiante, al casarse dejó su carrera. Se dedicó a criar a sus tres hijos y al tiempo comenzó a dictar algunas horas como docente en colegios armenios y no armenios. Incluso, en el Colegio Marie Manoogian formó el coro Nersés Shnorhalí que ya cumplió cuarenta años. Luego de formar su familia, cuando el coro comenzó a ser dirigido por Makruhí Eulmesekian, retomó su participación como acompañante en piano.

Siempre en forma voluntaria la hija de Mardirós Kaprielian, acompañó a muchos cantantes armenios y no armenios también. “Mi papá una vez me dijo: ‘La música está hecha para ser divulgada y la armenia tiene que ser la más difundida’”, recuerda quien coordinó el coro “Cien Voces para el Centenario” en el marco de los cien años del Genocidio Armenio. Diana se aferró con fuerza a ese legado y hoy le enseña aquellas canciones a su nieta Soledad.

Luciana Aghazarian

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