Dos palabras, un recuerdo

14 de mayo de 2019

Su introducción habitual era “Yergu josk”. “Dos palabras”, solía advertir al comenzar su alocución. Alumnos y docentes no disimulábamos nuestra sonrisa al escuchar el ya conocido “prólogo” a sus palabras, que ciertamente eran muchas más que dos…

Lo veíamos como una persona mayor, afable y distante a la vez. A finales de los ´60 y principios de los años ´70 seguía siendo el “Barón Dnorén”, nuestro director, quien nos arengaba con su mensaje patriótico en los actos escolares o ante la visita de destacadas personalidades armenias a nuestro Jrimian. Las maestras nos habían dicho que había sido uno de los protagonistas de la gesta independentista de 1918. Pero ¿cómo podíamos nosotros, alumnos del primario, llegar a valorar debidamente esa información? No llegábamos a darnos cuenta de que ante nuestros ojos teníamos a un testimonio histórico.

Eran otras épocas. El Jrimián había empezado a funcionar en su nueva sede unos años atrás. Era el “Djemarán” de Sudamérica. Contaba con un numeroso plantel de docentes de armenio provenientes del Líbano, de Siria, de Egipto, de Grecia y de Constantinopla. Y el “Dnorén”, al que no tuvimos como maestro pero que con su presencia y sus palabras nos inculcó el sentir armenio. ¡Cuán afortunados éramos y sencillamente no lo sabíamos! Es que no podíamos ser conscientes de que ese hombre que nos hablaba en tono sereno y pausado, había sido secretario del consejo de ministros de la República de Armenia durante el gobierno del primer ministro Alexander Jadisian. Que había sido testigo presencial de los acontecimientos políticos en ese período crucial de nuestra historia contemporánea. Uno de los partícipes de la declaración de la Armenia Unificada, el 28 de mayo de 1919.
Exiliado en Rumania, en 1947 es detenido por los soviéticos y condenado a prisión en la cárcel de Vladímir.

Años más tarde escribe sus “Memorias de un presidiario”, donde relata su triste experiencia y los años de sufrimiento junto a Karekín Nzdeh. Ya liberado del presidio político, en 1956 llega a Buenos Aires donde se reúne con su familia. Editorialista y director del diario Armenia durante varios años, a partir de 1963 asume la dirección de la sección armenia del Jrimian. Nueve años más tarde, su avanzada edad y su salud no le permiten continuar con sus funciones directivas.

En 1973 llega el momento del reconocimiento público con un acto emotivo en la sala colmada del Teatro San Martín. La comunidad honra las seis décadas de trayectoria del escritor, pensador político, educador y hombre público.

El comienzo del año escolar de 1976 lo marca el golpe de la última dictadura. Para nosotros, quinto año de la secundaria, es el año de nuestra graduación. Hubiera sido una experiencia única recibir el diploma de egresados de manos del “Dnorén” pero su muerte nos ganó de mano en mayo de ese año. Un modesto homenaje fue bautizar nuestro incipiente conjunto musical con su seudónimo literario, “Armén Seván”.

Aún hoy recuerdo sus palabras cuando nos insistía en la necesidad de que aprendiéramos bien el armenio. “Lav sovorek”, nos decía siempre. Y además, su irrenunciable fe en la futura Armenia independiente.

Esa “utopía” que entonces no podíamos concebir como algo real y tangible. La que él no llegó a vivir pero que nosotros tuvimos la suerte de verla hecha realidad…

Con la esperanza de dedicarle en un futuro el espacio merecido, que este breve recordatorio, a cuarenta y tres años de su fallecimiento, sea una ocasión para que todos los que pasamos por las aulas del Jrimian en su época, recordemos a nuestro “Barón” Hovannés Devedjian.

Recuerdo y homenaje. Simplemente, “Yergu josk” en su memoria.

Dr. Ricardo Yerganian
Exdirector del Diario ARMENIA
ryerganian@diarioarmenia.org.ar

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